Escena primera

(Ha caído la tarde y el cielo está teñido de un leve tono rosado entre las sombras del crepúsculo. Poco después de levantarse el telón, Jake Meighan, un hombre grueso, de unos sesenta años, sale agachándose por la puerta con una lata de petróleo y dobla a toda prisa la esquina de la casa. Un perro le ladra. Se oye arrancar un automóvil que se aleja rápidamente. Un momento después Flora llama desde el interior de la casa).

FLORA: ¡Jake! ¡He perdido mi bolsillo blanco de cabritilla! (Más cerca de la puerta). ¿Jake? ¡Mira a ver si lo puse en el balancín! (Pausa). ¿Crees que puedo haberlo dejado en el coche? (Llega hasta la puerta de tela metálica). Jake. Mira a ver si me lo dejé en el coche. ¿Jake? (Sale al exterior, ya envuelto en sombras. Enciende la luz del porche y mira a su alrededor, espantando a los mosquitos atraídos por la luz. Sólo le responden las cigarras. Flora llama con una voz nasal, alargando las sílabas). ¡Jaaaaaaake! (Una vaca muge a lo lejos con la misma inflexión. A una distancia de media milla aproximadamente se produce una explosión apagada. Aparece un extraño resplandor centelleante, el reflejo de una llamarada. Se oyen voces distantes).

VOCES (Chillando estridentes, cacareando como gallinas):

¿Oíste ese ruido?

¡Sí, sonó como si hubiesen echado una bomba!

¡Oh, mira!

¡Fíjate, es un incendio!

¿Dónde?

¿Dónde dices?

¡La plantación del Sindicato!

¡Oh, Dios mío!

¡Vamos!

(Se oye a lo lejos una sirena de incendios)

¡Henry, pon el coche en marcha!

¿Queréis venir con nosotros?

¡Sí, vamos ahora mismo!

¡Date prisa, cariño!

(Se oye arrancar un coche)

¡Voy en seguida!

¡Bueno, date prisa!

VOZ (Al otro lado de la carretera de tierra): ¿Señora Meighan?

FLORA: ¿Síí?

VOZ: ¿No va usted al incendio?

FLORA: Quisiera, pero Jake se ha llevado el coche.

VOZ: ¡Vamos, venga con nosotros, querida!

FLORA: ¡Oh, no puedo dejar la casa abierta de par en par! Jake se ha llevado las llaves. ¿Qué es lo que se ha incendiado?

VOZ: ¡La plantación del Sindicato!

FLORA: ¿La plantación del Sindicato? (El coche arranca y se aleja). ¡Oh, Dios mío! (Sube trabajosamente al porche y se sienta en el balancín situado de cara al frente. Se dice trágicamente a sí misma). ¡Nadie! ¡Nadie! ¡Nunca! ¡Nunca! ¡Nadie!

(Cantan las cigarras. Se oye un coche que se acerca y se detiene a cierta distancia, a la espalda de la casa. Un momento después aparece Jake andando tranquilamente por el flanco de la casa)

FLORA (En un tono de enfado pueril): ¡Muy bien!

JAKE: ¿Qué pasa, nena?

FLORA: ¡Nunca pensé que un ser humano pudiera ser tan grosero y desconsiderado!

JAKE: ¡Ah, vamos, esa es una afirmación demasiado amplia para que usted la haga, señora Meighan! ¿Cuál es la queja esta vez?

FLORA: ¡Salir de casa sin decir media palabra!

JAKE: ¿Qué hay de malo en ello?

FLORA: ¡Te dije que me amenazaba un dolor de cabeza y que tenía que tomar una Coca-Cola! No quedaba una sola botella en casa, y tú dijiste: «Sí, ponte un vestido e iremos a la ciudad ahora mismo». Me vestí y no podía encontrar mi bolsillo blanco de cabritilla. Entonces recordé que lo había dejado en el asiento de delante del coche. Salgo aquí para cogerlo. ¿Dónde estás tú? ¡Te has ido! ¡Sin una palabra! ¡En ese momento se oye una gran explosión! ¡Tócame el corazón!

JAKE: ¿El corazón de mi nena?

(Pone una mano en el enorme busto de ella)

FLORA: ¡Sí, mira cómo late, golpeando como un martillo! ¿Cómo iba yo a saber lo que pasaba? ¡Tú no estabas aquí, habías desaparecido!

JAKE (Vivamente): ¡Cállate!

(Le da un brusco empellón)

FLORA: ¡Jake! ¿Por qué haces eso?

JAKE: ¡No me gusta que grites! ¡Todo lo dices gritando!

FLORA: ¿Qué te pasa?

JAKE: ¡No me pasa nada!

FLORA: Bueno, ¿por qué te fuiste?

JAKE: ¡No me fui a ninguna parte!

FLORA: ¡Claro que te fuiste! ¿Tendrás el valor de decirme que no saliste cuando acabo de verte y oírte volver en el coche? ¿Por quién me tomas? ¿Crees que soy una imbécil?

JAKE: ¡Si no eres una imbécil, ten la boca cerrada!

FLORA: ¡No me hables así!

JAKE: Vamos dentro.

FLORA: No quiero. ¡Un egoísta y desconsiderado, eso es lo que eres! ¡Te lo dije en la cena: no hay una sola botella de Coca-Cola en la casa! Tú dijiste: «Muy bien, en cuanto terminemos de cenar iremos en el coche al supermercado y traeremos una buena provisión…». Cuando salgo de la casa…

JAKE (Está de pie frente a ella y la coge del cuello con ambas manos): ¡Mírame! ¡Escucha lo que voy a decirte!

FLORA: ¡Jake!

JAKE: ¡Chss! Calla y escucha, nena.

FLORA: ¡Suéltame! ¡Porras, suelta mi garganta!

JAKE: ¡Trata de concentrarte en lo que te digo!

FLORA: ¿Qué me dices?

JAKE: Yo no he salido del porche.

FLORA: ¿Qué?

JAKE: ¡No he salido del porche desde que cenamos! ¿Has comprendido?

FLORA: ¡Jake, cariño, has perdido el juicio!

JAKE: Es posible. No te importe. No tienes más que enterarte de esto y metértelo en la cabeza. Yo no he salido del porche de esta casa después de la cena.

FLORA: Pero claro que saliste. (El le retuerce la muñeca). ¡Aaaaaay! ¡Basta, basta, basta!

JAKE: ¿Dónde he estado desde que acabamos de cenar?

FLORA: ¡Aquí, aquí, en el porche! ¡Por amor de Dios, deja de retorcerme la muñeca!

JAKE: ¿Dónde he estado?

FLORA: ¡Porche, porche! ¡Aquí!

JAKE: ¿Y qué he hecho?

FLORA: ¡Jake!

JAKE: ¿Y qué he hecho?

FLORA: ¡Suéltame! ¡Dios mío, Jake, suéltame! ¡Deja de retorcer, me romperás la muñeca!

JAKE (Riendo entre dientes): ¿Qué he estado haciendo? ¿Qué he hecho? ¿Desde la cena?

FLORA (Llorando): ¡Cómo diablos voy a saberlo!

JAKE: ¡Tienes que saberlo porque tú estabas aquí conmigo, todo el tiempo, minuto tras minuto! ¡Tú y yo, mi vida, hemos estado aquí sentados juntos en el balancín, meciéndonos arriba y abajo desde que acabamos de cenar! ¿Te lo has metido bien en la cabeza?

FLORA (Lloriqueando): ¡Suéltame!

JAKE: ¿Ya? ¿Lo tienes en la cabeza?

FLORA: ¡Sí, sí, sí, déjame!

JAKE: ¿Qué estuve yo haciendo, pues?

FLORA: ¡Meciéndote! ¡Por amor de Dios…, meciéndote! (El la suelta. Ella lloriquea y se frota la muñeca, pero da la impresión de que la experiencia no dejó de ser placentera para ambos. Ella gime y lloriquea. El la coge de los cabellos y le echa la cabeza hacia atrás. Le da un beso largo en la boca).

FLORA (Gimoteandoj) ¡Mmmm-hmmmm! ¡Mmm! ¡Mmmmm!

JAKE (Con voz ronca): Esta es mi niñita guapa.

FLORA: ¡Mmmmmm! ¡Duele! ¡Duele!

JAKE: ¿Duele?

FLORA: ¡Mmmmm! ¡Duele!

JAKE: ¿Un beso?

FLORA: ¡Mmmmm!

JAKE: ¿Ya pasó?

FLORA: ¡Mmmmmmm!

JAKE: ¡Ya pasó! ¡Hazme un poco de sitio!

FLORA: ¡Demasiado calor!

JAKE: Vamos, hazme un poco de sitio.

FLORA: Mmmmmm…

JAKE: ¿Mal genio?

FLORA: Mmmmmmm…

JAKE: ¿De quién es la nena? ¿La nena grande? ¿Guapa?

FLORA: ¡Mmmmmm! ¡Duele!

JAKE ¡Un beso!

(Se lleva la muñeca de ella a los labios y hace como que se la come)

FLORA (Con una risa nerviosa): ¡Déjame! ¡Tonto! ¡Mmmmmm!

JAKE: ¿Qué haría yo si fueras un gran trozo de pastel?

FLORA: Tonto.

JAKE: ¡Tragarte! ¡Tragarte!

FLORA: Oh, eres…

JAKE: ¿Qué haría yo si fueses un buen bizcocho blanco? ¿Un trozo grande de bizcocho con una buena capa de azúcar?

FLORA (Riendo): ¡Deja!

JAKE: ¡Comerte, comerte, comerte!

FLORA (Dando gritos): ¡Jake!

JAKE: ¿Eh?

FLORA: ¡Me haces cosquillas!

JAKE: Responde a una preguntita.

FLORA: ¿Qué?

JAKE: ¿Dónde he estado después de cenar?

FLORA: ¡Saliste con el coche!

(El inmediatamente le coge de nuevo la muñeca. Ella chilla)

JAKE ¿Dónde he estado después de cenar?

FLORA: ¡Porche! ¡Balancín!

JAKE ¿Y qué he estado haciendo?

FLORA: ¡Meciéndote! ¡Oh, por Dios, Jake, suéltame!

JAKE ¿Duele?

FLORA: Mmmmmmm…

JAKE ¿Ya pasó?

FLORA (Lloriqueando): Mmmmm…

JAKE: ¿Sabes ya dónde he estado y qué he hecho desde que cenamos?

FLORA: Sí…

JAKE: ¿En caso de que alguien preguntara?

FLORA: ¿Quién va a preguntar?

JAKE: ¡No importa quién vaya a preguntar, tú sabes los que has de contestar! ¿Eh?

FLORA: Sí. (Balbuciendo como un niño). Aquí es donde has estado. Sentado en el balancín desde que acabamos de cenar. Meciéndote de acá para allá, de acá para allá… No saliste con el coche. (Despacio). ¡Y te quedaste muy sorprendido cuando se declaró el incendio en la plantación! (Jake le da una bofetada). ¡Jake!

JAKE: Todo lo que has dicho está muy bien. Pero no tengas ideas.

FLORA: ¿Ideas?

JAKE: Una mujer como tú no está hecha para tener ideas. ¡Está hecha para ser acariciada y estrujada!

FLORA (Mimosa): Mmmm…

JAKE: Pero no para las ideas. Así que no tengas ideas. (Se levanta). Anda, ve y sube al coche.

FLORA: ¿Vamos a ver el incendio?

JAKE: No. No vamos a ver ningún incendio. Vamos a la ciudad a comprar una caja de Coca-Colas porque tenemos calor y sed.

FLORA (Vagamente, al levantarse): He perdido mi bolsillo… blanco… de cabritilla…

JAKE: Está en el asiento del coche, donde tú lo dejaste.

FLORA: ¿Dónde vas?

JAKE: Voy al baño. Salgo en seguida.

(Entra en la casa dejando que la puerta de rejilla metálica se cierre de golpe. Flora avanza arrastrando los pies hasta el borde de los escalones y se queda allí con una sonrisa boba. Empieza a bajar, dejándose caer siempre con el mismo pie, igual que un niño que estuviese aprendiendo a andar. Se detiene al final de la escalera y mira al cielo, con una mirada perdida y extasiada, los dedos cerrados suavemente en torno a la magullada muñeca. Se oye cantar a Jake desde interior)

«Mi niña no piensa en anillos

ni en otras cosas caras.

Mi niña sólo piensa en mi».[1]

Telón