Tritt tenía mucho que hacer. Los niños requerían muchos cuidados, pero incluso dos izquierdos y dos derechos juntos no daban tanto trabajo como una sola pequeña-mediana…, en especial si era tan perfecta como Derola. Había que ejercitarla y consolarla, protegerla de todos los roces, mimarla hasta que se condensaba y se dormía.
Pasó mucho tiempo antes de que volviera a ver a Odeen, y en realidad, no le importaba, Derola le mantenía ocupado constantemente. Pero por fin se cruzó con Odeen en un ángulo de su propia alcoba y la reflexión le hacía iridiscente.
De pronto. Tritt lo recordó todo. Preguntó:
—¿Estaba Losten enfadado con Dua?
Odeen se recobró con un sobresalto.
—¿Losten? Sí, estaba enfadado. Dua está causando graves daños.
—Tendría que volver a casa, ¿verdad?
Odeen miraba a Tritt de hito en hito.
—Tritt —dijo—, tenemos que convencer a Dua de que vuelva a casa. Primero hay que encontrarla. Tú puedes lograrlo con tu nuevo hijo, tu sensibilidad Paternal es muy elevada. Puedes utilizarla para encontrar a Dua.
—No —repuso Tritt, ofendido—. La uso para Derola. Sería incorrecto usarla para Dua. Además, si quiere permanecer lejos mientras una niña-mediana la necesita (ella también fue una niña-mediana), quizá sea mejor que aprendamos a prescindir de ella.
—Pero, Tritt, ¿no quieres volver a fusionarte?
—Bueno, el tríade ya está completo.
—Hay otras razones para fusionarse.
Tritt replicó.
—¿Adónde hemos de ir a buscarla? La pequeña Derola me necesita. Es muy pequeña. No quiero dejarla sola.
—Los Seres Duros se encargarán de que alguien cuide de ella. Tú y yo iremos a las cavernas de los Duros a buscar a Dua.
Tritt reflexionó sobre ello. No le importaba Dua. Ni siquiera le importaba Odeen, en cierto modo. Sólo existía Derola. Dijo.
—Algún día. Algún día, cuando Derola sea mayor. Hasta entonces, no.
—Tritt, hay que encontrar a Dua —encareció Odeen—. De lo contrario…, de lo contrario nos quitarán a los niños.
—¿Quién?
—Los Seres Duros.
Tritt enmudeció; no sabía qué decir. Nunca había oído una cosa semejante. No podía concebirla.
Odeen dijo.
—Tritt, tenemos que desaparecer. Ahora ya sé por qué. Lo he estado pensando desde que Losten… Bueno, esto no importa. Dua y tú también tenéis que desaparecer. Ahora que yo conozco la razón, tú comprenderás la necesidad, y espero que Dua también la comprenderá. Y es preciso que desaparezcamos pronto, porque Dua está destruyendo el mundo.
Tritt había ido retrocediendo.
—No me mires así, Odeen… Me estás obligando, me estás obligando…
—No te obligo a nada, Tritt —contradijo Odeen, tristemente—. Yo lo he comprendido, y lo mismo has de hacer tú… Pero antes tenemos que encontrar a Dua.
—No, no.
Tritt sufría mucho, se resistía. Había algo terrible en Odeen y el fin de la existencia se acercaba inexorablemente. Tritt desaparecería y también su niña-mediana. Había Paternales que conservaban por mucho tiempo a su niña-mediana, mientras que Tritt la perdería casi en seguida.
No era justo. ¡Oh, no! No era justo.
Tritt jadeó:
—Es culpa de Dua. Deja que ella desaparezca primero.
Odeen dijo, con una calma espantosa.
—Tenemos que desaparecer los tres a la vez.
Y Tritt comprendió que así había de ser, que así había de ser.