Capítulo 54

Alexandria, 5 de febrero de 1916

El café era muy acogedor. Después de la copiosa comida, tomar un café o un té era la mejor forma de continuar con la conversación del museo. Durante la comida apenas habían hablado de la investigación, como si todos necesitaran un respiro antes de enfrentarse de nuevo a los misterios que les rodeaban.

—Entonces, ¿cuál es el contenido de ese libro? —preguntó Hércules.

—Es un libro curioso, se lo digo yo que me dedico a escribir. Al principio me pareció un libro de viajes, una crónica sobre una expedición desde Escocia a las colonias, pero a medida que avanzaba comprendí que había algo más.

—¿Algo más? —preguntó Lincoln.

—Sí, una especie de misterio dentro de la narración. El autor no da muchas pistas sobre el lugar en el que depositaron el tesoro, pero creo que usa ciertas expresiones para facilitar señales que nos lleven hasta él —dijo Jack London.

—Creo que me he perdido —comentó Alicia.

—Es muy sencillo, pasa en muchos libros. Los que se acercan a un texto sin conocer los misterios y las palabras claves, lo hacen a un nivel más superficial, como si simplemente leyeran una historia.

—¿Cómo en la Biblia? —preguntó Lincoln.

—Algo parecido, muchos se acercan a la Biblia como un libro de historia o de leyendas, eso es lo que buscan y eso es lo que encuentran, pero los que se acercan con fe ven algo muy distinto —dijo Jack.

—Entonces, si leemos el libro con la mente de un miembro de la orden, podremos desentrañar sus misterios —dijo Hércules.

—Exacto.

—Pero ¿cómo podemos hacer algo así? —preguntó Alicia.

—Bueno, yo llevo casi dos años investigando a los templarios, sus símbolos y ritos, muchas cosas fueron destruidas, pero otras, en cambio, son conocidas —comentó Jack.

—Nosotros hemos leído parte del diario del senador, en él describe como se fundó la orden y por qué se destruyó, pero no entra en detalles —dijo Hércules.

El tío de Lincoln arqueó una ceja y comenzó a hablar.

—Si me permiten.

Todos le miraron.

—No soy un experto en templarios, pero tal vez podría ayudarles con respecto a la orden implantada en Norteamérica, de eso sí conozco un poco.

—¿La historia de los templarios en América? —preguntó Alicia.

—Sí, llevan varios siglos aquí y algunos piensan que su poder se extiende cada vez más, aunque claro, han tenido diferentes nombres durante todos estos años.

Todos le miraron sorprendidos.

—¿Diferentes nombres? —preguntó Alicia.

—Sí, el Rito Escocés es uno de sus herederos más claros —dijo el tío de Lincoln.

—No sabía que en la masonería hubiera distintos ritos, creía que todos creían lo mismo —dijo Alicia.

—No, hay diferencias notables en los grados, las ceremonias y los ritos —comentó Jack London.

—En el diario del senador hablaba de esto, de que el Rito Escocés tiene influencia templaría —dijo Hércules.

—Yo diría que mucho más que influencia.