—No entiendo a esa mujer —dijo Marder cuando Malone se hubo marchado—. No le preocupan los hechos. No le preocupa la FAA. No le preocupa saber cómo hacemos nuestros aviones. Lo único que quiere es atacarnos. ¿Acaso trabaja para Airbus? Me gustaría averiguarlo.
—John —dijo Casey—, con respecto a ese informe preliminar…
—Olvídalo —respondió Marder con sequedad—. Yo me ocuparé de eso. Tú vuelve a tu trabajo. Yo iré a la décima planta, buscaré algunos datos, arreglaré algunos asuntos. Hablaremos más tarde.
—Pero, John —insistió Casey—, le has dicho que no fueron los slats.
—Eso es asunto mío —dijo Marder—. Tú sigue con tu trabajo.
Cuando Casey se hubo marchado, Marder llamó a Edgarton.
—Mi vuelo sale dentro de una hora —anunció Edgarton—. Voy a Hong Kong a presentar personalmente mis condolencias a los familiares de las víctimas. También hablaré con la tripulación.
—Buena idea, Hal —dijo Marder.
—¿Qué tal ha ido la entrevista con la prensa?
—Bueno, tal como suponía, Newsline está preparando un reportaje extremadamente crítico sobre el N-22.
—¿Puedes detenerlos?
—Por supuesto. No te quepa duda —aseguró Marder.
—¿Cómo?
—Presentaremos un informe preliminar asegurando que el incidente no se debió a un fallo de slats. Diremos que se debió a una cubierta falsificada de los inversores de empuje.
—¿Había una cubierta falsificada en los inversores de empuje?
—Sí, pero no causó el accidente.
—Bien —convino Edgarton—. Una pieza defectuosa es una buena excusa. Sobre todo porque no es problema de la Norton.
—Exactamente —dijo Marder.
—¿Y la chica va a decir eso?
—Sí —respondió Marder.
—Será mejor que lo haga —dijo Edgarton—. Porque esos capullos podrían enredarla.
—Reardon —informó Marder—. Hablará con Marty Reardon.
—Como se llame. ¿Sabe lo que tiene que decir?
—Sí.
—¿Le has dado instrucciones?
—Sí. Y las repasaré con ella más tarde.
—De acuerdo —dijo Edgarton—. También quiero que vea a la asesora de imagen para los medios de comunicación.
—No sé, Hal. ¿De verdad piensas que es…?
—Sí —lo interrumpió Edgarton—. Y tú deberías estar de acuerdo. Singleton debe estar bien preparada para la entrevista.
—De acuerdo —accedió Marder.
—Sólo recuerda una cosa —dijo Edgarton—. Si metes la pata en este asunto, puedes ir preparando tu propio entierro.
Y colgó.