[1] José María Martínez Cachero también señala esta técnica parabólica en Antonio Azorín y La voluntad (Las novelas de Azorín. p. 133). Y si este breve resumen descriptivo de la estructura de Antonio Azorín es poco más que una repetición de lo ya dicho sobre La voluntad (véase la Introducción a nuestra edición de La voluntad, Madrid, Castalia, 1969; 5.a ed. corregida, 1985), es que en esto son extraordinariamente similares. <<
[2] Esta concepción filosófica de la condición humana es una de las constantes de la literatura española de fines del siglo xix y principios del xx. Pío Baroja la desarrolla metafísica y novelísticamente en sus primeras novelas, sobre todo en Camino de perfección y El árbol de la ciencia (véase nuestro estudio, «Baroja y Schopenhauer: El árbol de la ciencia», incluido en Ideología y política en las letras de fin de siglo, Madrid, Colección Austral, Espasa-Calpe, 1989). <<
[3] Cf. Jorge Campos. «Hacia un conocimiento de Azorín. Pensamiento y acción de José Martínez Ruiz», Cuadernos Hispanoamericanos, 226 - 227 (octubre-noviembre 1968), pp. 114-139, y nuestro artículo «José Martínez Ruiz (Sobre el anarquismo del futuro Azorín)», Revista de Occidente, 35 (febrero 1966), pp. 157-174; también recopilado en Ideología y política en las letras de fin de siglo (Madrid, Colección Austral, Espasa-Calpe, 1989). <<
[4] Para más información sobre la práctica continua de Azorin de denunciar lo que él ve como problemas de España, véase la relación del periodismo completo de Azorin en nuestro libro Azorin: Guía de la obra completa (Madrid, Castalia. 1992). <<
[5] «Escepticismo, paisajismo y los clásicos, Azorín o la mistificación de la realidad», Ínsula, 247 (junio 1967); también recopilado en Juventud del 98 (Madrid, Siglo XXI, 1970). <<
[6] Incluido en Tema y forma en las novelas de Azorín (Madrid, Gredos, 1970), pp. 70-80. <<
[7] Véase nuestra edición de La voluntad, ya citada. <<
[8] Las intervenciones gratuitas del yo en la narrativa de tercera persona son mucho más numerosas en Amonio Azorín que en La voluntad, lo cual nos podria sugerir que Antonio Azorín está en forma más tentativa, menos pulida, que la otra novela. En su trabajo «La narración en La voluntad de José Martinez Ruiz» (en José Martínez Ruiz [Azorín]. Actes du Colloque International, Université de Pau et Des Pays de L’Adours, 1985), José María Vidal disputa el valor de nuestra observación aquí. Partiendo de un análisis semiótico de la distinción entre Enunciación y Narración —que no habríamos entendido nosotros, según él—, insiste en que la técnica narrativa de Azorín en estos casos no representa un defecto, sino una opción aceptable. Por otra parte, Francisco Javier Diez Revenga se pregunta si estas intromisiones del yo en la narración no serían intencionadas para reforzar la clara intención autobiográfica del relato («Las primeras novelas de Azorín: Aproximación a un estudio de la novela lírica en Martínez Ruiz», en las Actes del coloquio de Pau ya mencionadas). En este mismo contexto, el profesor Pérez López me increpa con cierto encono en la introducción de su edición de Antonio Azorín (Cátedra, 1991) por una desatención a los planteamientos estéticos de la obra. Y desde la mirada de los más de veinte años de teoría literaria que median entre hoy y la redacción de esta introducción mía, confieso que mi análisis estético es modesto. Indicio de su vigencia, sin embargo, es que el mismo profesor Pérez López sigue —con unas excepciones— la estructura y los planteamientos de mi análisis, no desechándolos, en el fondo, sino más bien elaborándolos, y, desde luego, sacando más fruto. También me ha halagado ver que en su análisis parte de unas ideas sobre «la nueva manera de ver las cosas» y sus implicaciones para la literatura de principios de siglo que formulé yo en una conferencia dada en Salamanca en 1983, y que luego he ido desarrollando y diseminando en ensayos sobre Azorín, Baroja, Unamuno y Ortega, recopilados en Ideología y política en las letras de fin de siglo (1989). Así, remito al lector interesado al excelente análisis del profesor Pérez López. <<
[9] Para la biografía de Miguel Amat y Maestre y un estudio de su relación especial con su sobrino Martínez Ruiz, incluyendo la reproducción de su correspondencia, véase Salvador Pavía Pavía, Don Miguel Amat Maestre (Pascual Verdú) y los orígenes literarios de Azorín (Petrel, Caja de Crédito de Petrel, 1986), y José Rico Verdú, Un Azorín desconocido (Alicante, Instituto de Estudios Alicantinos, 1973). <<
[10] Cf. Miguel Ortuño Palau, «Yecla y sus personajes en la obra de Azorín», Conferencias pronunciadas con motivo del homenaje nacional al maestro Azorín (Alicante, 1972). Véase también la introducción a la tercera edición (ampliada y corregida) y siguientes de La voluntad, publicadas por Castalia. <<
[11] Nos damos cuenta de que en Antonio Azorín existen dos alusiones a Yuste (I, caps. VIII y II, cap. I); pero son referencias parentéticas que fácilmente hubiera podido añadir el autor. De igual manera, retocó algunos de los artículos publicados en El Globo. Otro detalle sugestivo es que en Diario de un enfermo y Antonio Azorín, Martínez Ruiz expresa una atracción misteriosa por la vida y los pensamientos de las monjas: asunto que estudia en los manuales y que comenta en La voluntad. Justina representaría entonces el desarrollo en forma de personaje principal de una preocupación sólo sugerida en las obras anteriores. <<
[12] Una lectura de Antonio Azorín nos lleva a una consideración de la relación artística y estilística entre las obras de Martínez Ruiz y Gabriel Miró. Los capítulos dedicados a las visitas a Alicante y a Orihuela y la alusión a Adelardo Parrilla, pintor alicantino y gran amigo del joven Gabriel, nos han hecho preguntar si los dos escritores levantinos no se conocían al principio del siglo. Ni los biógrafos ni los mismos autores mencionan tal amistad alrededor de 1900. Es más, las obras mejor conocidas del joven Miró no acusan una influencia estilística de Martínez Ruiz. Según las más recientes investigaciones hechas por el profesor Edmund King sobre la cronología de la obra de Miró, Del vivir es la más antigua (escrita en 1902 y publicada en 1904) de las incluidas en las Completas. En ella, típica de Miró, sería difícil encontrar muestras de la técnica azoriniana descrita arriba en el texto. Sin embargo, en La mujer de Ojeda (1901) e Hilván de escenas (1903), novelas repudiadas por Miró y nunca reimpresas, son asombrosas las semejanzas con la prosa de Martínez Ruiz, en técnica (sobre todo el uso exagerado de la anteposición de adjetivos descriptivos) y hasta en las fórmulas empleadas para describir ciertos aspectos del paisaje alicantino. Ahora sabemos que Martínez Ruiz puso prólogo al libro Artistas levantinos (1899), de Luis Pérez Bueno (véase la nota 15 al cap. II de la primera parte de Antonio Azorin), y que fue Pérez Bueno protector de Miró y prologuista de La mujer de Ojeda. Parece evidente entonces que Miró conoció por lo menos las obras del joven Martínez Ruiz, si no a él personalmente, y que La mujer de Ojeda e Hilván de escenas representan tentativas de aprovecharse de las innovaciones del futuro Azorin. Por ser obras demasiado imitativas en su estilo, Miró quiso que fuesen olvidadas. <<
[13] La generación de 1898 (Ensayo de una determinación de su esencia), 2.a ed. española, Madrid, 1954, p. 138. <<
[14] Nuestra especulación sobre la cronología de la composición de Antonio Azorin y La voluntad no ha convencido a algunos críticos. Se han mencionado los siguientes datos para insistir en que, a pesar de todo, Antonio Azorín fue novela concebida después de La voluntad: 1) en una carta a su hermano, fechada el 22 de marzo de 1902, al aludir a la publicación inminente de La voluntad, Martínez Ruiz menciona que está escribiendo otro libro, y 2) la presencia en Antonio Azorín de las dos alusiones a Yuste —ya señaladas por nosotros—, personaje, como sabemos, de La voluntad (véase sobre todo M. D. van Biervleit, «La voluntad y Antonio Azorín: Reconsideración de su cronología», The American Hispanist, núm. 11, octubre 1976, 6-8). Ni un dato ni otro quita la posibilidad, claro está, de que existiese un manuscrito borrador anterior a La voluntad, manuscrito que después elabora y termina el autor, añadiendo textos escritos a finales de 1902 y principios de 1903, como lo son, sabemos, los capítulos de la tercera parte. <<
[15] Es curioso cómo todos los críticos han querido relacionar Las confesiones de un pequeño filósofo con los libros anteriores. Aunque se trate de impresiones de la niñez de Martínez Ruiz, no aparece el ya conocido protagonista Antonio Azorín ni tampoco la antinomia «inteligencia-vida» que tanto plagaba al Martínez Ruiz de los libros mencionados. Desde el punto de vista de estructura —de obra de arte— tiene muy poco que ver con La voluntad y Antonio Azorín. Si dejamos a un lado el elemento autobiográfico, parece ser más bien el libro que abre el ciclo de las colecciones de estampas: Los pueblos (1905), España (1909) y Castilla (1912). <<
[16] Para Azorin la palabra inteligencia tiene un significado especial de probable origen schopenhaueriano. Es un poder contemplativo, la sensibilidad necesaria para captar «lo eterno», el espíritu, de las cosas. <<
[17] Estas mismas ideas se encuentran en Diario de un enfermo (OC, I, p. 694). Provienen directamente de Marie-Jean Guyau, La genése de l’idée de temps. Otras influencias del filósofo francés en el autor de Antonio Azorín se documentan en las notas a esta edición. Véase también Carlos Clavería, «Sobre el tema del tiempo en Azorín», en Cinco estudios de literatura española moderna, Salamanca, 1945. <<
[18] José Antonio Maravall, en su brillante estudio «Azorín. Idea y sentido de la microhistoria», Cuadernos Hispanoamericanos, 226-227 (oct.-nov. 1968), pp. 28-77, subraya este concepto dentro de la teoría de la historia de Azorín. <<
[19] Véase sobre este tema los agudos análisis del profesor León Livingstone, citados en esta introducción y en la bibliografía. <<
[1] Martínez Ruiz describe el valle de Elda desde el Collado de Salinas, donde pasaba largas temporadas leyendo y escribiendo en una casa de campo perteneciente a la familia de su madre. Semejantes descripciones de este paraje, Monóvar y sus contornos abundan en los escritos en Azorín —sobre todo en El Libro de Levante (1929) y en Memorias inmemoriales (1946)—. Una de ellas se publicó en el Diario de Barcelona el 11 de septiembre de 1906 (repetida unos meses después en el semanario monovero El Pueblo) bajo el título «Una casa de campo», y fue añadida por Azorín como prólogo a la edición de Caro Raggio (1920) de Las confesiones de un pequeño filósofo, con el título «Donde escribí este libro». <<
[2] La laguna de Salinas, que se halla cerca. <<
[3] vira: en Murcia, franja que emplean las mujeres para bordar un vestido, etc. <<
[4] apechusque: de «apatusco»; en la región levantina significa un conjunto de utensilios para hacer cualquier cosa. <<
[5] Antepasado de doña Luisa Ruiz y Maestre, madre de Martínez Ruiz. El abuelo materno procedía de Monóvar y la abuela de Petrel. Según el mismo Azorín, tenía un antepasado que fue hidalgo y familiar del Santo Oficio; y nos dice que conserva el nombramiento del familiar y la ejecutoria de hidalguía firmada por el rey en 1709 (cf. Memorias inmemoriales, cap. XIV). <<
[6] Véase la nota anterior. <<
[7] acridio: acrídido, saltamontes <<
[8] César Oudín (¿?-1625): gramático francés e intérprete del rey en las lenguas germánica, italiana y española. Tesoro de las dos lenguas, francesa y española (1607) es un diccionario elaborado en gran parte sobre textos literarios. Lo utilizaron muchos lexicógrafos para componer otros diccionarios del español. <<
[9] Guillaume Gavarni (1804-1886): dibujante francés muy apreciado en su tiempo y pridilecto de Martínez Ruiz (lo menciona también en La voluntad). Tuvieron mucho éxito sus litografías satíricas sobre la aristocracia, y empleó su arte como propaganda en la Revolución de 1848. <<
[10] La Revue Blanche: una revista ilustrada, quincenal, que duró de 1889 a 1903. Se caracterizaba por ideas muy avanzadas en literatura, arte y sociología. Fue muy leída y comentada por los de 1898. <<
[11] Revue Philosophique de la France et de l’étrange: se fundó en 1876 y fue dirigida por Thibot. Incluía artículos sobre temas filosóficos y científicos y reseñas sobre los libros más importantes de la época. Fue de alta calidad y allí se pueden leer artículos sobre Nietzsche, Schopenhauer, el anarquismo, el marxismo, la revolución, etc. <<
[12] Este retrato de la marquesa de Leganés, doña Policena Spinola, hija del vencedor de Breda, es uno de los más conocidos del flamenco Van Dyck (1599-1641). Está en el Prado; la fotografía, como otras mencionadas aquí, también cuelga en la sala del Antonio Azorín de La voluntad (I, cap. 7). <<
[13] Juan Carreño de Miranda (1614-1685): discípulo de Velázquez e influido por él y por Van Dyck. Al llegar a ser «pintor del rey» en 1671, bajo Carlos II dedicó muchos cuadros a estudiar a doña Mariana, a quien siempre retrataba vestida de monja, con expresión melancólica. <<
[14] Juan Bautista del Mazo (¿?-1667): yerno y discípulo de Velázquez, servía de copista, demostrando poco talento como creador. <<
[15] Adelardo Parrilla: pintor alicantino, discípulo de Lorenzo Casanova, tío de Gabriel Miró. Fue amigo íntimo del joven Gabriel y llegó a ser también amigo de Azorín, a quien retrató. Figura en el libro de Luis Pérez Bueno Artistas levantinos (1899), con prólogo de José Martínez Ruiz. A Pérez Bueno le dedica nuestro autor La evolución de la critica, también de 1899 <<
[16] Ramón Casas (1886-1932): pintor y dibujante catalán que con Rusiñol forma la escuela bautizada modernismo. Nos ha dejado una galería de contemporáneos, de sinceridad maravillosa, entre los cuales se destacan los dibujos, muchas veces repetidos, de media figura de mujer. <<
[17] La hija del administrador y mayordomo de la finca de la familia de Martínez Ruiz, Bernardo, se llamaba Remediets (cf. José Alfonso, Azorín, en torno a su vida y a su obra). El autor la evoca aquí como hará en Las confesiones de un pequeño fdósofo con l’onque Blau. el tío Azul, que también formaba parte de los labradores en la finca. <<
[18] árades: hemíptero arádido, o familia de hemípteros hcterópteros que viven debajo de las cortezas de los árboles. <<
[19] Aquí se apunta por primera vez, pero no por última (véase cap. V), en Antonio Azorín el interés que demuestra el joven Martínez Ruiz en los estudios y observaciones naturalistas. De más amplitud son los resultados de sus observaciones narrados en el capítulo 20 de la primera parte de La voluntad, de los cuales saca posibles lecciones para los hombres. <<
[20] Thomas Hobbes (1588-1679), cuyo pensamiento político tuvo importante alcance, desarrolla la idea citada por Azorin aquí en su libro ya clásico Leviathan. <<
[21] La traducción de estos ensayos, Sobre la Voluntad en la Naturaleza, de Schopenhauer, la hizo Unamuno y se publicó en los números 1-2 (marzo-abril de 1901) de Arte Joven, revista en que también colaboró Martínez Ruiz. El ensayo sobre la «Fisiología de las plantas» había de influir en la formulación de este capítulo. La tesis de Schopenhauer, en contra de la concepción físico-teológica del universo, es que las plantas desarrollan ciertas caracteristicas, adaptándose al medio, porque quieren vivir; luego la voluntad es anterior a la inteligencia. <<
[22] Este capítulo se publicó primero como artículo con el título «Sociología comparada - Las arañas», en El Globo (17-II-1903). Luego, en 1904, publicó Azorín en el periódico España uno semejante sobre «Las hormigas» y dos más con el título general de «Los gestos ejemplares»: «El de la araña» y «El de las avispas» (recopilados los tres en Fantasías y devaneos, OC, IV). Martínez Ruiz era gran lector de los naturalistas. En este capítulo detectamos posibles influencias y ejemplos de Schopenhauer, en los ensayos mencionados; de Darwin, en El origen de las especies y La expresión de las emociones, libros que hemos visto personalmente en la biblioteca de Azorín en Monóvar; de Los enigmas del Universo, de Ernest Haeckel, también en la biblioteca monovera. Montaigne, cuyo ensayo «Apologie de Raimond Sebond» lee y cita Azorín a menudo, también está presente. El ensayista francés proclama la superioridad de los animales sobre los hombres por la manera en que dominan el ambiente en que viven. Martínez Ruiz también cita de la famosa obra de Lamarck Philosophie zoologique en La voluntad. Todos estos naturalistas han influido en el joven escritor y le han educado en la entomología. No obstante, en el caso bajo consideración, más interesante es una comparación con la obra de Maurice Maeterlinck, autor traducido por el joven Martínez Ruiz y muy apreciado por él. La vie des abeilles (1901), libro cuyo aparato de observación y enfoque sociológico son muy parecidos al estudio incluido aquí. <<
[23] ópera: uso anticuado y provinciano por opus. <<
[24] Yuste es el maestro de Antonio Azorín en La voluntad. Tenia predilección por la música de Rossini y Chopin. <<
[25] La tristeza del pueblo español fue analizada por muchos escritores de la época. El mismo Martínez Ruiz publicó un largo artículo, «La tristeza española», en el único número de Mercurio (III-1901), un periódico hecho totalmente por el futuro Azorín y Baraja a raiz de su ya muchas veces comentada visita a Toledo en diciembre de 1900. El articulo llegó a ser incluido, algo ampliado, en La voluntad (II, cap. 4). «La tristeza española» es uno de los temas más recurrentes en Antonio Azorin. <<
[26] Azorín se aprovecha del mismo presagio de la muerte en La arañila en el espejo, de la trilogía teatral Lo invisible <<
[27] Este capítulo y los dos que siguen (X y XI) se publicaron íntegros y sin cambios, bajo el título «Viejos de pueblo», en La Lectura (11-1903). <<
[28] José Ortiz: actor nacido hacia mediados del siglo XIX en Manila, de origen español. Tuvo poca fama. <<
[29] Vicente Caltañazor (1814-1895) fue el tenor cómico cuyo ingenio y talento mantuvieron la gloria de la zarzuela en la segunda mitad del siglo xix; Joaquín López Becerra (n. 1824), que también cantaba ópera, fue el bajo más elogiado; Amalia Ramírez (1835-1918) llegó muy joven a ser considerada la mejor tiple de la zarzuela; también tuvo mucho éxito como cantante de ópera, y Clárice Di Franco (n. 1833 y hermana de otra tiple, Carolina Di Franco). Todos pertenecían a la compañía de zarzuela del teatro del Circo en sus años de auge en tomo a 1850. La zarzuela a que alude Martínez Ruiz es Los diamantes de la corona, con libreto de Camprodón y música de Asenjo Barbieri. Uno de los mayores éxitos de la época, se estrenó en el Circo el 19 de septiembre de 1854. La presencia en esta novela (véase también el cap. XIII) de las personalidades más destacadas del mundo del teatro y de la zarzuela se debe sin duda a la afición de Martínez Ruiz por repasar colecciones viejas de revistas ilustradas (cf. La voluntad, II, cap. 10). <<
[30] Francisco Camprodón y Lafont (1816-1879): autor dramático y poeta español. Sus zarzuelas tuvieron un éxito enorme entre los años 1850 y 1870. El dominó azul. Los diamantes de la corona, etc. <<
[31] Café en la Puerta del Sol, cerrado hace sólo algunos años, que servía de foco de algunas tertulias más concurridas por los artistas de toda índole durante la época. En el año 1903, allí se reunían Martínez Ruiz, Valle-Inclán, Baroja, Rubén Darío, los hermanos Machado, etc. <<
[32] Esta expresión se convierte para el futuro Azorín en el símbolo por la preocupación en los pueblos españoles por el paso del tiempo (cf. otros pasajes en Antonio Azorín y Las confesiones de un pequeño filósofo). <<
[33] Nicolás Silvestre Bergier (1715-1790): teólogo francés conocido por sus escritos rigurosamente católicos. Autor de muchas obras, se dedicó a atacar a los enciclopedistas, a Voltaire, y en El Deísmo refutado por si mismo (1765), a Rousseau. Hay versión en castellano (1857), bajo la dirección del cardenal Monescillo, de su Diccionario de Teología. <<
[34] Juan Pedro Muchada (n. 1804): comerciante y propietario gaditano. Fue diputado por Cádiz desde 1847 hasta 1862, y clasificado políticamente en el sector «centro derecha» que compartió con Cánovas del Castillo. De su libro citado por Martínez Ruiz encontramos la siguiente referencia: «Muy pocos han leído los dos volúmenes que publicó sobre hacienda, pero todo el mundo los sabe de memoria, porque S. S. no habla de otra cosa, y es inevitable aprender a fuerza de oír» (Semblanzas de los 340 diputados a Cortes que han figurado en la legislatura de 1849 a 1850, Madrid, 1850). <<
[35] Juan Manuel Montalbán y Herranz (1806-1889): Catedrático de Jurisprudencia en la Universidad de Alcalá de Henares y luego, a partir de 1838, en la de Madrid. Llegó a ser rector de la Universidad Central, cargo que dejó en 1866 con ocasión de los sucesos de abril de 1865. Fue diputado por Madrid en las Cortes de 1843, director de Instrucción Pública (1855-1857), y senador para las Cortes (1872-1873). Académico de la Historia, fue autor de muchos libros sobre el Derecho. Escribió con Pedro Gómez de la Serna la popularísima obra Elementos de Derecho Civil y Penal de España (1840-1841). El Febrero se refiere al libro de José Febrero, Librería de escribanos (1778-1781), cuya segunda (1845) y tercera (1847) ediciones anotó Montalbán bajo el título Librería de jueces, abogados y escribanos, de Febrero. En unión de Goyerta y Aguirre, puso el Febrero al día otra vez en 1852 con una cuarta edición. <<
[36] Julián Romea y Yanguas (1813-1868): actor y literato español. Representante de las tragedias, se distinguió por su arte de declamación natural. Su triunfo fue grande, y lograba siempre conmover al auditorio. <<
[37] Carlos Latorre (1799-1851): el más famoso actor español de la primera parte del siglo XIX. Creó papeles de Shakespeare y de las tragedias griegas, luego los del teatro romántico español. Fue maestro de Julián Romea. <<
[38] Matilde Diez (1818-1883): actriz cuya facilidad y talento dominan la escena española por gran parte del siglo xix. Primero obtuvo grandes triunfos con Romea, con quien se había casado, y luego con Manuel Catalina. <<
[39] Joaquín Arjona (1817-1875): actor dramático, también discípulo de Carlos Latorre. Formó empresa con Romea y en el teatro del Circo representaban obras clásicas y modernas. <<
[40] Manuel Catalina (1820-1886): eminente actor y empresario del teatro Principe, donde trabajaba como primer actor en unión de Matilde Diez. <<
[41] José Valero (1808-1891): actor de talento que llegó a estrenar como primer actor toda clase de obras. Fue idolatrado por el público a pesar de ser feo y de baja estatura. <<
[42] Antonio Pizarroso (1811-1874): continuador de la escuela de actor de carácter de Latorre, trabajó en unión de los más célebres actores españoles. Con su mucha experiencia en todos los géneros modernos, llegó a ser profesor de muchos actores <<
[43] Francisco Oltra y Vega (1824-1889): famoso actor que se dedicó a los papeles de carácter. Estudió con Latorre, pasó a la compañía de Romea y luego a la de Manuel Catalina en el teatro Príncipe. <<
[44] Juan José Luján (1831-1889): cómico muy gracioso que dejó su tienda de muebles para formar, en compañía de Antonio Riquelme y José Vallés, el primer «teatro por horas» en el teatro del Recreo, sito en la calle de Flor Baja. Martínez Ruiz se equivoca; Luján debutó en el Recreo en 1867. Luego pasó al teatro Variedades, donde además de cómico sirvió de empresario. <<
[45] José Escríu (m. 1889): actor y cantante, ingresó en la compañía de los Bufos madrileños, de Arderius, donde adquirió gran relieve. <<
[46] Tirso de Obregón (1832-1889): cantante español de zarzuela. Dotado de una voz de baritono que cubría dos octavas, fue muy aplaudido <<
[47] Francisco Asenjo Barbieri (1823-1894): gran director de orquesta y compositor de zarzuelas: Pan y loros. El barberillo de Lavapiés; Cristóbal Oudrid (1825-1877): compositor inagotable, escribió 98 zarzuelas; y Joaquín Romualdo Gaztambide (1822-1870): otro compositor de zarzuelas que con Barbieri y Oudrid dominó el arte a partir de 1850. <<
[48] Martínez Ruiz, hacia 1900, había dedicado ya muchos artículos a la crítica teatral (El Mercantil, El País, El Progreso, Madrid Cómico, etc.), en los cuales elogiaba el nuevo teatro de Maeterlínck, Ibsen, Sudermann, la escuela catalana, etc., y abogaba por el arte social. Y en 1896 se imprimió su versión en castellano de La Intrusa del dramaturgo belga. Aunque muchos de sus «cuentos» publicados en los periódicos y revistas del tiempo son en realidad pequeñas obras dramáticas en forma dialogada, durante estos años su única obra de teatro, como tal, es La fuerza deI amor (1901), obra nunca llevada a la escena y cuya publicación recibió algunos comentarios negativos. <<
[49] Sinesio Delgado (1859-1928): periodista, poeta y autor dramático muy fecundo. Entre sus libretos para la zarzuela figuran La zarzuela nueva, La baraja francesa, La dase baja y El ama de llaves. Fue director de Madrid Cómico, revista en la que colaboró Martínez Ruiz. <<
[50] José López Silva (¡860-1925): también perteneció al núcleo de los colaboradores de Madrid Cómico y fue conocido de Martínez Ruiz. En el «género chico» se destacan sus libretos de La Revoltosa (1897), en colaboración con Fernández Shaw, y de El barquillero (1900), que escribió con José Jackson y Veyán; ambas obras musicadas por Chapí. <<
[51] Verdú es un apellido muy conocido en Monóvar y seguramente lo ha tomado Martínez Ruiz de su mejor amigo de juventud. Silvestre Verdú, poeta y escritor local. No obstante, como señalamos en la Introducción, la persona retratada aquí y en el resto de la novela es Miguel Amat y Maestre (1837-1896), tío materno del autor e hijo de un importante hacendado en Petrel, como también lo fue la madre de Martínez Ruiz. La biografía de Pascual Verdú en el capitulo XVIII de esta parte de Antonio Azorín no es más que una transcripción de partes de varios textos redactados por el mismo Amat y Maestre y mandados a su sobrino para ser utilizados en la redacción de un prólogo-biografía a una recopilación de su obra, encargo que dio a Martínez Ruiz cuando se sentía al borde de la muerte. El hecho de no haber cumplido el encargo Martínez Ruiz habrá influido no poco en la decisión de introducir a Amat y Maestre como personaje en Antonio Azorín. Los textos, junto con una copiosa correspondencia de Amat y Maestre a Martínez Ruiz, escrita entre 1892 y 1894, se conservan hoy en la Casa-Museo de Azorín en Monóvar y se encuentran reproducidos íntegros en el libro de Salvador Pavía Pavía, Miguel Amat Maestre (Pascual Verdú) y los orígenes literarios de Azorín (Petrel, Caja de Crédito de Petrel, 1985). Durante aquellos años el joven Martínez Ruiz mantuvo unas relaciones estrechas con su tío, quien promovió sus primerizas colaboraciones periodisticas, de 1892, publicadas en La Monarquía y La Educación Católica y firmadas con los seudónimos «Juan de Lis» y «Fray José» (véase los estudios relevantes citados en la bibliografía de esta edición). La caracterización de Pascual Verdú que encontraremos a partir de ese capítulo hasta el XV11I, y en la segunda parte de la novela, se basa en este material y la intervención de Amat y Maestre en los debates sobre la poesía religiosa en el Ateneo de Madrid en 1877 (publicada en el Boletín del Ateneo de Madrid, 1877, pp. 498-585). Para un estudio de las relaciones entre Martínez Ruiz y Amat y Maestre y de los textos que dieron vida a Pascual Verdú, véase el libro de José Rico Verdú Un Azorín desconocido (Alicante, Instituto de Estudios Alicantinos, 1973) y sobre todo el libro de Pavía y Pavía, más completo, citado arriba. <<
[52] El lector habrá notado que a veces el narrador Martínez Ruiz asume la presencia y la voz en la novela de su protagonista Antonio Azorín, confundiendo así la autobiografía con la narración en tercera persona. Sobre este tema, véase la Introducción. <<
[53] Manuel de la Revilla y Moreno (1846-1881): escritor español de enorme cultura que llegó a ser catedrático de literatura en la Universidad Central. Sus obras se caracterizan por las ideas originales y por el tono polémico. En su pensamiento filosófico y literario fue primero krausista y luego positivista. Tuvo intervenciones brillantes en la cátedra del Ateneo. <<
[54] Luis Simarro Lacambra (1851-1921): médico y profesor español. Fue importante orador en el Ateneo de Valencia, y por su participación en el movimiento cantonal de 1873 se vio obligado a trasladarse a Madrid, donde se doctoró en 1875. Fue autor de muchas obras sobre la psiquiatría. <<
[55] Emilio Reus y Bahamonde (1858-1891): escritor y jurisconsulto español que muy joven se destacó con el libro Estudios sobre Filosofía de la Creación (1876). De grandes dotes intelectuales, tradujo a Spinoza y escribió importantes estudios sobre la jurisprudencia. Heredó una gran fortuna y se trasladó a Uruguay, donde fundó el Banco Nacional de Uruguay y otras empresas. <<
[56] Rafael Montoro (n. 1852): literato y crítico cubano, pasa a la península en 1867. Adepto de las ideas krausistas, colaboró en la Revista Contemporánea y Revista Europa. Gran orador, fue dos veces diputado en las Cortes y participó activamente en los debates en el Ateneo, donde llegó a ser vicepresidente de la sección de Ciencias Morales y Políticas. <<
[57] José de Moreno Nieto (1825-1882): catedrático de la historia de los tratados y rector de la Universidad de Madrid hasta 1874. Era diputado del partido conservador a las Cortes Constituyentes. También famoso orador, participó en muchos debates en el Ateneo, donde llegó a tener un papel importante en el desarrollo de dicha institución. <<
[58] Eduardo de Hinojosa y Naveros (1852-1919): jurisconsulto e historiógrafo español que llegó a ser considerado autoridad de fama internacional en los estudios histórico-jurídicos sobre España. Fue catedrático de Universidad y académico de la Historia de la Lengua. En política estuvo afiliado al partido conservador. <<
[59] Francisco de Paula Canalejas y Casas (1834-1883): fue catedrático de Literatura en la Universidad de Madrid y luego de Historia de la Filosofía. Uno de los eruditos más respetados de su tiempo, publicó muchos libros sobre temas literarios y filosóficos. Fue académico de la Lengua y presidente de la Sección de Literatura del Ateneo. <<
[60] Los debates sobre la poesía religiosa, mencionados aquí por Martínez Ruiz (y cuyos resúmenes, tanto como el discurso de Canalejas, Boletín del Ateneo de Madrid, 1877, pp. 498-585), tuvieron lugar, en la Sección de Literatura y Bellas Artes del Ateneo, el 9 y el 15 de junio de 1877. Fueron seguidos, el 19 de junio, por el discurso de resumen de Canalejas. Al lado de las ideas, para entonces muy avanzadas, de los otros contendientes (Revilla, Reus, Simarro) sobre la estética, Amat y Maestre (Pascual Verdú) parece francamente un provinciano, de poca cultura. Insiste, sin tregua, en «el arte por Dios y el arte por la Iglesia». Canalejas le increpa por sus fórmulas del arte docente (p. 555), y luego dice: «Pero ¡y el materialismo y la incredulidad y el escepticismo!, exclama el señor Amat con verdadera angustia, mirando la cuestión no como artista, sino como creyente» (p. 577). No obstante, no hay duda de que Martínez Ruiz se aprovechó de las palabras de su tío en estos debates para caracterizarle en la tercera parte de Antonio Azorín. <<
[61] Según nuestras noticias, no existió tal periódico. Sería una variación novelesca de El Eco de Monóvar, que, sí, existía a la vuelta del siglo. <<
[62] Para componer tanto esta carta de Verdú como las que siguen, Martínez Ruiz se ha servido de la correspondencia de su tío Amat y Maestre, quien sufría entonces de una grave enfermedad del sistema nervioso. Los párrafos y frases que decide utilizar para la novela se encuentran señalados por un trazo de lápiz rojo en los márgenes de las cartas originales, todavía conservadas en la Casa-Museo de Azorín en Monóvar (cf. también por el estudio y recopilación del epistolario, ya citados, por Pavía y Pavía). Azorín siguió a lo largo de su carrera esta práctica de subrayar los textos leídos por él, que luego aprovechaba para la redacción de sus obras. <<
[63] Hasta aquí el texto de la carta de Verdú procede de una carta que Amat escribió a Azorín el 26 de julio de 1894 (cf. el libro de Pavía y Pavía, pp. 306-307). <<
[64] Víctor Balaguer (1824-1901): uno de los más destacados valores de la renaixença catalana. Ha sido importante historiador y en la lírica rinde culto a Cataluña. <<
[65] Teodoro Llórente (1826-1911): importante poeta valenciano, fue escritor bilingüe. Como dice Martínez Ruiz, fue también director de Las Provincias (periódico conservador) y premio de los Juegos Florales valencianos en 1859. <<
[66] Wenceslao Querol (1836-1889): gran amigo de Llórente y también poeta bilingüe. Sus Rimas (1877) tocan temas religiosos, patrióticos y familiares. Igual que a Llórente, Azorín le recuerda en las páginas de Valencia (1941). <<
[67] Fernando León y de Vera: no he podido averiguar nada sobre la biografía o la obra de esta persona. <<
[68] Juan Navarro Reverter (1844-1924): ingeniero y político valenciano. Entusiasta defensor de la producción nacional, fue delegado español en varias Exposiciones Universales. Entró en la política, servía en comisiones para tratados de comercio, y fue ministro de Hacienda (con Cánovas) en 1895 y presidente del Consejo. Fue también académico de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales y de la Lengua. Como dato curioso: Navarro Reverter salió elegido a la Real Academia en 1913, ante la candidatura de Azorín, favorecida por los más importantes intelectuales. Y en 1924, Azorín fue elegido a la Real Academia para ocupar el sillón P, vacante por el fallecimiento de Navarro Reverter. <<
[69] Eleulerio Maisonnave y Cutayar (1840-1890): político y periodista alicantino. Desde joven se dedicó a preparar la Revolución de septiembre. Concejal y alcalde de Alicante, fue diputado en 1873 y luego ministro de Estado y Gobernación. Fundó la Caja de Ahorros de Alicante, y desde 1886 dirigió el periódico madrileño El Globo. <<
[70] Drama de Francisco Camprodón, cuyo estreno en 1851 habia sido uno de los mayores éxitos de la época. <<
[71] Tomás Capdepont y Martínez (1820-1877): político y periodista. Fue copropietario y redactor de El Correo, periódico en el que defendió la política de la unión liberal. En 1858 fue elegido diputado a Cortes por Orihuela, y en 1866 tuvo que emigrar a consecuencia de haber firmado como diputado la exposición dirigida a Isabel II. Después de la Revolución de septiembre de 1868 fue nuevamente diputado y subsecretario de Hacienda. <<
[72] José Maestre y Vera: nacido en Elda, fue, como nos dice Martínez Ruiz, presidente de la Diputación Provincial de Alicante, y luego Gobernador Civil de Vizcaya. Amigo intimo del padre del futuro Azorín, fue importante romerista. Martínez Ruiz le dedica uno de sus primeros folletos. Literatura (1896). <<
[73] Juan Vila y Blanco (1813-1886): poeta y escritor alicantino. Fue uno de los creadores del Liceo Artístico de Alicante, y, como dice Martínez Ruiz aquí, desempeñó el cargo de cronista de la provincia de Alicante. <<
[74] Alejandro Harssem, barón de Mayals: alicantino ilustre, murió hacia fines del siglo XIX. Fue banquero, artista y literato a quien se deben Cien páginas en verso y Don Jaime el Conquistador. Tuvo gran empeño en crear una biblioteca pública. <<
[75] José Selgas y Carrasco (1822-1882): poeta, novelista y periodista. Conservador, fue redactor de algunas revistas satíricas (El Padre Cobos y La Gorda), y luego director de La España y cronista de El Diario de Barcelona. <<
[76] Rafael Calvo (1842-1888) y Antonio Vico (1840-1902): amigos y competidores, se contaban entre los mejores actores dramáticos de la segunda mitad del siglo XIX. Entre uno y otro desempeñaban el primer papel en las obras dramáticas más importantes que se estrenaban en aquella época. En 1886 trabajaron juntos durante una temporada en El Español. Vico empezó su carrera en el teatro Princesa de Valencia. <<
[77] Ceferino González y Díaz Tuñón (1831-1894): dominico que llegó a ser obispo de Córdoba y luego de Sevilla. En 1884 recibió el capelo cardenalicio, y en 1885 pasó como arzobispo y primado a Toledo. Destacó como filósofo escolástico con Estudios sobre la filosofía de Santo Tomás, y en obras breves atacó el positivismo y el espiritismo. <<
[78] Mariano Rampollo del Tindaro (1843-1913): cardenal italiano. En 1875 fue nombrado nuncio en España, y luego en 1882 ocupó el nuevo puesto de nuncio en Madrid. <<
[79] Vicente de Manterola y Pérez (1843-1891): sacerdote, político y escritor español. Diputado, sus discursos en las Cortes le dieron fama de gran orador. Fue carlista. <<
[80] Véase la nota 60 <<
[81] Como se ha señalado antes, esta biografía de Verdú es una transcripción de partes de unas notas para su biografía, incluidas en una carta a Martínez Ruiz de su tío Amat y Maestre, del 6 de octubre de 1893, y de un escrito, «Mi biografía», mandados a Martínez Ruiz con el objeto de que este escribiese un prólogo-biografía sobre Amat para una edición de sus obras. Véase el libro de Pavía y Pavía, ya mencionado, donde se estudia el asunto en detalle. <<
[82] Martínez Ruiz no debe referirse a la conocida romanza del tenor («Costas, las de Levante, / Playa, la de Lloret») de la famosa zarzuela de Camprodón. Marina (1855, convertida en ópera por Ramos Camón y estrenada en el Real en 1871), sino seguramente al brindis («A beber, a beber y a apurar / las copas de licor…»). <<
[83] En esta parábola —técnica narrativa importante para la estructura de Antonio Azorín— Martínez Ruiz revela su escepticismo hacia la actividad social y política. En términos generales, los tres hombres podrían representar la Iglesia, el socialismo y las teorías económicas de los regeneracionistas —símbolos de posibles soluciones al problema de España alrededor de 1900—. La postura de Martínez Ruiz aquí se contrasta fuertemente con las ideas expresadas sobre todo en la última parte de Antonio Azorín. Véase la Introducción. <<
[84] Las ideas y emociones de Verdú en este monólogo provienen de las intervenciones de Amat y Maestre en los debates sobre la poesía religiosa en el Ateneo. Véase la nota 60. <<
[85] La profesora Anna Krause avanza la teoría de que Sarrio es un retrato literario de Silverio Lanza, basándose en tres detalles de su persona que menciona Gómez de la Serna en su capítulo sobre Lanza en Azorín (cf. Krause, Azorín. The Little Philosopher, p. 198). Sin embargo, el mismo Azorín (en «Silverio Lanza», Clásicos y modernos, y en otra estampa de igual título en Madrid) le recuerda sólo como un escritor original, con personalidad intrigante y misteriosa, y gran enemigo del caciquismo —características que no tienen nada en común con el personaje de Antonio Azorín—. No creemos que se inspirara Sarrio en ningún conocido del joven Martínez Ruiz, sino más probablemente en una fuente libresca. Marie-Jean Guyau, el filósofo francés citado muy a menudo por el futuro Azorín, fue gran propagador de la moral de Epicuro (Morale d’Épicure, 1886). Y en el texto grabado en un cilindro fonográfico para un centro obrero y recopilado en Soledades, 1898 (OC, I, pp. 368-371), Martínez Ruiz, citando el libro de Guyau Esquisse d’une morale sans obligation ni saction, y elogiando a Epicuro como «uno de los más eminentes pensadores, si no el primero, de la Humanidad» (tesis de Guyau en Morale d’Épicure), resume sus doctrinas: «El placer, el bienestar es el fin de la vida; debemos vivir —todos— lo mejor que podamos. Combatamos el dolor, combatamos la tristeza, las molestias de la vida. El placer expansiona, vivifica, da energías, hace a los hombres alegres, dadivosos, liberales; el dolor entristece, deprime, debilita, mata.» De todas formas, Sarrio se desprende de sus posibles orígenes librescos para hacer el papel del indiferente a los asuntos de la inteligencia y de la meditación. Sirve de contrapeso a la enfermedad del protagonista. <<
[86] Rodolfo Ghirlandajo (1483-1561): pintor italiano cuyos cuadros más importantes acusan influencia de su amigo Rafael. Martínez Ruiz se refiere al famoso cuadro Dos hechos de la vida de San Zenobio. <<
[87] Roberto Francisco Rómulo Bellarmino (1542-1621): jesuita italiano que llegó a ser cardenal y teólogo del papa (Clemente VIII). Fue miembro de la Congregación del Santo Oficio y se dedicó a defender el catolicismo en contra de la secularización del mundo europeo. Su libro más importante fue De Controversias. En 1615, retirado de la vida activa, escribe De Ascensone Mentís in Deum per Scalam Rerum Creaturarum, libro de devoción que llegó a una popularidad extraordinaria. Martínez Ruiz cita del capítulo, ex consideratione aquarum ac praecipue fontium. <<
[88] Gavarni: véase la nota 9 <<
[89] Difícilmente se advertía el detalle porque en el único retrato de don Diego Corral y Arellano pintado por Velázquez no hay cadena. O es una ironía típica del autor de Antonio Azorín, o estará pensando en uno de los varios cuadros o de Felipe IV o más bien del conde-duque de Olivares. <<
[90] Como «pose» para «épater le bourgeois», Martínez Ruiz, al principio del siglo, no sólo gastaba monóculo, sino que también llevaba un paraguas rojo y una cajita de plata de tabaco. Estos detalles se encuentran documentados en fotografías y testimonios personales. <<
[91] Aquí Martínez Ruiz alude a la famosa ópera de Cayetano Donizetti (1798-1848), cuya música pertenece a la escuela de Rossini, Bellini y Verdi. <<
[92] El autor demuestra aquí un total desconocimiento de la música. Que yo sepa, nadie habla de la «última» sinfonía de Beethoven, sino de la Novena. Y. desde luego, no se podría tocar la sinfonía coral —u otra sinfonía— en un solo de violoncello <<
[93] Juan Bottessini (1823-1889): músico italiano que además de ser compositor y director de orquesta, llegó a ser incomparable concertista del contrabajo. Pablo de Sarasate (1844-1908): virtuoso español de una elegancia técnica extraordinaria. <<
[94] Los Bufos madrileños: una compañía de zarzuela fundada en 1866 para representar obras francesas del género bufo. Luego las sustituyeron con obras españolas. Francisco Arderíus dirigía los Bufos, que tenía su salón en el teatro-circo del Príncipe Alfonso, Madrid. <<
[95] Luis María Pastor (1810-1872): eminente sociólogo y economista español. Como ministro de Hacienda, se distinguió por sus reformas económicas de índole librecambista. Fue autor de muchos libros científicos sobre la economía política. <<
[96] Las ideas que expresa aquí Verdú sobre la evolución del lenguaje y el cambio de la sensibilidad son muy parecidas a las de Yuste en La voluntad (I, cap. 9). <<
[97] Marcos Jerónimo Vida (1480-1566): obispo y poeta neolatino. En su De arte poética (1527) propone la imitación del estilo y locución de los clásicos latinos. <<
[98] Constante preocupación de Martínez Ruiz. Véase Diario de un enfermo (OC, I, 695-696) y La voluntad (OC, I, 962-963). <<
[99] ¿Nos sugerirá aquí Martínez Ruiz un esquema de la obra irónica El bastón de Manuel Kant. que quiere escribir Antonio Azorín en La voluntad? (cf. III, caps. II y V). <<
[100] Diego López Pacheco: último marqués de Villena, introdujo conversos en los cargos del gobierno e hizo campañas militares contra los reyes. En 1476 los vecinos se levantaron contra dichos conversos, matando a más de 4000. Dueños del castillo, ofrecieron obediencia a los reyes, quienes, como privilegio, dicen que ya no podrían vivir en Villena ni cristianos nuevos ni ningún Pacheco <<
[101] el: Martínez Ruiz se equivoca de géneros. <<
[102] Cjobenhum: por la bandera sería un barco danés, y el futuro Azorín, el detallista, se descuida. Con toda seguridad, hubiera querido escribir Kjobenham, el nombre danés de Copenhague. <<
[103] Marie-Jean Guyau (1854-1888): poeta y filósofo francés cuya obra fue muy comentada por los escritores de 1898. Martínez Ruiz cita del libro de Guyau Esquisse d’une morale sans obligation ni sanction, del ensayo «Hypothése de l’indifférence de la Nature», ensayo caracterizado por pesimismo y escepticismo. Véase también la nota 85. <<
[104] Escribe Martínez Ruiz en La voluntad: «[…] y así veo que soy místico, anarquista, irónico, dogmático, admirador de Schopenhauer, partidario de Nietzsche. Y esto es tratándose de cosas literarias; en la vida de diarias relaciones un apretón de manos, un saludo afectuoso, un adjetivo afable, o, por el contrario, un ligero desdén, una preterición acaso inocente, tienen sobre mi emotividad una influencia extraordinaria. Asi yo soy, sucesivamente, un hombre afable, un hombre huraño, un luchador enérgico, un desesperanzado, un creyente, un escéptico…, todo en cambios rápidos, en pocas horas, casi en el mismo día» (OC., 1, 966). Véase la Introducción a esta edición. <<
[105] En este capítulo y el siguiente se referiría Martínez Ruiz a Juan Maura y Gelabert (1841-1910), mallorquín que fue obispo de Orihuela de 1886 a su muerte. Fue obispo estudioso, colaborador en varios periódicos y autor de muchos libros en que muestra interés en problemas ético-sociales. Es el mismo prelado que sirvió de modelo a Gabriel Miró para su novela El obispo leproso. <<
[106] Las citas de Vives vienen de los Diálogos (Exercilatio linguae latirme), lectura predilecta de Azorín y base de casi todos sus comentarios sobre el humanista del siglo xvi. La cita anterior se encuentra en el diálogo «Los preceptos de la educación»; y esta, sobre las aceitunas, es de «El convite». <<
[107] En La voluntad (I, cap. 10), el autor también emplea unas elecciones como motivo para comentar la vida española. Si en La voluntad su propósito es criticar la frivolidad de España, aquí Martínez Ruiz es más pasivo, más indiferente. Las palabras de Antonio Azorín podrían representar un resumen de las ideas de Guyau en el ensayo citado en la nota 103. <<
[108] Esta fábula apareció en El Globo, el 27 de mayo de 1903, como muestra de Amonio Azorín, libro que había salido ya a los escaparates. Si nos fijamos en el colofón con la fecha del 2 de mayo de 1903, tenemos una idea de la rapidez con que imprimieron estas primeras novelas de Martínez Ruiz. <<
[109] Montaigne, Essais, «De l’exercitation», libro II, cap. VI. <<
[110] Luis González Bravo (1811-1871): el gran hombre de Estado, de tanta importancia durante el reinado de Isabel II, empezó como periodista en El Guirigay (1837-1838), donde atacó al partido moderado en artículos extremadamente violentos firmados con el seudónimo de Ibrahim Clarete. <<
[111] Martínez Ruiz escribió parte de Antonio Azorin en Madrid, en un cuarto espacioso que daba a una iglesia en la calle del Carmen, esquina a la de la Salud (cf. Madrid, III). Véase la Introducción sobre la posible importancia de este dato. <<
[112] En febrero de 1903, El Globo mandó a Martínez Ruiz a hacer reportajes sobre algunos pueblos castellanos. Este capítulo, como otros que siguen, se publicó primero en El Globo (7-II-1903), con el título «Notas sobre la España vieja. En el tren», y fue firmado «Un Redactor». Se agregó al libro Antonio Azorín sin cambios. <<
[113] Este capítulo, como el anterior, es colaboración periodística, publicada con el titulo «Notas sobre la España vieja. En Torrijos», El Globo (8-II-1903). Lleva la firma de «Un Redactor». <<
[114] Cf. Informe sobre la Ley Agraria, primera parte, capítulo IV. Esta cita de Jovellanos se añadió al artículo original tal como apareció en El Globo. <<
[115] Son las últimas palabras del Tratado primero de Lazarillo de Tormes. <<
[116] Este capítulo es buen ejemplo del uso azoriniano de fuentes librescas <<
[117] Otro capítulo que apareció primero en El Globo (10-11-1903), firmado «Un Redactor», con el título «Notas sobre la España vieja. La agricultura». <<
[118] anexas: representa un ligero retoque por Martínez Ruiz; escribió agrícolas en El Globo. <<
[119] Roberto Castrovido y Sanz (n. 1864): periodista de rama anarquista y gran conocedor de cuestiones sociales. Sus artículos le ocasionaron dos veces encarcelamiento. Colaboró al lado de Martínez Ruiz en El País, La Campaña, Vida Nueva. Fue redactor jefe de El Pueblo de Valencia. <<
[120] Este capítulo también se publicó en El Globo (24-11-1903) con la firma de José Martínez Ruiz: «La evolución de un pueblo. Hacia Infantes». <<
[121] Es interesante comparar esta descripción de la ruta a la estación con la del capitulo VII de esta misma parte. Los detalles son los mismos; sólo hay la diferencia en la hora del día; la luz del sol y la matizada por las lámparas de gas. <<
[122] También es articulo de periódico este capitulo: «La evolución de un pueblo. Infantes», El Globo (25-11-1903). <<
[123] Cf. La ilustre fregona. OC (Aguilar), p. 928 <<
[124] Jo, buche: ¡So!, buche (borrico que aún mama). <<
[125] Información sacada de las Relaciones topográficas de los pueblos de España hechas por iniciativa de Felipe II, 1575-1578 (8 tomos pertenecientes a las provincias de Madrid, Toledo, Guadalajara, Cuenca. Ciudad Real, Cáceres y Badajoz). Más tarde en este capitulo se intensificará la dependencia del autor de esta fuente histórica para evocar el pasado de los pueblos castellanos. También empleó las Relaciones topográficas en la elaboración de otras obras suyas: El alma castellana, La ruta de Don Quijote, Un pueblecito, etc. Como nos dice el mismo Martínez Ruiz, en 1903 estaba todavía inédita, pudiéndose consultar (en el manuscrito original) en la Biblioteca de El Escorial y en una copia del manuscrito en la Biblioteca de la Academia de la Historia. <<
[126] William Bowles (m. 1780 en Madrid): naturalista inglés que, a invitación del Gobierno español, se trasladó a España para estudiar el estado de la riqueza natural e industrial de la nación. Publicó en español varios informes sobre España, entre ellos Introducción a la Historia Natural y a la Geografía Física de España (Madrid, 1775 y 1782). La alusión parentética a la obra de Bowles fue agregada por Martínez Ruiz al incluir el artículo en Antonio Azorín. <<
[127] Párrafo añadido al artículo publicado en El Globo. <<
[128] Los datos de este párrafo y el anterior sobre los conventos y los eclesiásticos vienen de la lectura por Martínez Ruiz del libro La España bajo el poder arbitrario de la Congregación apostólica, o apuntes documentados para la historia de este país desde 1820 a 1833, París, 1833 (cf. Azorín, «Frailes y monjas», España (14-X-1904). <<
[129] Desde 1902, se había debatido en las Cortes la necesidad de someter las órdenes religiosas a la Ley de Asociación. Los republicanos y otros políticos liberales (Canalejas, Lerroux, Romanones, etc.) temían, con la vuelta de los religiosos de Cuba, Filipinas, etc., y con la abolición de las órdenes en Francia, que fuera a aumentar la influencia de la Iglesia. La actitud expresada por Martínez Ruiz en este capítulo no representa necesariamente un cambio en su postura anticlerical, sino que más bien opina que el progreso económico, seriamente planteado, serviría de forma más inmediata a la situación atrasada de Castilla. <<
[130] Los detalles de la descripción de la despedida de Sarrio son los mismos que emplea Martínez Ruiz en la marcha de Antonio Azorín de Petrel en el último capítulo de la segunda parte. <<