Dua se encontró deslizándose hacia las cavernas de los Duros. En parte, era para hacer algo, ahora que el sol se había puesto, y en parte para no volver otra vez a casa, para retrasar un poco el tener que escuchar las admoniciones de Tritt y las sugerencias, matizadas de una mezcla de embarazo y resignación, de Odeen. Y en parte, también, por la atracción que los Seres Duros ejercían sobre ella.
Dua sentía desde hacía mucho tiempo; en realidad, desde que era pequeña, y ya había renunciado a fingir que no era así. No convenía a las Emocionales sentir atracciones y, aunque ello ocurriera a veces a las niñas-Emocionales (Dua tenía la edad y la experiencia suficientes para saberlo), pronto lo superaban o eran severamente amonestadas.
Pero durante su propia niñez, ella perseveró en su obstinada curiosidad por el mundo, el sol, las cavernas…, cualquier cosa, hasta que su Paternal decía:
—Eres extraña, querida Dua. Eres una mediana muy poco corriente. ¿Qué será de ti?
Al principio, ella no tenía la menor idea de por qué era extraño y poco corriente sentir ansias de saber. Muy pronto descubrió que su Paternal no sabía contestar a sus preguntas. Una vez lo intentó con su padre-izquierdo, pero éste no demostró la plácida perplejidad de su Paternal. La interpeló:
—¿Por qué lo preguntas, Dua? —y su mirada era duramente inquisitiva.
Ella huyó corriendo, asustada, y no volvió a hacerle ninguna pregunta.
Pero después, un día, otra Emocional de su misma edad le chilló: «¡Em-izquierda!», como réplica a alguna frase de Dua (ya no podía recordarla), que entonces se le ocurrió con toda naturalidad. Dua se avergonzó, sin saber por qué, y fue a preguntar a su hermano-izquierdo, que era mucho mayor que ella, el significado de Em-izquierda. El se alejó muy turbado (claramente turbado), murmurando: «No lo sé», cuando era evidente que lo sabía.
Después de reflexionarlo un poco, acudió a su Paternal y le preguntó.
—¿Soy una Em-izquierda, papá?
Él le preguntó a su vez:
—¿Quién te ha llamado así, Dua? No debes repetir estas palabras.
Dua comenzó a flotar muy cerca de él y, al cabo de un rato, inquirió.
—¿Es algo malo?
—Se te pasará cuando crezcas —repuso él formando un bulto en su superficie para que ella se sintiera empujada y vibrase, un juego que siempre le había gustado. Pero ahora no le gustó, porque estaba claro que él no quería darle una respuesta satisfactoria, de modo que se apartó, un poco pensativa. Sus palabras, «se te pasará cuando crezcas», significaban que le aquejaba algo, pero ¿qué?
Ya entonces contaba con muy pocas amigas entre las otras Emocionales. A ellas les gustaba chismorrear y reír en grupo, pero ella prefería flotar sobre las rocas y gozar con la sensación de su aspereza. Sin embargo, había algunas medianas más amables que otras, que se le antojaban menos provocativas. Por ejemplo, Doral, tan tonta como las demás, en realidad, pero que a veces hablaba de modo divertido. (Doral, al ser mayor, había formado un tríade con el hermano-derecho de Dua y un joven-izquierdo de otro complejo de cavernas, un joven que no inspiraba mucha simpatía a Dua. Doral inició casi en seguida un niño-izquierdo y un niño-derecho en rápida sucesión, y poco tiempo después, una niña-mediana. Entretanto, se había hecho tan densa que el tríade parecía tener dos Paternales, Y Dua se preguntaba si podrían seguir fusionándose… Pero Tritt nunca perdía ocasión de recalcarle las excelencias del tríade que Doral había ayudado a formar).
Un día en que Doral y ella estaban solas, Dua susurró:
—Doral, ¿tú sabes qué es una Em-izquierda?
Y Doral se estremeció y se comprimió, como para no ser vista, y le explicó:
—Es una Emocional que actúa como un Racional; ya sabes; como un izquierdo. ¿No lo ves? Emocional-izquierda… ¡Em-izquierda!
Al fin, Dua «vio» la frase. Era evidente, una vez explicada. La hubiera comprendido sin ayuda si hubiese sido capaz de imaginar tal estado de cosas. Inquirió.
—¿Cómo lo sabes?
—Las chicas mayores me lo explicaron. —La sustancia de Doral se arremolinó y Dua la encontró desagradable—. Es indecente —observó Doral.
—¿Por qué? —preguntó Dua.
—Porque es indecente. Las Emocionales no deben actuar como si fueran Racionales.
Dua nunca había imaginado tal posibilidad, pero ahora la comprendió. Dijo:
—¿Y por qué no?
—¡Vaya pregunta! ¿Quieres saber qué otra cosa es indecente?
Dua no pudo evitar sentirse intrigada.
—¿Qué?
Doral no dijo nada, pero una porción de su cuerpo se dilató de improviso y rozó a la desprevenida Dua antes de que pudiese formar una concavidad. Dua expresó desagrado; se apartó y dijo:
—No hagas esto.
—¿Sabes qué otra cosa es indecente? Introducirse en una roca.
—Es imposible hacerlo —declaró Dua. Era una declaración tonta, porque Dua había penetrado a menudo en la superficie exterior de la roca y había gozado con ello. Pero ahora, en el contexto de las burlas de Doral, sintió repugnancia y lo negó, incluso a sí misma.
—Claro que se puede hacer. Se llama acariciar rocas.
—No te creo. Lo estás inventando.
—Te digo que lo hacen. ¿Conoces a Dimit?
—No.
—Seguro que sí. Es la chica del extremo grueso de la Caverna c.
—¿La que flota de un modo raro?
—Sí, debido a su extremo grueso. Es ella.
En este punto, Dua se alejó, muy trastornada. No volvió a hablar a Doral durante mucho tiempo y dejó de considerarla amiga suya, pero su curiosidad había sido excitada.
¿Su curiosidad? ¿Por qué no decir sus tendencias de Em-izquierda?
Un día en que tenía la seguridad de que su Paternal no se encontraba cerca, se fundió con una roca, lentamente y sólo en parte. Era la primera vez que lo intentaba desde que era muy pequeña.
Volvió a probarlo otras veces, con mayor atrevimiento.
En una ocasión fue sorprendida por su Paternal, que emitió una exclamación de disgusto, y desde entonces tuvo más cuidado. Ahora era mayor y sabía con seguridad que, a pesar de las críticas de Doral, la práctica era muy corriente. Casi todas las Emocionales lo hacían de vez en cuando, y algunas lo admitían abiertamente.
Ocurría con menos frecuencia cuando se hacían mayores, y Dua no creía que ninguna Emocional lo practicase después de unirse a un tríade y empezar las auténticas fusiones. Uno de sus secretos (pues nunca se lo dijo a nadie) era que ella había continuado haciéndolo, e incluso lo intentó una o dos veces después de la formación del tríade. (Aquellas veces pensó: «¿Y si Tritt se enterase…?». La posibilidad parecía augurar consecuencias fatales, lo cual estropeo en parte la diversión).
Confusamente se excusaba (ante sí misma) alegando la persecución de que era objeto. El grito de «Em-izquierda» empezó a seguirla por doquier, como una especie de pública humillación. Durante aquel período de su vida, se vio obligada a llevar una existencia casi de reclusa. Su gusto inicial por la soledad se consolidó en aquella época. Y al encontrarse sola, buscó un consuelo en las rocas.
Por lo menos, así se lo decía a sí misma.
Una vez trató de devolver el golpe. Exclamó: «¡Sois un montón de Em-derechas, un montón de sucias Em-derechas!», dirigiéndose a las insultantes medianas.
Ellas sólo rieron, y Dua se alejó, presa de confusión y frustración. Pero era cierto. Casi todas las Emocionales, cuando se acercaban a la edad de formar un tríade, se interesaban por los niños y les rodeaban como si fueran Paternales, en una imitación que Dua consideraba repulsiva. Ella nunca sintió aquel interés. Los niños eran eso: sólo niños; e incumbían únicamente a los hermanos-derechos.
Los insultos cesaron cuando Dua se hizo mayor. Contribuyó a ello su estructura grácil y su habilidad para flotar con un contorno difuminado que ninguna sabía imitar. Y cuando izquierdos y derechos mostraron interés por ella, de manera progresiva, las otras Emocionales ya no se atrevieron a burlarse.
Y no obstante (no obstante), ahora que nadie osaba dirigirse irrespetuosamente a Dua (porque era bien sabido en todas las cavernas que Odeen pasaba por ser el Racional más prominente de su generación, y Dua era su lado-mediano), ella sabía que en efecto, era una Em-izquierda sin remisión posible.
No lo consideraba indecente (no del todo), pero a veces se sorprendía a sí misma deseando ser un Racional y, entonces, sentía vergüenza. Se preguntaba si otras Emocionales habrían deseado aquello alguna vez, y si la verdadera causa de que ella no quisiera una niña-Emocional residía en el hecho de que no era una auténtica Emocional y no cumplía debidamente sus deberes para con el tríade…
A Odeen no le importaba que fuese una Em-izquierda. Nunca la había llamado así, pero le halagaba el interés que mostraba por su trabajo, le gustaban sus preguntas y disfrutaba al ver que comprendía sus explicaciones. Incluso llegaba a defenderla cuando Tritt se ponía celoso (bueno, no exactamente celoso), y le demostraba que su conducta no encajaba con su tenaz y limitada visión del mundo.
Odeen la había llevado varias veces a las cavernas de los Duros, ansioso de mostrar sus conocimientos a Dua y claramente satisfecho de la impresión que causaba a Dua. Porque ella estaba impresionada, no tanto ante la evidencia de la sabiduría y la inteligencia de él como ante el hecho de que a Odeen no le importase compartirla. (Recordaba la dura actitud de su padre-izquierdo la vez que ella le interrogó). Nunca amaba tanto a Odeen como cuando éste le permitía compartir su vida… y también esto formaba parte de su condición de Em-izquierda.
Tal vez (muchas veces se le ocurría pensarlo), era esta condición la que la acercaba más a Odeen y la alejaba más de Tritt, razón por la cual las reconvenciones de Tritt la repelían. Odeen no insinuó jamás tal cosa, pero quizá Tritt lo presentía vagamente y, aunque incapaz de comprenderlo, lo intuía lo suficiente para sentirse desgraciado sin saber explicar el motivo.
En su primera visita a una caverna de los Duros, oyó a dos Seres Duros hablar entre sí. Ignoraba que estuviesen hablando, naturalmente. Había una vibración en el aire, muy rápida, muy cambiante, que producía un desagradable ruido en su interior. Tuvo que dilatarse y dejar que la atravesara.
Odeen le dijo:
—Están hablando. —Después, en seguida, anticipándose a su objeción añadió—: En su lengua. Ellos se comprenden.
Dua logró captar el concepto. El hecho de poseer una comprensión rápida se convertía en más satisfactorio porque complacía tanto a Odeen. Una vez había dicho: «Ninguno de los otros Racionales tiene una Emocional que no sea tonta. Soy muy afortunado». Ella le respondió: «Pero los otros Racionales parecen contentos de que sean tontas. ¿Por qué eres diferente de ellos, Odeen?» Odeen no negó que a los otros Racionales les gustasen tontas. Se limitó a decir: «Nunca lo he pensado y no lo considero importante. Me gustas tú y me alegro de que me gustes».
Dua preguntó.
—¿Comprendes la lengua de los Seres Duros?
—No mucho —repuso Odeen—. No puedo captar los cambios con la rapidez suficiente. A veces presiento lo que dicen, aunque no lo comprenda, en especial después de habernos fusionado. Pero sólo algunas veces. Presentir estas cosas es realmente una cualidad Emocional, aunque si bien una Emocional las presiente, nunca es capaz de interpretarlas correctamente. Pero tú quizá podrías.
Dua vaciló.
—Me daría miedo. Puede que a ellos no les gustase.
—Vamos, pruébalo. Tengo curiosidad. Trata de adivinar lo que están diciendo.
—¿Lo hago? ¿De verdad?
—Adelante. Si te sorprenden y se enfadan, diré que yo te he obligado a hacerlo.
—¿Lo prometes?
—Lo prometo.
Con considerable aprensión, Dua intentó el contacto mental con los Seres Duros, adoptando la pasividad total que permitía la afluencia de los sentimientos.
Exclamó.
—¡Excitación! Están excitados. Alguien nuevo.
Odeen dijo.
—Quizá sea Estwald.
Fue la primera vez que Dua oyó aquel nombre. Dijo:
—Es extraño.
—¿Qué es extraño?
—Tengo la sensación de un gran sol. Un sol verdaderamente grande.
Odeen pareció pensativo.
—Pueden estar hablando de esto.
—Pero ¿cómo es posible?
En aquel momento, los Seres Duros les sorprendieron. Se les acercaron con amable actitud y les saludaron al modo de los Seres Blandos. Dua estaba muy turbada y se preguntaba si sabrían que habían estado captándoles. Pero, de ser así, no dijeron nada.
(Más tarde. Odeen le explicó que era muy raro sorprender a dos Seres Duros hablando entre sí en su lengua. Siempre callaban en presencia de los Seres Blandos y suspendían su trabajo mientras permanecían con ellos. «Nos tienen mucho afecto —dijo Odeen—. Son muy bondadosos»).
De vez en cuando la llevaba a las cavernas de los Duros; en general, cuando Tritt estaba ocupado con los niños. Odeen prefería no comentar a Tritt que llevaba a Dua a las cavernas, pues ello equivalía a recibir la réplica de que los mimos de Odeen no hacían más que fomentar la desgana de Dua de tomar el sol, de modo que la fusión se hacía mucho menos efectiva… Era difícil hablar con Tritt más de cinco minutos sin que la fusión saliera a relucir.
Incluso Dua había bajado sola una o dos veces. El temor la dominaba, aunque los Seres Duros que encontraba eran siempre amables, siempre «muy bondadosos», como dijera Odeen. Pero no parecían tomarla en serio. Estaban contentos, pero algo divertidos (lo captaba claramente) cuando ella les formulaba alguna pregunta. Y siempre respondían con frases sencillas, que no le proporcionaban ninguna información. «Es sólo una máquina, Dua —decían—. Odeen te lo explicará».
Dua ignoraba si había visto a Estwald. Nunca se atrevió a preguntar los nombres de los Seres Duros con quienes hablaba (excepto Losten, a quien Odeen la había presentado y a quien vio muchas veces). En alguna ocasión pensó que quizá era uno de los presentes. Odeen hablaba de él con gran respeto y con cierto resentimiento.
Dedujo que estaría ocupado en algún trabajo de la mayor importancia y en las cavernas que no eran accesibles para los Seres Blandos.
Al asociar todo lo que Odeen le había contado, comprendió poco a poco que el mundo necesitaba alimento con urgencia. Odeen no lo llamaba casi nunca «alimento». Decía «energía», que era la palabra del idioma duro.
El sol palidecía y moría, pero Estwald había descubierto la manera de encontrar energía muy lejos, más allá del sol, más allá de las siete estrellas que brillaban en el oscuro cielo nocturno. (Odeen decía que las siete estrellas eran siete soles muy distantes y que había muchas otras estrellas aún más distantes, cuya luz no podían distinguir. Tritt se lo oyó decir y le preguntó qué utilidad tenía la existencia de unas estrellas que no podían ser vistas, y añadió que no creía una palabra. Odeen repuso: «Vamos, Tritt», en tono paciente. Dua había estado a punto de decir algo muy parecido a lo dicho por Tritt, pero entonces se calló).
Ahora, todo parecía indicar que habría gran cantidad de energía, y para siempre: mucha comida, por lo menos en cuanto Estwald y los demás Seres Duros lograsen hacer que la nueva energía tuviera buen gusto.
Hacía sólo unos días que Dua había dicho a Odeen:
—¿Recuerdas, hace tiempo, cuando me llevaste a las cavernas de los Seres Duros y yo establecí contacto con ellos y capté la impresión de un gran sol?
Odeen se quedó perplejo durante unos momentos.
—No estoy seguro. Pero, sigue, Dua. ¿Qué hay de ello?
—He estado pensando. ¿Es el gran sol la fuente de la nueva energía?
Odeen contestó, muy satisfecho:
—Excelente, Dua. No del todo correcto, pero demuestra una enorme intuición en una Emocional.
Y ahora, Dua se iba deslizando con lentitud, como al azar, mientras recordaba todo esto. Sin tener plena conciencia del tiempo y del espacio, se encontró en la caverna de los Seres Duros, y ya empezaba a pensar si sería conveniente demorarse tanto, y si no sería mejor volver a casa ahora y afrontar el inevitable enfado de Tritt, cuando, casi como si pensar en Tritt le hubiese traído aquí, captó a Tritt con sus sentidos.
La sensación era tan intensa que sólo durante un confuso instante pensó que quizá le estaría captando desde lejos, en su propia caverna. ¡No! Tritt estaba aquí, en las cavernas de los Seres Duros, como ella.
¿Qué podía estar haciendo aquí? ¿Persiguiéndola? ¿Iba a pelearse con ella aquí? ¿Sería tan tonto como para apelar a los Seres Duros? Dua no creía poder resistirlo…
Y entonces, el terror glacial la abandonó y fue reemplazado por el asombro. Tritt no estaba pensando en ella. No tenía la menor idea de su presencia. Todo lo que Dua captaba en él era la tremenda fuerza de una especie de designio, unida al temor y a la aprensión suscitados por algo que iba a hacer.
Dua podría haber penetrado más y descubierto algo, por lo menos lo que iba a hacer y por qué, pero nada estaba más lejos de sus intenciones. Ya que Tritt no sabía que ella se hallaba cerca, quería asegurarse de una sola cosa: que continuase ignorándolo.
Entonces, por puro reflejo, hizo algo que un momento antes hubiese jurado no volver a hacer bajo ninguna circunstancia. Tal vez se debió (como pensó después) a sus recientes divagaciones sobre su charla de niña con Doral, o a sus recuerdos de los propios experimentos con acariciar rocas. (Existía una palabra adulta para ello, muy complicada, pero que Dua consideraba infinitamente más embarazosa que la usada por las niñas).
En cualquier caso, sin saber lo que hacía y sin comprenderlo hasta mucho rato después, se introdujo precipitadamente en el muro más cercano.
¡Dentro de él! ¡Y toda entera!
El horror de su acto fue mitigado por la perfección con que logró su propósito. Tritt pasó por delante, a una distancia mínima, y no advirtió que en un punto podría haberse alargado y tocado a su lado-mediano.
Para entonces, Dua ya era incapaz de preguntarse qué estaría haciendo Tritt en la caverna de los Seres Duros y si habría venido en su busca.
Se olvidó de Tritt por completo.
La invadía el más puro asombro ante su posición. Incluso en la infancia, nunca se había fundido por completo con una roca o conocido a alguien que admitiera haberlo hecho (aunque siempre corría el rumor de que alguien lo hacía). Lo cierto era que ninguna Emocional adulta podía hacerlo. Dua era excepcionalmente fluida para ser una Emocional (Odeen gustaba de repetírselo) y su escasa alimentación lo acentuaba (como Tritt decía a menudo).
Lo que acababa de hacer indicaba el grado de su fluidez con más efectividad que cualquier reconvención de su lado-derecho, y por un momento sintió vergüenza y pena por Tritt.
Y entonces la invadió una vergüenza aún más profunda. ¿Y si la sorprendían? Ella, un ser adulto…
Si un Ser Duro pasaba con lentitud… Le sería imposible emerger si alguien estaba a la vista, pero ¿por cuánto tiempo podría permanecer dentro y qué ocurriría si la descubrían dentro de la roca?
Mientras pensaba esto, captó a los Seres Duros y, entonces, se dio cuenta de que estaban lejos.
Se concentró, trató de calmarse. La roca, llenándola y rodeándola, prestaba una especie de opacidad a su percepción, pero no la embotaba. Por el contrario, sus sentidos se agudizaban. Todavía captaba los lentos movimientos de Tritt como si estuviera a su lado, y a los Seres Duros, aunque estaban en otro complejo de cavernas. Veía a los Seres Duros, por separado, cada uno en su lugar, y captaba la vibración de su lengua hasta el menor detalle, e incluso comprendía algo de lo que decían.
Su percepción era mayor que nunca, mayor de lo que jamás hubiera creído posible.
Por este motivo, aunque ahora ya podía abandonar la roca, segura de no ser observada, no lo hizo; en parte debido a su asombro, y, en parte, a la curiosa exaltación que sentía al comprender y al deseo de comprender todavía más.
Su sensibilidad era tal que incluso sabía por qué era sensible. Odeen comentaba muy a menudo que su comprensión aumentaba después de un período de fusión, de modo que le ayudaba a resolver cosas que antes no entendía. Había algo en el estado de fusión que incrementaba increíblemente la sensibilidad: se absorbía más, se utilizaba más. Según Odeen, ello se debía a la mayor densidad atómica durante la fusión.
Aunque Dua no estaba segura del significado de «mayor densidad atómica», se relacionaba con la fusión, ¿y esta situación no era muy similar a la fusión? ¿No estaba Dua fusionada con una roca?
Cuando el tríade se fusionaba, toda la sensibilidad redundaba en beneficio de Odeen. El Racional la absorbía, ganaba comprensión y retenía esta comprensión después de separarse. Pero ahora, Dua era la única conciencia de la fusión. Eran sólo ella y la roca. Había una «mayor densidad atómica» (¿seguramente?), y sólo ella para beneficiarse.
(¿Sería ésta la razón por la cual el hecho de acariciar rocas fuese considerado una perversión? ¿Sería por esto que se lo prohibían a las Emocionales? ¿O le ocurría sólo a Dua porque era tan fluida? ¿O porque era una Em-izquierda?).
Entonces, Dua abandonó toda especulación y se limitó a sentir… fascinada. Se dio cuenta sólo mecánicamente de que Tritt volvía, pasaba ante ella y tomaba otra vez la dirección de donde había venido. También mecánicamente (y con la mínima sensación de sorpresa), vio que Odeen salía a su vez de las cavernas de los Duros. Dua sólo captaba a los Seres Duros, sólo a ellos, intentando utilizar al máximo sus percepciones, intentando aprovecharlas hasta el límite.
Pasó mucho tiempo antes de que se separara y se alejase de la roca. Y cuando lo hizo, no le preocupó demasiado que pudieran observarla. Tenía la suficiente confianza en su sensibilidad para saber que no sería sorprendida.
Y regresó a casa sumida en sus pensamientos.