El cuerpo de uno de los mexicanos apareció tres días después del tiroteo. La autopsia dijo que había muerto desangrado, una definición extremadamente aséptica de lo que de verdad sucedió. Le quemaron una mano con ácido, le cortaron varios dedos de los pies y, después de mutilarle los genitales, lo lanzaron aún consciente al fondo de una alcantarilla. Encontraron el cadáver de casualidad. La policía estaba en alerta porque temía un atentado terrorista y alguien se dio cuenta de que la tapa de esa boca estaba movida. Primero la poli pensó que se trataba de una venganza por lo de la Premium, pero el forense enterró esa teoría: el mexicano había muerto al menos dos días antes. Tal vez fuera la causa, pero no la consecuencia.
—Periodista, ¿te has fijado en los móviles de esos dos?
—No —respondo a Velasco.
Miento. Desde que vi cómo mataban a Norberto me he vuelto mucho más observador. La Premium solo paró un día, el tiempo necesario para cambiar dos cristales y limpiar la moqueta de la entrada. El tiroteo salió en la tele, pero la noticia pronto se agostó. Norberto no era una víctima simpática: ni inocente ni blanquito. Ningún concejal interrumpió sus vacaciones para anunciar un nuevo examen a gorilas de discoteca. Alek habló con los colombianos y contrató a dos flacos más para sustituir a Norberto. A mí también me sorprendieron sus teléfonos móviles, unos viejos modelos de Nokia casi más grandes que sus pistolas.
—Es una manía de los colombianos, siempre usan nokias de los viejos porque dicen que son más seguros.
—¿Y sirve de algo?
—Bah, chorradas. Hombre, si son prepago y no están dados de alta… Pero estos trastos son unos putos chivatos. Hay un registro con las coordenadas desde donde se hacen todas las llamadas. El otro día pillamos así a unos gañanes que secuestraron a un chaval. Los periódicos dijeron que era por un vecino que nos avisó; mentira, un bulo para que no se sepa el truco. Los muy idiotas llamaron al padre desde el móvil del chaval.
—Pues ya me dirás para qué cargan con esos trastos.
—A ver, en teoría son mejores, pero por otra cosa. Como tienen menos memoria que un pez, no se puede instalar en ellos programas espías ni mierdas de esas, que ahí solo cabe el juego de la serpiente y poco más. Hay también unos modelos nokias que están cifrados, aunque no creo que sean los que usan estos pringaos. Algunos narcos los pillan con numeración de Suiza. Se gastan una pasta en llamadas, cuentan todas como internacionales. Pero no veas lo que hay que sufrir para que te autoricen una escucha a un número de Suiza.
Sé que a Velasco le han pasado mi declaración, por eso confía en mí. En ella ponía que no había visto gran cosa, que era un simple cliente incapaz de entender ni el origen ni el destino de los disparos. No es eso lo que acabé contando en la comisaría pero aquello, como tantas otras cosas, quedó entre ese poli y yo. A mi manera y por otros motivos, yo también aparento estar tranquilo. He cambiado de móvil. El que llevo ahora emite una señal constante con mi posición y está grabando permanentemente la conversación.