A las seis de la mañana, mientras Lottie Schmidt se tomaba un café en la cocina, preocupadísima porque Gus se hubiera reunido con Kate Connelly a una hora tan intempestiva como las cuatro y media de la madrugada, llamaron a la puerta. Cuando abrió y vio al párroco y a un policía en el porche, estuvo a punto de desmayarse. Antes de que dijeran nada, ella ya sabía que Gus había muerto.
El resto del día lo pasó en una confusión en la que reinaba la incredulidad. Apenas era consciente de los vecinos que entraban y salían y de que había hablado con su hija Gretchen por teléfono.
¿Gretchen había dicho que viajaría desde Minneapolis ese mismo día o al siguiente? No lograba recordarlo. ¿Había advertido a Gretchen de que no mostrara fotos de su hermosa casa en Minnetonka? No estaba segura.
Lottie dejó el televisor encendido todo el día. Necesitaba ver las imágenes de la destrucción de la fábrica, necesitaba el consuelo de saber que Gus no había muerto quemado.
Charley Walters, director de la Funeraria Walters, se había encargado de los actos fúnebres de la mayoría de las personas de su congregación y le comentó que Gus siempre había querido que lo incineraran. Más tarde, ella recordó que había respondido a Charley algo así como: «Bueno, casi se incinera en ese incendio, pero por suerte eso no ocurrió».
Su vecina y amiga íntima Gertrude Peterson pasó a verla y la animó a tomar una taza de té y probar una magdalena. El té pudo beberlo, pero no quiso comer nada.
Sentada en la butaca junto a la chimenea del salón, su menudo cuerpo parecía aún más pequeño en aquella silla de respaldo alto y asiento ancho. Lottie se acurrucó bajo una manta. El policía le había dicho que Kate Connelly estaba gravemente herida. Lottie conocía a Kate desde que nació. Había llorado por las pequeñas huérfanas tras el accidente que habían sufrido sus padres.
—¡Oh, Dios! No importa lo que Kate haya hecho, haz que sobreviva —rezó—. Y perdona a Gus. Le dije que estaba cometiendo un error. Se lo advertí. ¡Oh, Dios!, por favor, apiádate de él. Era un buen hombre.