Kate estaba atrapada en un pozo. No había agua, pero ella sabía que era un pozo. Algo tiraba de su cuerpo hacia abajo, y tenía la cabeza separada del cuello. A ratos oía el murmullo de unas voces, algunas de ellas eran conocidas.
Mamá. Kate prestó atención. Mamá le dio un beso de despedida y le prometió que algún día ella también saldría a navegar de noche.
Papá le dio otro beso de despedida.
—Te quiero, pajarito mío.
¿Eso estaba ocurriendo? ¿O era un sueño?
La voz de Hannah:
—Aguanta, Kate. Te necesito.
La pesadilla. El camisón de flores y la carrera por el pasillo. Era muy importante recordar lo que había ocurrido. Casi lo logró. Durante un instante lo visualizó. Estaba segura de ello.
Pero todo volvió a oscurecerse.