18:00 HADMINISTRACIÓN

John Marder la miró por encima del escritorio.

—Me han dicho que ha habido un pequeño incidente en el edificio 64. ¿Qué ha pasado?

—Nada. Estaba comprobando una cosa.

Marder asintió con un gesto.

—No quiero que vayas sola a la planta, Casey. Sobre todo después de lo que ha ocurrido hoy con la grúa. Si necesitas ir allí, hazte acompañar por Richman o por uno de los técnicos.

—De acuerdo.

—No es un buen momento para correr riesgos.

—Lo entiendo.

—Bien. —Se giró en la silla—. ¿Y qué hay de ese periodista del que me hablabas?

—Jack Rogers está escribiendo un reportaje que podría traernos complicaciones —respondió Casey—. Sobre la acusación del sindicato de que pensamos enviar el ala al exterior. Dicen que se han filtrado documentos donde eso queda claro. Y Rogers relaciona dicha filtración con supuestas fricciones en el consejo directivo.

—¿Fricciones? ¿Qué fricciones?

—Le han dicho que tú y Edgarton no os ponéis de acuerdo. Me ha preguntado si los conflictos entre directivos podrían afectar a la venta.

—¡Joder! —exclamó Marder. Parecía enfadado—. Es ridículo. Yo apoyo incondicionalmente a Hal en este proyecto. Es vital para la compañía. Y nadie ha filtrado ninguna información. ¿Qué le has contestado?

—Le he parado los pies —respondió Casey—. Pero si no queremos que cuente esa historia, tenemos que ofrecerle algo mejor. Una entrevista con Edgarton o una exclusiva sobre la venta a China. Es la única forma de detenerlo.

—Está bien —dijo Marder—. Pero Hal no hablará con la prensa. Puedo pedírselo, pero sé que se negará.

—Pues alguien tiene que hacerlo —insistió Casey—. Quizá tú mismo.

—No es una idea muy viable —dijo Marder—. Hal me ha dado órdenes de evitar a la prensa hasta que se concrete la venta. He de tener cuidado. ¿Ese tipo es de fiar?

—Por mi experiencia, sí.

—Si le ofrezco una información general, ¿crees que me dejará al margen?

—Seguro. Necesita escribir un artículo.

—De acuerdo. Entonces hablaré con él. —Marder lo apuntó en su agenda—. ¿Algo más?

—No; eso es todo.

Casey se volvió para marcharse.

—A propósito, ¿qué te parece Richman?

—Bien. Sólo le falta experiencia.

—Creo que es un tipo brillante —dijo Marder—. Aprovéchalo. Asígnale alguna tarea.

—De acuerdo —dijo Casey.

—En marketing tuvo problemas porque no le pasaban trabajo.

—Bien —dijo ella.

Marder se puso en pie.

—Nos veremos mañana en la CEI.

Cuando Casey se hubo marchado, se abrió una puerta lateral y entró Richman.

—¡Eres un maldito idiota! —prorrumpió Marder—. Esta tarde casi le hacen daño en el edificio 64. ¿Dónde demonios estabas?

—Bueno, estaba…

—Métete esto en la cabeza —dijo Marder—. No quiero que le pase nada a Singleton, ¿entendido? La necesitamos sana y salva. No podrá hacer su trabajo desde la cama de un hospital.

—Entendido, John.

—Mejor así, muchacho. No te apartes de su lado ni un instante hasta que terminemos con este asunto.