CAPÍTULO XVII

FACULTAD DE INVESTIGACIÓN HISTÓRICA

MEMORÁNDUM AL SECRETARIO

DEL CONSEJO MUNDIAL

INFORME SOBRE LA EMERGENCIA PRESENTE

Período quinquenal de 1975-1980

Durante este período destacan tres fechas vitales. Cada una de estas fechas, según se ha calculado lógicamente, constituye un punto de partida fundamental en la historia. La interrupción de la causa y efectos normales inmediatamente antes de esas fechas alteraría posiblemente todo el futuro.

Punto crucial 5 febrero 1975

El inventor Gibbs se acercó a la perfección con una máquina de movimiento perpetuo utilizando la red electrónica anti-fricción, ahora parte integral de nuestra indumentaria.

Punto crucial 28 marzo 1977

El Dr. Callous descubrió la existencia de una nueva galaxia con su lente visual tipo-clóctica.

Punto crucial 10 julio 1975

Leonard Ryder consiguió eliminar, por medio de cálculo matemático, las variaciones posibles ocasionadas por escisión nuclear, y sintetizó un nuevo elemento, conocido ahora como elemento de Ryder, que transformó la ciencia de los cohetes y constituyó la clave de los viajes interplanetarios. El elemento de Ryder es la base del combustible moderno.

* * *

El Presidente del Mundo se reclinó cómodamente en su blanda banqueta, sintió el suave calor del sol en sus morenos miembros, y trató de aliviar la preocupación que le había estado corroyendo durante los últimos días.

—Ya sé que puedo parecer estúpido, doctor —dijo suavemente—, pero tantas tragedias podrían haber sido evitadas si se hubiese tenido más cuidado con insignificantes detalles. Así, pues, le ruego que aclare la cuestión que acabo de plantear. ¿Cómo puede un cerebro de nuestra generación, un cerebro de uno de nuestros técnicos, ser asimilado por el cerebro de una generación anterior?

—No asimilado —corrigió el Doctor—. Absorbido, fundido en uno. Si usted quiere, ambos cerebros trabajan el uno junto al otro, en colaboración.

—Excúseme —dijo el Presidente Mundial—. Tenemos que asegurarnos de todo. Tenemos que conocer todos los hechos, a fin de que si se requiere una acción rápida no cometamos errores.

—Me hago cargo.

—Ahora explique las posibles reacciones de un ser humano que llega a ser poseedor de tal cerebro. Se hizo un discreto silencio. Por encima, el regulador del tiempo planeaba silenciosamente. Los verdes y tranquilos valles se extendían en sedante paisaje, y el agua fresca de las fuentes salpicaba y brillaba a la luz del sol.

Es tan tranquilo aquí, hay tanta paz y sosiego, pensó el Doctor. Tan tranquilo que es difícil darse cuenta de que existe una Emergencia Mundial. Y, sin embargo, la suerte del mundo depende quizá de una pequeña acción. Una pequeñísima acción irreflexiva que desviaría el futuro hacia una vía diferente, alterando todo lo que existe, transformando quizá este pacífico mundo presente en un mundo de terror violento y de locura.

—No puedo estar seguro —dijo cuidadosamente el doctor—. Sólo puedo decirle lo que nuestros archivos de muchísimos años indican que probablemente debe suceder.

—Nos damos por enterados de su aclaración —dijo el Presidente Mundial.

El doctor respiró profundamente.

—Permítame que haga una analogía —dijo—. ¿Ha pensado usted alguna vez sobre el habla? ¿Pensado en lo que realmente es? Los seres humanos conversan entre sí, mueven sus labios y sus lenguas y emiten sonidos que pueden interpretarse de un millón de maneras diferentes. En el curso de la historia del mundo han existido no menos de tres mil lenguas y dialectos, y cada una de dichas lenguas ha persistido durante muchas generaciones y ha sido corrientemente hablada y comprendida por cientos de miles de personas.

—¿Le sería quizá más sencillo pensar sobre lo que desea explicar? —preguntó cortésmente el Presidente Mundial—. Tal vez podríamos seguir más cómodamente sus argumentos.

El doctor sonrió torcidamente.

—El habla es mi analogía —dijo—. Pensé que sería lo adecuado explicarlo por medio de la palabra hablada.

Los miembros del Consejo Mundial sonrieron amargamente.

—Una vez, en el pasado distante —prosiguió el doctor—, un antepasado nuestro de dos piernas y dos brazos señaló un objeto y emitió un sonido gutural. Su compañero señaló el mismo objeto, trató de imitar el mismo sonido, y en aquel momento nació el habla.

—Y, sin embargo, debieron transcurrir miles de años antes de que estuviese en uso corriente incluso el primitivo vocabulario. Fue necesario aprender y dominar el control de la lengua y de los labios. Cada generación sufrió las mismas penalidades al tratar de aprender a hablar. Luego, a medida que se fueron sucediendo las generaciones, el habla se convirtió en un instinto heredado. Finalmente, el habla llegó a ser una característica tan natural que hoy en día los niños nacen con la capacidad de hablar, lo mismo que nacen con cinco dedos en cada mano.

—Nadie contradice la teoría de las características adquiridas —dijo secamente el Presidente Mundial—. Es una de las necesidades fundamentales de la evolución.

—Pero permítame que haga una pregunta —dijo el doctor—. ¿Aquellos primitivos y distantes antepasados nuestros, que comenzaron a hacer toscos ruidos con sus bocas, hubiesen podido jamás aprender a hablar durante su vida? ¿Incluso con la ayuda de todos los métodos educativos modernos?

—Lo dudo —dijo el Presidente Mundial.

—Eso es precisamente lo que quiero hacer resaltar —dijo el doctor—. Un adulto de una generación carece de la habilidad heredada que posee un niño de una generación muy posterior. Un adulto del siglo dieciocho ni siquiera sabía que tenía la capacidad de poder conversar telepáticamente. Su habilidad en ese sentido era nula. Y sin embargo, los niños de nuestra generación pueden conversar telepáticamente a la edad de diez años.

—¿No habrá olvidado mi pregunta original? —le recordó cortésmente el Presidente—. ¿Cuál sería el efecto sobre un hombre de una generación pasada que de improviso entrase en posesión del cerebro de un hombre de la actual generación?

—Muy aproximadamente el mismo que si un cerebro de un hombre de nuestra generación fuese injertado al cerebro de un hombre prehistórico. El hombre prehistórico no tendría conocimiento ninguno heredado de matemáticas, ciencia, ni medicina. Pero tendría el poder de comprender dichas ciencias si existiese algún medio por el cual pudiese hacerse con un conocimiento primitivo de ellas.

El Presidente del Mundo dijo lentamente:

—Quiere usted decir que un hombre del siglo veinte a quien se hubiese injertado un cerebro de aquella especie, no tendría necesariamente un recuerdo de las matemáticas de nuestro tiempo, pero que si estudiaba las matemáticas de su propio tiempo podría comprenderlas, y probablemente aumentaría sus propios conocimientos de matemáticas, por cálculo lógico.

—Probable no —corrigió el doctor—. Es exactamente lo que sucedería.

De repente flotó por el aire una voz suave y melódica, que hizo que el Presidente escuchase.

—El Oficial de Seguridad Ogden está a punto de aterrizar.

—Envíen una burbuja para que venga en seguida —ordenó el Presidente Mundial, y sus ojos mostraron ansiedad e interrogación.

Los miembros del Consejo se levantaron para recibir la burbuja, y giraron a su alrededor, mientras sus túnicas de alegres colores ofrecían un notable contraste con sus caras serias y preocupadas.

Abrióse la puerta de la burbuja y de ella salió Ogden. Llevaba un traje de calle; sus elegantes facciones aparecían contraídas, y sus ojos tensos y cansados.

—Le hemos localizado —dijo con determinación—. Queda una pequeñísima posibilidad de que nos hayamos equivocado, pero todas las comprobaciones que hemos efectuado indican que es el hombre que buscamos.

El Presidente respiró profundamente.

—Lo hemos discutido todo cuidadosamente. Parece ser que no hay otra alternativa, sino el plan que hemos adoptado.

Suspiró, y apartó los ojos de Ogden.

—No es un trabajo que pueda desear a nadie. Si lo quiere, Ogden, puede rehusar llevar a cabo mis instrucciones, y solicitaré voluntarios. Mis instrucciones son que ese hombre debe ser destruido.

Ogden miró lentamente en derredor, a las caras de los miembros del Consejo. Y dijo firmemente:

—No deseo matar a nadie. Pero si el futuro del Mundo depende de ello, y es necesario matar, creo que soy la persona que puede hacerlo con más eficiencia.