Introducción
La runología es el estudio metafísico de las energías espirituales inherentes a ciertos símbolos o alfabetos ocultistas, llamados comúnmente runas. El vocablo «runa», que desde el punto de vista etimológico proviene del término nórdico homónimo, significa «secreto» o «misterio». Cada signo está imbuido de una vibración específica o un conjunto de vibraciones coherentes que, según su propia naturaleza, son espirituales, psicológicas o mundanas.
Las runas en sí mismas son de origen antiquísimo, y sus imágenes han evolucionado a través de los siglos en consonancia con el desarrollo físico y cultural de las razas. Aunque los símbolos rúnicos varían de una cultura y de una civilización a otra, representan potenciales y experiencias humanas a la vez que arquetípicas y fundamentales. Por ejemplo, el sol siempre ha sido considerado una fuente vibrante de energía creativa, un dador de vida. Las tribus primitivas trazaban la rueda solar como emblema de la fuerza que dimanaba del astro. Algunas naciones eligieron la esvástica para reproducir el mismo concepto. Pero, sea su manifestación una rueda o una cruz gamada, la runa del sol siempre materializa su potencial intrínseco, creatividad en las artes, evaluaciones analíticas en los negocios o, incluso, un nacimiento en el seno de una familia. Así pues, es importante recordar que, si bien la imagen rúnica se altera en función de la cultura de una civilización concreta, el arquetipo permanece inmutable. La constancia de estos arquetipos convierte a la runología, justamente, en un viaje fascinante al interior de la psiquis.
Son los «arquetipos de la psiquis» los que dan a las runas su enorme valía como oráculos o herramientas adivinatorias. La persistencia de las potencialidades espirituales hacen de las imágenes rúnicas factores ideales también en el campo de la meditación. No obstante, lo que aquí nos interesa es el carácter oracular de estos signos. En las consultas de tal género, las runas establecen la comunicación entre los niveles consciente y subconsciente de la mente humana. Las conexiones así fijadas permiten al individuo comprender cuáles de sus energías son beneficiosas o perjudiciales para una empresa, o bien cuáles son de duración transitoria o permanente. Al adquirir este conocimiento puede uno identificar la dirección, la tendencia de un proyecto en una situación particular, y corregirla, estimulando las energías provechosas al mismo tiempo que suprime las negativas. Los oráculos rúnicos no predeterminan el futuro; tan sólo indican hacia qué vertientes deriva un empeño. Saber dónde lo lleva el curso actual de las cosas, proporciona al sujeto la oportunidad de seguir en el mismo camino vital o buscar otro alternativo, razón por la que las runas constituyen oráculos muy apreciados.
Los signos runológicos pueden consultarse individualmente o en grupo, como una serie de símbolos ordenados en un patrón prescrito que denominamos «disposición». Para los datos que adjuntamos en las páginas anexas se emplearon tres disposiciones rúnicas diferentes: la Cruz de la Vida, la Vara del Cumplimiento y las Encarnaciones.
Cuando se desea explorar las fuerzas dinámicas que confluyen en una situación prolongada, donde se requieren madurez y desarrollo personales, habrá que consultar el oráculo de la Cruz de la Vida. Este oráculo refleja las energías del pasado y anuncia los desafíos venideros. En la mencionada disposición se utilizan seis signos rúnicos, extraídos de una bolsa que contiene unos veinticinco —el número varía según el alfabeto empleado—. El interpelante, es decir, la persona que hace la consulta, elige las runas y se las entrega a medida que las separa al runólogo, intérprete de los símbolos propios de esta actividad.
Las tres primeras se colocan en hilera de derecha a izquierda formando el eje horizontal de la cruz. Las restantes sé ponen de arriba abajo, y configurarán el brazo vertical.
Se procede, sin más preámbulos, a aquilatar los signos del eje apaisado, representativos de las energías internas del interpelante. El primero —extremo derecho— denota qué potenciales hubo en juego en el pasado reciente, en los dos años anteriores a la consulta. El segundo pone de relieve la posición actual, o energías espirituales, del interpelante. El último, el de la izquierda, muestra qué fuerzas entrarán en acción en los próximos seis meses.
Las energías externas, aquellas que escapan al control de la persona que hace la consulta, vienen dadas por el eje vertical de la cruz. En la runa de la punta inferior se cristalizan las actitudes, creencias o lecciones vitales aprendidas por el interpelante en el pasado remoto, desde su nacimiento hasta cinco años antes de la sesión oracular. La del medio —que se sitúa por encima de la que ocupa el centro de la línea horizontal— señala un obstáculo o desafío al que habrá de enfrentarse. La de arriba, en fin, revela el mejor desenlace posible del proceso si se aborda con éxito el citado desafío, y sólo en ese caso.
Para cuestiones en las que se pretende concluir a plena satisfacción un negocio, o también un esfuerzo creativo, se recurre al oráculo de la Vara del Cumplimiento. Esta disposición se consigue escogiendo cinco imágenes rúnicas y depositándolas en diagonal, de arriba abajo y de izquierda a derecha. La del extremo superior ofrece una perspectiva general de la posición del interpelante respecto al asunto objeto de la consulta. La segunda anticipa la amenaza u obstrucción que habrá que salvar. La tercera y la cuarta iluminan el camino que hay que adoptar para vencer esta amenaza. Diremos, puntualizando, que el tercer signo sugiere el curso de acción o plan de ataque que conviene considerar si se quiere alcanzar el objetivo trazado, mientras que la cuarta avisa de las actitudes, creencias o modos de actuar que la persona debe descartar por no ser ya productivos. Es la runa inferior, al contrario que en la versión de la cruz, la que nos da la pista sobre el resultado final si se afrontan debidamente los impedimentos.
La última disposición, la de las Encarnaciones, constituye quizás el más potente oráculo conocido en el ámbito de la runología, ya que ayuda a comprender cómo la encarnación actual se vio afectada por la precedente y va a afectar a las sucesivas. Así, al usar esta variedad el interpelante puede analizar el karma adquirido en una existencia previa y el que condiciona su desenvolvimiento en la presente. Dadas las importantes ramificaciones metafísicas de la disposición que estudiamos, se ejecuta una sola vez en la vida de un individuo pero debe uno tenerla como punto de referencia y recapacitar sobre ella en múltiples ocasiones.
El juego de las Encarnaciones consta de cinco símbolos rúnicos, que también se disponen en cruz. Al igual que hacíamos con la Cruz de la Vida, las tres primeras runas seleccionadas se extienden de derecha a izquierda en un plano horizontal. De las dos restantes, una se pone debajo y la otra encima del signo central, por este orden y a idéntica distancia. El runólogo debe crear una figura escrupulosamente simétrica.
Se verán primero los signos horizontales, que encierran los datos relativos a las energías de la encarnación actual. El de la derecha expresa la energía primaria que presidió la infancia y la adolescencia del interpelante. Luego viene el que revela las energías que el sujeto experimenta ahora, en el momento de la consulta, y el de la izquierda y último indica qué vibración espiritual entrará en su vida en el plazo de un año. Insistimos en que estas tres energías son solo aplicables a la encarnación presente.
Las dos runas del brazo vertical se evalúan según conceptos temporales más abstractos. La de abajo manifiesta las vibraciones de la encarnación anterior, entendiéndose por «anterior» no la más cercana en el aspecto cronológico, sino la más afín kármicamente. El símbolo del pasado pone al interpelante en antecedentes de por qué vive este período de una manera determinada. Las tres imágenes del bloque horizontal son lecciones kármicas que ni han sido asimiladas en su totalidad ni se han apreciado en la encarnación previa. Es una concepción semejante, la encarnación del futuro, que es la que designa la runa vertical superior, vaticina qué karma se cosechará en el siguiente renacer. El futuro —siempre desde el prisma kármico— dependerá de cómo encarrile la persona las energías y lecciones de esta fase vital. Una encarnación del devenir simbolizada por una buena cosecha será indicativa de que el interpelante va a aprender, en su existencia presente, a desarrollar de forma positiva su espiritualidad. En una misma óptica, una cosecha pobre en lo venidero previene al individuo de que debe mantenerse en guardia o desaprovechará las enseñanzas kármicas. Aunque puede alterarse la encarnación futura, hay que meditar y esforzarse mucho para lograrlo.
Por desgracia, se necesitan varios años de estudios y práctica runológicos antes de interpretar acertadamente este lenguaje. Puesto que no hemos dado claves acerca de los distintos alfabetos rúnicos ni las vibraciones de cada símbolo, el lector no podrá aventurarse a realizar oráculos sin asesoramiento.
El conocimiento de las tradiciones rúnicas y la lectura de tales signos es uno de los pasatiempos favoritos de los enanos, si bien no descubren su talento a los forasteros por juzgarlo algo muy personal. Entre las pertenencias de Flint se hallaron unas notas donde quedaba patente que, más de una vez, obsequió a sus amigos con sus augurios. La disposición que pormenoriza la misión de Crysania, la Hija Venerable, fue efectuada por un clérigo enanil a petición de Elistan.
Esta lectura ayudó a Crysania a comprender cómo podía servir mejor a Paladine.
Estado General. Runa de los viajes, invertida. Esta runa indicaba perturbaciones en la vida de la sacerdotisa por seguir un camino equivocado: buscaba una madurez y un entendimiento religiosos tal como ella los veía o quería que fueran, en lugar de escuchar la voluntad expresa de su dios. Tenía que ser cauta en sus relaciones personales, evitando manipular y ser manipulada.
Obstáculo. Runa de la separación, invertida. Aquí se definía el obstáculo que se interpondría en su camino, el desafío. Crysania no podía separar los valores internos de su religión de la faceta más superficial, más espectacular. Se servía de los rituales de la iglesia sin someterlos a análisis. Rehusaba cuestionarse sus creencias. No se percataba de que ganaría en espiritualidad con sólo ponerse a prueba.
Senda Vital. Runa del movimiento. La Hija Venerable tenía que seguir un curso de acción particular para sobreponerse al obstáculo. Este exigía un giro completo de actitudes y credos, a fin de crecer en el terreno íntimo e insuflar nuevos aires a la iglesia.
Sacrificio. Runa del ego. Debía liberarse de la autocomplacencia, del deseo de gobernar a los otros, y aprender una lección de altruismo. En vez de enfocarlo todo hacia sí misma, era esencial que contemplara las necesidades de una comunidad más amplia.
Resultado. Runa de las posesiones. Crysania se sacrificó, aunque a costa de dolores y angustias. Su recompensa es una savia renovadora, el cumplimiento de su objetivo en bien de la iglesia. Ha asumido la condición humana y se solidariza con ella. Conoce el poder del sacrificio desinteresado.
Color. Rojo intenso, que estimula las energías positivas y negativas.
Encarnación Pasada. Runa del crecimiento, invertida. En su vida anterior, Raistlin se negó a reconocer dónde había que introducir cambios de personalidad, actitudes y creencias. Estaba pendiente de sí mismo, y sus energías se dispersaron porque no se centró en lo que debía hacer para expresarlas adecuadamente, en beneficio propio y en el ajeno.
Infancia. Runa de la plenitud. En su infancia, el mago aprendió a controlar las energías diseminadas y encaminar sus poderes creativos. Aprendió también a manifestar estos últimos en un plano intelectual. Fue así como triunfó en el presente.
Presente. Runa de la cosecha. Gracias a su paciencia y perseverancia, Raistlin alcanzo la meta que perseguía. No obstante, la cosecha fue forzada. Instigado por su afán de poderío y ansia de conocimientos, actuó sin cordura y se precipitó en la adquisición de algo que, espiritualmente, no estaba maduro para dominar.
Futuro. Runa del constreñimiento, invertida. Raistlin se ha convertido en un maestro en el arte de conducir sus energías. Durante su enfermedad, y debido también a las experiencias de la Prueba, se volvió paciente. Ahora le falta aprender qué características ha de corregir en el reino espiritual. Esta runa debería haberle advertido de que, si no se ejercita en reprimir sus impulsos y rectificar la maldad natural que anida en él, en lo venidero sufrirá moralmente.
Encarnación Futura. Runa de la separación, invertida. Como no ha hecho caso al aviso, en la próxima vida —si se le concede otra— el hechicero soportará fuertes retos a nivel anímico antes de asumir una conciencia y convertirse en un ser Humano. El suyo será un proceso lento y penoso.
Aunque los enanos nunca lo han confirmado, cunde el rumor de que estas criaturas creen en algunas formas de reencarnación. Puede inferirse que es cierto a raíz de las referencias que se hacen, tanto en la disposición que presentamos como en la precedente, a una vida pasada y futura.
Encarnación Pasada. Runa de las posesiones, invertida. Esta runa demuestra que, en su anterior encarnación, Caramon abrigaba dudas sobre sus habilidades. Sus frustraciones en tal sentido jamás se resolvieron. Tampoco supo reconocer su auténtica dimensión espiritual. Fue, por consiguiente, enviado al «hoy» para aprender a desenvolverse en los aspectos fallidos.
Infancia. Runa del ego. En su niñez, el guerrero cedía siempre a los caprichos y necesidades de los otros. Su mayor anhelo era socorrer a sus semejantes, si bien lo hacía por su propia satisfacción además de la de ellos.
Presente. Runa de los viajes. Caramon debería haber aprovechado la etapa juvenil —desde los quince años hasta los veinte o veintidós, cuando se efectuó esta lectura—, para perfeccionar sus talentos, sus aptitudes y posturas ante la vida. Era urgente un movimiento en su existencia, una progresión en todos los campos. Tendría que haber emprendido una misión destinada a armonizar las energías del alma y curar sus propios males. Al no hacerlo, consintiendo en que su gemelo lo absorbiera enteramente, le sobrevinieron el fracaso y el desencanto, como vemos en el apartado del futuro.
Futuro. Runa de la fuerza, invertida. Se observan en la runa los signos de la derrota, el desaliento, la enfermedad y la merma de vitalidad. El guerrero podría haber cambiado el desenlace de haberse concentrado en superar sus flaquezas. Lo hará, pero para entonces será casi demasiado tarde.
Encarnación Futura. Runa de la cosecha. Capaz al fin de encontrar y valorar su yo espiritual, Caramon Majere se investirá de paz y armonía interiores. En su futura venida al mundo disfrutará de vivencias favorables.
Esta disposición se llevó a cabo con el propósito de definir a qué retos se enfrentarían Riverwind y Goldmoon en su vida en común.
Base de Convivencia. Runa de las posesiones. En esta runa se pone al descubierto la recíproca integración emocional que hallaron Goldmoon y Riverwind al contraer matrimonio. Sin embargo, tuvieron que aprender que el amor no puede dejar de regarse. Ambos deben estar vigilantes y cuidar de su crecimiento, como pareja y también como individuos. Es el único fundamento sólido de una larga vida juntos.
Pasado Reciente. Runa de la defensa. La runa nos dice que la pareja ha pasado por una época difícil. De todos modos, la necesitaban para fortalecer su paciencia. Hubo un paréntesis en la evolución de sus relaciones, útil también porque tenían que madurar como seres humanos. Se vieron obligados a revisar ideales y creencias. Afianzarse a través del malestar proporciona protección frente al futuro.
Energía Presente. Runa de las señales. Es la hora de ponerse a prueba. Los dos príncipes bárbaros son, en realidad, aprendices en lo espiritual. Han de desarrollar su propio sentido de la solidaridad para hacer frente a los desafíos futuros. También es la hora de explorar y estudiar la forma de preservar esta solidaridad. Conviene que escuchen consejos sabios. Las recomendaciones ajenas son esenciales.
Futuro. Runa de la fuerza, invertida. En un punto de sus vidas experimentarán el fracaso y la desilusión. Para conjurarlos, habrán de enfocar su relación a partir de sus entidades espirituales. Se están edificando una posición defensiva, han atendido a consejos, pero si no responden a la llamada del espíritu se debilitarán cuando se cierna la amenaza.
Desafío. Runa de la plenitud. La pareja tiene que averiguar cómo utilizar sus energías creativas para su superación y la de sus semejantes. Sólo así llegarán a realizarse, cada uno por separado y en su unión. Lo conseguirán si deponen la actitud presente y abarcan intereses más amplios. Deben admitir que el mundo aloja a todas las razas, no únicamente a su reducida tribu. Además, han de perder el hábito de manipular a los otros, incluido en ese «otros» el exceso de influencia mutua. Al prójimo hay que respetarlo tal como es. En cuanto lo comprendan, ayudaran a crecer a quienes los rodean.
Resultado. Runa del constreñimiento. Si saben distinguir a los buenos consejeros, si asimilan su propia situación como pareja y como individuos y, en fin, si ensanchan sus miras en el factor social, tendrán éxito en su propósito de reinstaurar la armonía en el mundo y en su interior. A la par que auxilian a los demás, se evidenciará su propia valía. Este es el constreñimiento que debe autoimponerse en una relación adulta, seria y fructífera. Goldmoon y Riverwind ya no actúan con la impulsividad adolescente, tratan de aceptarse a sí mismos, mutuamente y al resto de los mortales.
Color. El negro azabache de la autodisciplina, que es a la vez un escudo salvador de lo espiritual.
Árbol. Haya, emblemático de la resistencia y la fuerza contra la ansiedad.
Hierba. Bistorta, para ordenar la vida y reconocer las necesidades personales. Si ambos queman juntos la bistorta y una corteza de haya triturada, dirigirán sus energías hacia la perfección.