16:55 HFUERA DEL EDIFICIO 64

—Hasta el momento ninguna fábrica de aviones había permitido que la televisión filmara una prueba de vuelo. Pero tan importante es esta prueba para el futuro de Norton Aircraft, tan seguros están sus directivos de los resultados, que han accedido a que nuestro equipo filme la prueba. Así que hoy, por primera vez en la historia de la televisión, emitiremos imágenes reales de una prueba de vuelo, concretamente, las del avión de TransPacific accidentado, un N-22 de la compañía Norton. Los críticos dicen que es una trampa mortal. La compañía afirma que es seguro. La prueba de vuelo demostrará quién tiene razón.

Reardon hizo una pausa.

—Listo —dijo Jennifer.

—¿Necesitas un comentario para mañana?

—Sí —respondió Jennifer.

—¿Dónde se hará la prueba?

—En Yuma.

—Bien —dijo Marty.

De pie bajo el sol de la tarde, delante del edificio 64, miró a sus pies y dijo en voz baja y segura:

—Nos encontramos en la zona de pruebas de la compañía Norton, en Yuma, Arizona. Son las cinco de la mañana y el equipo de Norton ultima los preparativos para el despegue del N-22 de TransPacific. —Miró hacia arriba—. ¿A qué hora amanece en Yuma?

—Ni idea —dijo Jennifer—. Cubre todas las posibilidades.

—De acuerdo —dijo Reardon. Volvió a mirarse los pies y recitó—: En la tenue claridad de los minutos previos al amanecer, la tensión aumenta. En la oscuridad que precede al amanecer, la tensión aumenta. Mientras despuntan las primeras luces del amanecer, la tensión aumenta.

—Con eso bastará —dijo Jennifer.

—¿Cómo quieres que termine? —preguntó.

—Tendrás que cubrir los dos resultados posibles, Marty.

—¿Ganamos, o no?

—Cubre las dos posibilidades para asegurarnos.

Reardon volvió a mirarse los pies.

—Mientras el avión aterriza, la tripulación está radiante. Vemos caras felices a nuestro alrededor. El vuelo ha sido un éxito. Norton ha demostrado que tenía razón. Al menos por el momento. —Hizo una pausa y respiró hondo—. Mientras el avión aterriza, la tripulación permanece en silencio. La compañía Norton ha sido derrotada. No han conseguido acallar la feroz polémica sobre la seguridad del N-22. —Alzó la vista—. ¿Suficiente?

—Será mejor que digas lo de la polémica en cámara. Cerraremos con esa frase.

—Buena idea.

Marty siempre consideraba que era una buena idea que su imagen apareciera en antena. Irguió los hombros, levantó la mandíbula y miró a la cámara.

—La encarnizada polémica sobre el N-22 no se acallará. Aquí, en este edificio donde se fabrican los aviones, los obreros confían en que sus aeronaves son seguras, dignas de toda confianza. Pero los críticos del N-22 no están convencidos de que así sea. ¿Habrá otra carnicería en el cielo? El tiempo lo dirá. Les habla Marty Reardon, para Newsline, desde Burbank, California.

Parpadeó.

—¿Demasiado sensiblero? ¿Demasiado comercial?

—Excelente, Marty.

El reportero ya estaba quitándose el micrófono y desenganchando el receptor de radio del cinturón. Pellizcó la mejilla de Jennifer.

—Me largo de aquí —dijo, y corrió hacia el coche que lo esperaba.

Jennifer se volvió hacia su equipo.

—Recoged, muchachos —ordenó—. Nos vamos a Arizona.