En el corazón de las catacumbas, en el subsuelo de París, el Inmemorial Marte Ultor se despertó. Durante un breve instante, su mirada fue del mismo color que el cielo, pero rápidamente se tornó de su rojo ardiente habitual.
El muchacho, el mellizo, el mortal que había Despertado y, por lo tanto, al que estaba conectado, había aprendido una segunda magia, la Magia del Fuego.
Cerró los ojos, una forma de obligarse a sí mismo a ignorar la tortura y el dolor que consumían su cuerpo. Miró a través de los ojos del muchacho y descubrió que estaba ante el hermano de su esposa: Prometeo. Rompió el enlace de inmediato por miedo a que el Inmemorial notara su presencia. Marte Ultor, el Vengador, que no temía a nadie ni a nada, estaba completamente aterrorizado por el Maestro del Fuego. Entonces, casi a regañadientes, se concentró en visualizar el rostro del Mago inglés. Cuando Dee se giró y alzó su mirada gris, el Inmemorial dijo:
—Está hecho.
—Está hecho.
John Dee se sobresaltó de tal forma que se cayó de la silla desplomándose sobre sus manos chamuscadas. El dolor era atroz e insoportable, pero el Mago lo ignoró. Estaba echando una cabezadita cuando la imagen del Dios Durmiente, Marte Ultor, atrapado en su cárcel de hueso en lo más profundo de París, le despertó. En su sueño, los ojos del Inmemorial le habían mirado y Dee escuchó sus palabras tras la máscara.
—Está hecho. El muchacho ha dominado el fuego.
Poniéndose en pie, Dee cruzó los brazos sobre el pecho y apoyó la frente en el frío cristal que ocupaba toda una pared. Se concentró y visualizó la cárcel de Marte Ultor con todo detalle, hasta que finalmente pudo ver al Inmemorial encarcelado.
—Quiero al chico —dijo en voz alta.
Al otro lado del mundo, un humo del mismo color que la sangre brotó de los ojos del Dios Durmiente.
—Josh —susurró Marte—. Josh.
Agotado y dolorido, Josh Newman se recostó en una cama dura como una piedra y, por tanto, incómoda y cerró los ojos. Se durmió al instante.
Y entonces, de manera repentina, abrió los ojos de par en par.
Eran del mismo color que los ojos ardientes de Marte Ultor.