13:00 HADMINISTRACIÓN

John Marder estaba sentado a su escritorio, preparando (o apañando) los documentos para la entrevista de Casey. Quería tenerlos todos en perfecto orden. En primer lugar, el historial de la cubierta falsificada de inversores de empuje. Encontrar esa pieza había sido un golpe de suerte. Por una vez, Kenny Burne había hecho algo bien. Una cubierta de inversores de empuje era una pieza importante, una prueba tangible. Y estaba claro que era falsa. Los de Pratt & Whitney se pondrían furiosos al ver que la célebre águila de su sello estaba grabada al revés. Y lo más importante era que una pieza falsa desviaría la atención pública hacia otro tema y aliviaría la tensión…

Sonó el teléfono de su línea privada.

Marder levantó el auricular.

—Marder —dijo.

Oyó el zumbido característico de las comunicaciones vía satélite. Hal Edgarton llamaba desde el avión privado de la compañía, de camino a Hong Kong.

—¿Ya ha pasado todo? —preguntó Edgarton.

—No, Hal. Aún falta una hora.

—Llámame en cuanto haya terminado la entrevista.

—Lo haré, Hal.

—Y más vale que tengas buenas noticias —amenazó Edgarton antes de colgar.