Los jefes de bomberos Frank Ramsey y Nathan Klein estaban de servicio en sus despachos de Fort Totten, en el distrito de Queens, cuando recibieron la llamada de emergencia alertándoles sobre el incendio en el complejo Connelly, en Long Island City. Se movilizaron a toda prisa y al llegar allí se encontraron con dos brigadas de bomberos que ya estaban combatiendo las llamas. El hecho de que dos personas lograran salir del edificio tras la explosión les hizo pensar que quizá había más gente en la fábrica, aunque se tratara de una hora tan intempestiva. En ese momento no sabían si Gus Schmidt había conseguido arrastrarse y salir del lugar antes de morir. Cuando supieron que la única superviviente había sido trasladada al Hospital Manhattan Midtown, fueron allí cuanto antes, con la esperanza de poder hacerle unas preguntas. Pero Kate ya estaba en la UCI, y su hermana y el jefe de fábrica no tenían ni idea de por qué había ido al complejo.
Los jefes de bomberos habían regresado al lugar del incendio con el equipo especializado que siempre llevaban en el coche. Después de haber luchado contra el fuego durante horas, sus compañeros habían extinguido las llamas y había quedado claro que no había nadie más en ninguno de los edificios. La pared del fondo del museo fue lo primero que se derrumbó, pero para entonces los bomberos ya habían abandonado el lugar de la explosión.
Ramsey y Klein, con las gruesas botas que los protegían de los restos calcinados, registraron el complejo industrial de forma metódica en busca del origen del incendio.
El primer testigo ocular, un vigilante de un almacén situado en los alrededores, se acercó apenas oyó la explosión y comprobó que las llamas procedían del museo. El hecho de que la pared del fondo se hubiera desplomado fue la segunda pista de que el fuego había empezado en esa parte del complejo.
Lo siguiente sería buscar las causas de la explosión, sin descartar la posibilidad de que hubiera sido intencionada.
A las once de la mañana del jueves, Ramsey y Klein descubrieron que un conducto del gas estaba medio desenroscado y que la fuga había tenido lugar en el museo. La pared que se había derrumbado estaba cubierta por los restos calcinados del tubo de gas. Los dos veteranos no necesitaron buscar nada más. El fuego era de naturaleza incendiaria y había sido provocado.
Antes de que ellos finalizaran el informe, Jack Worth, el jefe de fábrica, llegó al lugar de los hechos.