Capítulo 31

Mobile, 2 de febrero de 1916

Fragmento del diario del senador Phillips.

Cuando tuve noticia por primera vez de la llegada de los templarios a América y las leyendas que había a su alrededor me pareció un cuento de hadas, pero a medida que he ido profundizando en su historia y en los últimos días de su fabuloso imperio comercial, me doy cuenta de que su desaparición es casi tan misteriosa como lo fue su nacimiento.

En el siglo XII, Europa se hallaba sometida a la amenaza de los musulmanes y a profundas guerras internas. El Imperio bizantino cada día estaba más debilitado y los musulmanes aprovechaban su debilidad para extenderse por Oriente. La caída de Jerusalén en el 1099 fue el punto de inflexión. Alejo I, emperador de Bizancio, pidió ayuda al papa Urbano I y este respondió organizando la Primera Cruzada. Los cristianos de toda condición respondieron al llamamiento y en poco tiempo se había recuperado la Ciudad Santa y alguna de las plazas fuertes de Palestina.

El esfuerzo militar no podía ser continuo. Los reinos cristianos no eran muy ricos y la población tampoco podía suplir las bajas que una guerra constante producía, por ello surgieron varias órdenes de caballería, cuya función era proteger a los peregrinos y los lugares santos. Una de las más importantes y poderosas sería la Orden de los Pobres Caballeros de Cristo del templo del Rey Salomón.

Los primeros caballeros templarios fueron franceses. Uno de sus precursores fue Hugo de Payens, que unió a varios familiares, entre ellos Godofredo de Saint-Omery, quien fundó la orden.

La idea original era formar un grupo de monjes guerreros que dedicaran sus vidas a proteger los Santos Lugares. El rey de Jerusalén vio en la orden una oportunidad para reforzar sus menguadas tropas. El rey le concedió como sede de la orden uno de los lugares más simbólicos, la mezquita de Al Aqsa, construida sobre las antiguas ruinas del templo de Salomón. La orden tomó el nombre del templo del Rey Salomón.

Unos años más tarde, en el Concilio de Troyes, el grupo fue reconocido oficialmente. Uno de sus defensores fue Bernardo de Claraval. He investigado sobre esta figura y he encontrado algunas cosas curiosas. Bernardo fue un abad francés tras cuyo impulso nació la Reforma cisterciense, una de las más importantes de la historia de la Iglesia. La Iglesia estaba dividida tras la muerte del papa Honorio II. Tras resolver la división, Bernardo fue nombrado predicador de la Segunda Cruzada.

La Orden de los Caballeros del Temple comenzó a enriquecerse rápidamente gracias a las donaciones de reyes y nobles. Todos querían apoyar a los templarios. La bula del papa, además, les otorgó numerosos privilegios. Los caballeros podían circular libremente por los territorios de la cristiandad, no tenían que pagar impuestos y no estaban sujetos a autoridad ninguna. La orden se extendió rápidamente por toda Europa, abriendo sedes en Francia, Inglaterra, España, Portugal y Escocia.

Al principio los templarios fueron una fuerza militar de élite, pero muy pronto se convirtieron en intermediarios de transacciones comerciales y más tarde en banqueros, un oficio que estaba prohibido a los cristianos al considerarse usura. Los templarios construyeron un novedoso sistema de cartas de crédito que permitía el movimiento de capitales sin el riesgo del robo o la pérdida. Esto les convirtió en inmensamente ricos a pesar de sus votos de pobreza, pero también sería la principal causa de su desgracia. La pérdida de Jerusalén y progresivamente del resto de territorios de Tierra Santa hizo que muchos dudaran de la utilidad de este tipo de órdenes. En el siglo XIV sus numerosos enemigos les acusaron de todo tipo de herejías, muchos de ellos con el único fin de apoderarse de sus fabulosas riquezas. Al final el papa Benedicto XI, aliado del rey de Francia Felipe IV, permitió la detención y disolución de la orden en 1304.