El apartado de correos de Nueva York había sido alquilado a nombre de J. Graves. El pago se había realizado al contado. El encargado, un hombrecillo con cabello repeinado y traje cruzado, no recordaba a la persona que recogía la correspondencia.
—Esa casilla ha cambiado tres veces de nombre desde febrero —explicó a Moody—. Me pagan para clasificar el correo, no para hacer de relaciones públicas.
Moody sabía que ese tipo de correo era utilizado por compradores de literatura pornográfica y anunciantes de ventas fraudulentas, que no querían dejar constancia de una pista que condujera hasta ellos. Su siguiente llamada fue al «Citizen’s Bank» de Chicago. Cruzó los dedos para pedir suerte. En algunos bancos era posible poner dinero en efectivo delante del cajero y obtener a cambio un cheque al portador por la misma cantidad. Otros sólo libraban este cheque a personas con cuenta corriente en el establecimiento. Musitando una plegaria, marcó el número.
El jefe de la sucursal bancaria le dijo que la política del banco era que los cheques de caja se concedían sólo a personas con cuenta corriente o de ahorros en la misma entidad. «¡Bingo!», pensó Brendon. Entonces, el jefe, como era de esperar, le dijo que no podían dar información de sus clientes sin una orden judicial.
—Conseguiré esa orden, no se preocupe —dijo Moody al banquero.
Llamó a Sarah.
—Tengo un amigo de la Facultad con despacho en Chicago —dijo ella—. Le pediré que consiga la orden, tardará un par de semanas, pero al menos estaremos haciendo algo.
—No se entusiasme por lo que voy a decirle, Sarah, pero tengo una teoría. Karen Grant disponía del dinero necesario para contratar a Danny. Sabemos que Laurie, cuando era ella misma, apreciaba y confiaba en el profesor Grant. Supongamos que éste le dijera cosas que la asustaban y que luego él las comentara con su esposa.
—¿Se refiere a que Karen Grant creyera que había algo entre Allan y Laurie e intentara apartarla de él?
—Es la única explicación que encuentro, y puedo equivocarme. Pero le aseguro una cosa, Karen, es una farsante redomada.