Prometeo guardó el teléfono móvil y miró al matrimonio Flamel. El Inmemorial había envejecido visiblemente en la última hora. Su cabello pelirrojo mostraba destellos blancos y tenía un aspecto cansado y enfermizo.
—Era Niten —dijo en voz baja. Enseguida los Flamel supieron que no eran buenas noticias—. Josh invocó a Coatlicue. Sophie, Niten y Aoife llegaron justo cuando la Arconte salía de su Mundo de Sombras, pero seguía atrapada por algún hechizo de Dee. Accidentalmente, Josh la liberó del encantamiento y Coatlicue penetró en este reino —explicó. Su tono de voz era mucho más duro, más severo y las lágrimas que le recorrían el rostro desprendían un humo blanco. Tras una breve pausa, finalizó—. Aoife se sacrificó para arrastrar a Coatlicue hacia el Mundo de Sombras donde está encarcelada. La guerrera ha desaparecido. Ha desaparecido para siempre.
—¿Y los mellizos? —susurró Perenelle.
—Sophie está a salvo, con Niten. Pero cuando el Mago y Virginia Dare huyeron, Josh los siguió. Se fue por propia voluntad. Le hemos perdido, ahora está del lado de los Oscuros Inmemoriales.