De niña tenía frecuentes ataques de asma. Por la mañana, una vez calmada la crisis, me dejaban quedarme en la cama con libros y la radio como recompensa por haber pasado una noche jadeando.
Sintonizaba a intervalos regulares diferentes novelas radiofónicas, esos maravillosos seriales interminables que me invitaban a compartir aventuras con glamour.
Mi favorita, con diferencia, era Mi querida Sunday. La presentación decía algo como: «¿Puede una chica de un pueblo minero del Oeste ser feliz casada con el lord más rico y guapo de Inglaterra, lord Henry Brinthrop?».
Me enamoré perdidamente de lord Henry, y pensaba que Sunday y él eran una pareja perfecta. Sí, podía ser feliz. ¡Y quién no, por el amor de Dios!
Por esta razón, cuando decidí crear una nueva pareja de investigadores aficionados, pensé en lord Henry y Sunday y me pregunté: ¿Y si Henry fuera un ex presidente de Estados Unidos, inteligente, agradable, rico y guapo? ¿Y si Sunday fuese una joven congresista, deslumbrante y espabilada? Estos relatos son el resultado. Espero que los disfruten.
No habrían sido posibles sin la orientación, las ideas, el estímulo y la sabiduría de mi viejo editor Michael Korda y su socio, Chuck Adams. Otra vez, como siempre, gracias, chicos… os quiero. Muchísimas gracias a Gypsy da Silva, una correctora incomparable, la paciencia personificada.
Richard McGann, de Vanee Security de Washington D. C., ex agente del servicio secreto, ha sido un valioso experto para explicarme el tipo de protección que se les daría a un ex presidente y su mujer. El sargento Kevin J. Valentine del departamento de policía de Bernardsville, Nueva Jersey, respondió amablemente a todas mis preguntas sobre los procedimientos que se seguirían si de repente se encontrara a un niño aparentemente abandonado. Gracias, Dick y Kevin.
Por último, y como siempre, muchísimas gracias a mi familia y mis amigos, que me animan cuando me voy acercando al plazo de entrega y son comprensivos y pacientes con mí estrechez de miras mientras estoy inmersa en las historias que cuento. ¡Sois maravillosos!