Capítulo 99

Nueva York, 11 de febrero de 1916

Nunca se habían encontrado tan desorientados. Sin duda, la capilla de San Pablo era la clave, pero no sabían interpretar el mensaje que la iglesia les transmitía. El obelisco y el Ojo que Todo lo Ve eran símbolos masónicos. La forma de la capilla y algunos de los artistas que la habían embellecido eran masones, y la familia Roosevelt había tenido una relación especial con la capilla, aunque no supieran de qué se trataba.

—Esta noche entraremos en la capilla, de una manera o de otra. Lo que estamos buscando se encuentra allí —dijo Hércules.

—Es inútil, ¿por dónde podemos empezar? —dijo Lincoln.

—Yo creo que debemos intentar examinar detenidamente el púlpito y el altar, puede que eso nos de alguna pista —dijo Alicia.

—Pero ¿cómo entraremos? ¿No querrá forzar la puerta? —preguntó Lincoln.

—No, nos esconderemos después del último sermón y esperaremos a que se marchen todos —dijo Hércules.

—¿Pasaremos toda la noche en la capilla? —preguntó Lincoln.

—¿Tiene algo mejor que hacer? —dijo Hércules frunciendo el ceño.

Alicia puso un brazo sobre el hombro de Lincoln, desde su llegada a Estados Unidos no habían estado ni un instante a solas.

—¿Por qué no me enseñas la ciudad? Quedan varias horas para que anochezca —dijo Alicia.

—Me parece una idea estupenda —dijo Hércules— yo estaré en la biblioteca de la ciudad, puede que allí descubra algo interesante.

—Pero ¿cómo vamos a dejarle solo?

—Ya soy mayorcito —dijo Hércules—. No se preocupen por mí.

Alicia tomó del brazo a Lincoln y salieron del hall del hotel. Allí nadie parecía prestarles atención. Si algo bueno tenía Nueva York era que era indiferente a cualquier estrato social, racial o religioso. Caminaron un par de manzanas y entraron en un inmenso parque.