Capítulo 87

Washington, 9 de febrero de 1916

Los dos hombres entraron en el hospital y se dirigieron a uno de los vestuarios, se pusieron un par de batas blancas y subieron por las escaleras hasta la segunda planta. Caminaron por el pasillo hasta la puerta de la habitación. A pesar de las batas blancas, su aspecto no tenía nada que ver con los médicos que cruzaban los pasillos a todas horas, pero cuando el policía levantó la vista apenas tuvo tiempo de reaccionar. Dos grandes puñales le atravesaron el corazón. Los dos hombres lo cogieron en volandas y lo metieron a la habitación, lo dejaron sobre el suelo y se dirigieron directamente hacia la chica.

Margaret dormía plácidamente. Los hombres se acercaron hasta ella y sin mediar palabra la apuñalaron sin piedad. La chica no llegó a despertarse. Las sabanas se riñeron de rojo y un fuerte olor a sangre inundó la habitación. Los dos hombres se quitaron las batas y las arrojaron al suelo. Después uno comprobó que la chica estaba muerta y se dirigieron a la salida sin prisa.

En unos minutos habían abandonado el edificio sin que nadie se hubiera percatado de su presencia. El trabajo ya estaba hecho.