Entre tanto, el paso de las estaciones, esas grandes mareas, envolvía y teñía con sus colores pasajeros, helaba o calentaba con sus distintas exhalaciones, las regiones de Gormenghast. Y así, mientras Fucsia deambula por su habitación buscando un libro perdido, una indecisa bruma verde va cubriendo los bosques meridionales que se extienden bajo su ventana y, pocos días después, las afiladas llamas verdes han brotado en las férreas ramas.