Capítulo 46

Diez meses después, en Eilean Donan se celebraba el bautizo de Johanna, la preciosa hija de cabellos oscuros y ojos verdes de Duncan y Megan McRae. La celebración reunió de nuevo a todos los familiares y amigos. Pletórico de alegría con su hija en brazos, Duncan no podía apartar los ojos de su mujer, que en ese momento bailaba con Myles una danza escocesa.

—¡Déjame que la coja un rato! —le pidió Niall al ver a su preciosa sobrina.

—Johanna —murmuró Duncan tras darle un beso en la cabecita a su adormilada hija—, te va a coger el tío Niall.

—¡Es tan preciosa como su madre! —exclamó Niall al besar a la niña una vez que la tuvo en sus brazos. Aquella pequeña le producía una ternura inmensa, tanto o más que la propia madre—. Aunque espero que no tenga tanto genio, ni cometa tantas locuras.

—Yo espero que sí —se carcajeó Duncan, que observaba a su mujer muerta de risa mientras danzaba junto a Gillian, Alana y Shelma—. Espero que sea igual que su madre. Así me garantizo que sabrá defenderse sola de cualquier patán que intente acercarse a ella.

—En cierto modo, tienes razón —asintió Niall mirando en ese momento a Gillian, que bailaba felizmente a los sones de las gaitas con Kieran y Marlob, mientras Lolach y Anthony mecían a sus respectivos hijos y charlaban.

—Una cosa, Niall —susurró Duncan—. ¿Cuándo vas a ser lo suficientemente valiente para decirle a Gillian que no puedes vivir sin ella?

—Oh, hermano —respondió con una cómplice sonrisa, justo en el momento en que Gillian le miró con el reto en sus ojos—. Como dijo una vez el padre Gowan, todo a su tiempo.