CAPÍTULO IX

DEPARTAMENTO F/KD. SECCIÓN MEDICA DE SEGURIDAD. AL OFICIAL DE SEGURIDAD CLINES. INFORME PERSONAL. Asunto: G. N. BANNISTER. AYUDANTE EN EL DEPARTAMENTO DE INVESTIGACIÓN MÉDICA.

De acuerdo con las instrucciones recibidas de su Secretario, se realizaron todos los ensayos tan pronto como se nos entregó el prisionero para su custodia.

Físicamente no se encontró ninguna diferencia entre su clasificación médica y la que había ya sido registrada.

Sin embargo, los rayos y del aura mental del prisionero difirieron considerablemente de los datos previamente registrados, y es necesario subrayar que debe haber algún fallo en nuestro sistema de clasificación que ha permitido que Bannister pasase y fuese empleado en un trabajo para el cual no está calificado.

Es naturalmente posible que más tarde se compruebe que desde el último examen mental sufrido por Bannister hace algo menos de un año, se han presentado en su experiencia factores insospechados que han originado nuevas estructuras neurales, que anteriormente no aparecían indicadas. Un equipo está ahora trabajando retrospectivamente para probar o refutar tal suposición.

Eso no obstante, los hechos son claros. Por las razones que sean, el aura mental de rayos y del prisionero Bannister indican claramente que es un sujeto exhibicionista.

Los dibujos mentales son evidentemente obvios. Hay en Bannister un profundo deseo innato de llamar la atención sobre sí mismo. Sus reflejos neurales, que son considerablemente egoístas, indican que ha sido clasificado de un modo casi criminal. Mientras su nivel de inteligencia es razonablemente elevado, sus tendencias exhibicionistas combinadas con características mentales distintivas le hacen excepcionalmente emotivo.

De nuestro actual examen se deduce claramente que se debió clasificar a Bannister como actor, vendedor, organizador o en grupo semejante, lo cual le hubiese proporcionado la oportunidad de satisfacer sus estructuras mentales.

Con referencia a la información especial que me solicitó, dispuse que seis de nuestros telépatas más desarrollados estuviesen presentes en la desparalización.

Esos fueron agrupados alrededor de la mesa de operaciones, justamente fuera del alcance del efecto de los rayos desparalizadores. Estaban bien preparados, y trabajando ya, cuando conecté el desparalizador.

Tan pronto como se hubo disipado la parálisis, y Bannister yacía tranquilamente relajado, inyecté al prisionero una droga retardante que hiciese más lentas sus reacciones físicas y mentales. Eso se hizo, en primer lugar, a beneficio de los telépatas, y en segundo lugar para reducir los efectos de cualquier reacción violenta que pudiese seguir al shock de la desparalización.

El prisionero permaneció inmóvil durante algunos minutos, en tanto su sistema circulatorio comenzaba a funcionar. No hubo necesidad de emplear los telépatas, porque el prisionero no intentó erigir una barrera mental. Nuestros tres mejores telépatas estaban esperando para lanzarse y abrir a golpes su mente si hubiese sido necesario. Pero el prisionero mantuvo abierta su mente y nos permitió entrar libremente y recoger a nuestro gusto sus pensamientos.

—Resultado:

Debo informar que no tuvimos ningún éxito.

Yo mismo, a pesar de ser un ciudadano normal, y de ningún modo especialista en telepatía, fui capaz de investigar sus pensamientos a mi gusto. Debo confesar que fue una experiencia bastante desagradable.

En la mente del prisionero había un sentido de triunfo mezclado con amargura, y sus primeras palabras fueron:

—¿Ha sucedido algo?

La pregunta que su mente en realidad formulaba era: ¿Ha habido algún cambio brusco en la sociedad que demuestre que la causa y el efecto históricos han sido violentamente afectados?

Como es natural, todos nosotros habíamos erigido barreras mentales. Yo le mentí. Dije:

—Sí, ha habido cambios violentos. ¿Qué ha hecho usted?

Su mente se dilató con orgullo y jactancia, y pudo verse a sí mismo como una gran luz blanca a través de las páginas de la historia. Y dijo en voz alta y sonora:

—Nadie me olvidará nunca, ¿verdad? Mi nombre estará en los labios de todos. Seré famoso para siempre.

Los estratos superiores de la mente del prisionero estaban ocupados principalmente por tales obsesiones característicamente egotísticas. Profundizamos más hondo en su mente, en busca de hechos fundamentales.

Hay una razón de primer orden que explica por qué no puedo conseguir la ~ informaciónOgden que usted requiere. El mismo prisionero desconoce el período de Tiempo al cual se desplazó. Sabiendo muy bien que su mente sería explorada, tuvo buen cuidado de no observar los indicadores de la máquina de Tiempo, e ignora realmente qué período de Tiempo alcanzó. Tiene una idea vaga de que pueda haber sido el siglo XVIII. Ni tan sólo sabe que la máquina de Tiempo misma indica un período de tiempo entre 1950 y 2000.

Con respecto a su segunda pregunta la respuesta es: Sí. Se llevó a cabo la operación. La operación es el punto focal del intento de Bannister por alcanzar la fama. Incluso si no hubiésemos penetrado en su mente lo hubiésemos sabido, porque con todos los que ahora le entrevistan, Bannister se jacta de haber realizado una operación antes nunca realizada, y que ha alterado todo el curso de la historia.

Puedo proporcionarle algunos datos referentes a la operación. El prisionero ha demostrado un ingenio asombroso. Probablemente por pura casualidad, su destino en el Tiempo fue un hospital. Tenía a su alcance de sesenta a setenta niños recién nacidos, de uno a dos días de edad. Realizó la operación sobre uno de esos niños. El prisionero no sabe qué niño era, y tuvo buen cuidado de no observar ninguna característica identificable.

De momento el prisionero sigue confinado. Está en buena salud, mentalmente exaltado y deseoso de hablar extensamente con todos acerca de lo que ha hecho.

No teme hablar, porque está convencido de que no puede proporcionar ningún indicio acerca de a quién realizó la operación y en qué momento del tiempo.

Y yo lamento tener que informar que estoy de acuerdo con su convicción.

A la espera de sus ulteriores instrucciones sobre lo que debe hacerse con el prisionero.

Firmado: A. Mansworthy