10:05 HYUMA

—¡Maldita sea! —exclamó Dick Shenk—. ¿Tengo un agujero del tamaño de Afganistán en el programa y tú me vienes con un reportaje sobre piezas defectuosas? ¿Con el peligro amarillo como piloto? ¿Es así, Jennifer? Porque no saldré bien parado de esta historia. Me hundirán. Y no quiero ser el Pat Buchanan de la televisión. Y una mierda.

—Dick —dijo ella—. No lo plantearemos así, sino como una tragedia familiar. El piloto quiere a su hijo y…

—¡No me sirve! —quitó Shenk—. Ese tipo es chino. No puedo ni rozar esa historia.

—El muchacho mató a cuatro personas e hirió a cincuenta y seis…

—Eso no cambia nada. Me has decepcionado mucho, Jennifer —dijo—. Mucho, mucho. ¿Entiendes lo que significa esto? Significa que tendré que emitir el reportaje de la liga juvenil de los tullidos.

—Dick —dijo ella—, yo no provoqué el accidente. Me limito a dar la noticia…

—Un momento. ¿Se trata de una táctica nueva? No me vengas con puñetas.

—Dick, yo…

—La única noticia que me has dado es la de tu propia ineptitud —dijo Shenk—. La has fastidiado, Jennifer. Tenías una noticia de última hora, una historia que me gustaba sobre un producto americano de mala calidad. Y dos días después me vienes con un montón de mierda sobre un chalado. El problema no es el avión, sino el piloto. Y unas piezas defectuosas.

—Dick…

—Te advertí que no quería un reportaje sobre piezas. La has cagado, Jennifer. Hablaremos el lunes.

Y colgó el auricular.