Veinte minutos después de que Ted Cartwright saliera del despacho de Jeff MacKingsley, Jeff invitó a Dru Perry a entrar para hablar con ella.
—Le prometí que tendría su historia —le dijo—, y esto es solo el principio. Acabamos de arrestar a Ted Cartwright por robo en la casa de Zach Willet.
A pesar de su experiencia como periodista, Dru Perry se quedó boquiabierta.
—Esperamos poder presentar nuevos cargos contra él en los próximos días —siguió diciendo Jeff—. Cargos relacionados con las muertes de Will Barton y Zach Willet. Y es posible que haya más, dependiendo de los resultados de nuestras investigaciones.
—¡Will Barton! —Exclamó Dru—. ¿Ted Cartwright mató al padre de Liza Barton?
—Tenemos pruebas que lo demuestran, y aquella noche fue a la casa de Old Mill Lane para matar a su mujer, Audrey Barton, que se había distanciado de él. Liza, la pobre niña, solo estaba tratando de proteger a su madre. Durante veinticuatro años, Liza Barton, ahora Celia Nolan, ha vivido atormentada no solo por la pérdida de su madre, sino por la opinión generalizada de que ella les disparó a ella y a Ted expresamente porque no aceptaba su relación.
Jeff se restregó los ojos con aire cansado.
—En los próximos dos días tendremos más detalles, Dru, pero creo que con lo que le acabo de contar ya tiene para empezar.
—Llevo mucho tiempo en esta profesión, Jeff —dijo Dru—, pero esto es increíble. Menos mal que esa pobre mujer tiene un marido que la quiere y un hijo maravilloso. Seguramente eso es lo que la ha ayudado a seguir adelante.
—Sí —replicó Jeff con tiento—. Tiene un hijo estupendo, y estoy seguro de que la ayudará a superar todo esto.
—¿Está tratando de decirme algo? No ha mencionado a su marido amantísimo.
—No, no le he mencionado —dijo Jeff algo pausado—. Por el momento no puedo decirle más, pero eso podría cambiar dentro de muy poco.