Cuando Sophie y Josh llegan al círculo prehistórico en que se alzan las piedras sobre la llanura de Salisbury, en Inglaterra, es completamente de noche, de forma que sólo perciben fugazmente la imagen de las reliquias de un monumento que, antaño, fue maravilloso. Se trata de uno de los emplazamientos arqueológicos más reconocidos del mundo.
Stonehenge se construyó en tres fases distintas. Lo que todavía queda en pie hoy en día son las ruinas de todas las etapas. Aunque existen pruebas que sugieren que había humanos habitando la zona de los alrededores de la llanura de Salisbury (que en aquella época sería una zona boscosa y arbolada) hace más de ocho mil años, la primera fase de construcción se llevó a cabo cinco mil años antes de eso. Haciendo uso de astas de ciervos, de piedras y de herramientas de madera, los primeros arquitectos rasparon un gigantesco anillo de aproxiMadamente dos metros de ancho y uno; diez kilómetros de diámetro. El centro alcanzaba, en algunos lugares, los dos metros de profundidad. Se dejó abierto un arco y se colocaron dos piedras a modo de pilares. Una de ellas todavía sobrevive y se llama Slaughter Stont, que significaría «piedra de la masacre».
La siguiente fase empezó hace alrededor de cinco mil años. De aquella fase apenas queda nada visible, pero existen pruebas arqueológicas que demuestran que se alzó una estructura de madera en el interior del círculo. Allí se han descubierto fragmentos de cerámica y huesos quemados, lo cual indica que, quizá, Stonehenge podría haber sido un lugar para entierros o sacrificios.
Durante los siguientes mil años, Stonehenge sufrió ampliaciones, alteraciones y cambios. Las gigantescas piedras que sobreviven hasta hoy datan de este periodo de construcción. Se estima que se establecieron hasta ochenta pilares de arenisca en el centro del círculo. Los pilares conformaban dos medios círculos, uno dentro del otro. Cada una de estas colosales piedras pesaba, al menos, cuatro toneladas, y se tenían que extraer de una cantera ubicada en las montañas Preseli, en Gales, a más de 350 kilómetros de distancia. Tan sólo el transporte de los gigantescos pedazos de piedra a través de una zona boscosa y con vegetación muy espesa, además de cruzar montañas y ríos, suponía una hazaña extraordinaria, lo cual nos demuestra la importancia que tenía Stonehenge para las antiguas culturas que lo construyeron. El enorme altar de piedra, en el que Nicolas Flamel se desploma, seguramente también estaba de pie, en postura vertical. Pesa seis toneladas.
Sobre esta época se ensanchó la entrada y el amanecer, especialmente el de la mañana del solsticio de verano, habría formado unas sombras que danzarían en el corazón del círculo. Al atardecer, a mediados de invierno, el sol se hundiría entre las piedras.
Más tarde, quizás unos cuatro mil años atrás, se alzó un círculo de treinta piedras con una especie de capuchón. Ésta también fue una hazaña extraordinaria. Cada una de las piedras pesa alrededor de veinticinco toneladas. Éstas provenían de una cantera situada a más de treinta kilómetros hacia el norte de Stonehenge. Las tallaron y pulieron con sumo cuidado. En el interior de este círculo se hallan los cinco trilithon, que forman un semicírculo; el más pequeño está en el extremo y el más grande en el centro. El trilithon más «pequeño» medía seis metros de altura.
Con el paso de los siglos, el emplazamiento se abandonó y cayó en el olvido. Los elementos de la naturaleza, junto con el peso de las piedras, provocaron que algunas se derrumbaran y, de forma gradual, el orden y la colocación del círculo empezaron a confundirse hasta perderse por completo.
Stonehenge es asombroso, espectacular y misterioso; a pesar de siglos y siglos de investigación, aún no sabemos para qué se utilizaba. ¿Era un emplazamiento para, entierros o, tal y como muchos sugieren, un lugar de veneración? Hoy en día se asocia con el druidismo, la religión de los antiguos celtas, y si bien los celtas sí utilizaron el emplazamiento, al igual que otros círculos de piedra y monumentos que hay esparcidos por el país, no lo construyeron. Existen infinidad de mitos y leyendas relacionados con este lugar; incluso suele estar vinculado con Merlín y la Mesa Redonda del Rey Arturo.
Una de las sorpresas más vergonzosas que la gente descubre cuando visita Stonehenge es la cercanía de todas las carreteras a este monumento ancestral. La A344, la carretera donde finalmente Josh abandona el coche, se halla a una distancia mínima del círculo original, de más de cinco mil años de antigüedad.
Hoy en día, Stonehenge es Patrimonio de la Humanidad.
El Punto Cero también existe.
El centro oficial de París, Francia, está situado en la plaza que se extiende a los pies de la catedral de Notre Dame y es exactamente tal y como se describe en La Hechicera. Colocado entre los adoquines se distingue un círculo compuesto por cuatro segmentos. Las palabras POINT ZERO DES ROUTES DE FRANCE están inscritas en los cuatro segmentos. En el centro del círculo hay un rosetón con ocho brazos espinados que irradian del centro.
Existen señales de puntos cero o kilómetros cero en muchas ciudades del mundo. Desde allí se miden todas las distancias de la ciudad correspondiente. Algunas de estas señales son piedras ubicadas en el suelo, aunque también existen placas o monumentos. No se recomienda situarse en la piedra parisina al mediodía… ¡Ya sabéis qué les ocurrió a Scathach y Juana!