Mar Caribe, 31 de enero de 1916
Cuando Hércules y Lincoln tuvieron en sus manos las cosas que el senador Phillips había depositado en la caja fuerte, experimentaron una extraña sensación de pudor, como si estuvieran descubriendo los secretos de la víctima. Guardaron todo en una bolsa y lo trasladaron a su camarote. Mientras Lincoln iba a buscar a Alicia, Hércules comenzó a leer el diario del senador.
Las primeras entradas del diario eran bastante rutinarias y hablaban de sesiones, comidas y reuniones en el Senado, pero la cosa cambiaba a partir de la página cincuenta.
La primera referencia importante era la compra de un libro en una librería de la capital federal. El libro era una biografía de James Oglethorpe. El tal Oglethorpe era un general británico que al parecer había fundado la colonia de Georgia, pero lo más curioso del personaje, según destacaba el diario, era que el general había tenido una vida de lo más asombrosa. Oglethorpe se había alistado muy joven en el ejército del príncipe Eugenio de Saboya y había luchado contra los turcos en la guerra de 1716. Allí debió iniciarse en la masonería y se integró en una logia. Tras su regreso a Inglaterra, propició la creación de una nueva colonia en América, entre Carolina del Sur y Florida, en la que pudieran refugiarse los protestantes perseguidos en Europa. Fundó la ciudad de Savannah.
El rey les entregó una autorización para fundar la colonia el 9 de junio de 1732. A la colonia comenzaron a llegar presos ingleses encarcelados por sus deudas, protestantes y un gran número de escoceses. La colonia permitía la llegada de personas de todas las religiones, por lo que un gran número de católicos ingleses y escoceses emigraron a Georgia.
Uno de los datos que el senador destacaba en el diario era la fundación de la Logia de Salomón n.º 1. Oglethorpe prohibió la esclavitud en su colonia. Al parecer, Oglethorpe regresó a Inglaterra justo en el momento que la rebelión jacobita tomaba cuerpo. Se le ordenó que se pusiera al frente de un ejército que partió para Escocia,
pero a pesar de derrotar a los jacobitas, se le acusó de dejarlos escapar. Cuando las colonias se rebelaron, el general estuvo del lado británico, pero no disimuló su admiración por los norteamericanos y su amistad con algunos de los padres fundadores.
El senador resaltaba el nombre dado a su logia: Salomón. También parecía darle importancia a los Estuardo y a la causa jacobita.
Al parecer, los colonos norteamericanos habían pedido a Carlos, el candidato al trono jacobita, que se convirtiera en rey de las colonias. En el diario había dos referencias: una a los «documentos Dartmouth», en los que se guardaba una copia de esta petición: al parecer, dicha carta se encontraba en Inglaterra; y la segunda referencia eran algunas cartas que se conservaban en la Biblioteca del Congreso en Hércules miró el reloj: habían pasado dos horas y no había sacado mucho en claro. Washington. Oglethorpe había participado en una conspiración para restaurar a los Estuardo, pero algo había salido mal y el candidato se había quedado al margen.
Se asomó por el ojo de buey del camarote. El sol estaba ocultándose por el horizonte. Eran casi las nueve y no sabía nada de Lincoln y Alicia. Guardó el diario en el bolsillo y cogió la bolsa antes de dirigirse a cubierta. No podía fiarse de nadie. Justo cuando llegó al final del pasillo, un ruido fuerte le alertó. Algo sucedía en cubierta. Comenzó a correr y en un par de minutos estuvo fuera. Vio a dos figuras forcejear con un hombre. Sacó su revólver y se dirigió hacia el grupo.
—¡Alto! —gritó con la pistola en la mano. Los hombres se dieron la vuelta y pudo ver la cara de su víctima; era Lincoln, y tenía el rostro cubierto de sangre.