Capítulo 27

Nueva Orleans, 1 de febrero de 1916

Decidieron sacrificar todo su equipaje, ya encontraría alguna manera de recuperarlo. Lincoln logró encontrar un traje de camarero, Alicia uno de cocinera y Hércules, de marinero. Para no levantar sospechas tenían que salir del barco a intervalos de media hora. Primero lo haría Alicia, al ser mujer sería la que menos sospechas levantara, después Lincoln y por último Hércules.

La mujer llevaba ocultos en su amplio traje los diarios y las figuras del senador, el vestido pesaba mucho y caminaba con dificultad. Cuando pasó delante del policía le sonrió y siguió su camino. La pasarela era muy larga y al final había otros dos policías.

—Señorita, ¿adónde se dirige? —preguntó uno de los policías.

—No le entiendo bien —dijo Alicia exagerando un acento cubano.

—¿No es norteamericana? —preguntó el policía.

—No, soy cubana.

—Parece norteamericana, con pelo pelirrojo y las pecas —dijo el policía.

—En Cuba también hay pelirrojos —dijo Alicia sonriendo.

—Pase —dijo el policía.

Alicia esperó en uno de los cafés del puerto a que Lincoln intentara bajar del barco. En caso de que tuvieran que huir por separado, habían acordado reunirse en Mobile, una de las ciudades de la costa.

Lincoln salió sin problema del barco, pero todavía quedaba Hércules.

El español descendió del barco decidido. Pasó el primer control, pero los policías del segundo control le frenaron.

—¿Adónde va?

—A beber algo, llevo varias semanas sin bajar de este cascarón.

—Los marineros no pueden beber alcohol en la ciudad —dijo uno de los policías.

—Está bien, pues beberé limonada —bromeó Hércules.

—Por favor, ¿puede darme su documentación?

—Está en mi camarote, no pensé que para tomar una copa tuviera que traer mis papeles.

—Será mejor que regrese con uno de nosotros al barco y nos enseñe sus papeles —dijo uno de los policías.

—Naturalmente —dijo Hércules dando media vuelta, pero cuando uno de los policías comenzó a seguirle le empujó con fuerza y este rodó hasta caer sobre su compañero. Hércules saltó sobre ellos y comenzó a correr. Los dos policías se levantaron y comenzaron a perseguirle.

Lincoln y Alicia observaron la escena desde el café. Se levantaron y se dirigieron rápidamente a la calle. Tenían que buscar un transporte para dirigirse a Mobile. El tiempo apremiaba y estaban seguros de que Hércules sabría llegar por sus propios medios a la ciudad.