(El Dios Lar)
LARGIRIPO.— Unas breves palabras sobre mi persona, para que nadie se extrañe y se pregunte, qué es lo que quiere éste aquí. Yo soy el dios lar de esta familia de aquí, de donde me habéis visto salir ahora mismo. Ya hace muchos años que estoy instalado en esta casa y encargado de su tutela, en tiempos ya del padre y del abuelo del que vive ahora en ella. La cosa es que el abuelo de éste me vino un día con [5] muchas súplicas y me encomendó en secreto un tesoro y fue y lo enterró en medio del hogar, pidiéndome en su rogativa que me hiciera yo cargo de ello. Cuando murió, que era de una condición muy avara, no quiso dar cuenta del [10] asunto del tesoro a su hijo y prefirió dejarle sin una perra que indicarle dónde estaba escondido; le dejó sólo un pedazo de terreno de nada, teniendo el hombre que arrastrar así una vida trabajosa y miserable. Cuando murió su [15] padre, o sea, el que me había encomendado el tesoro, me puse yo a observar, a ver si es que el hijo me hacía un poco más de caso que me había hecho el padre. Pero qué, cada vez se ocupaba menos de mí y me hacía menos ofrendas. [20] Yo por mi parte hice exactamente lo mismo, o sea que se murió tan pobre como había vivido. Dejó un hijo, que es el que vive actualmente aquí en la casa, que es de la misma condición que el padre y el abuelo, y tiene una hija única que no deja pasar un día sin venir a rezarme, me ofrece [25] incienso, vino o lo que sea y me pone coronas de flores. Ella ha sido la causa por la que he hecho encontrar el tesoro a Euclión, su padre, para que la pudiera casar así más fácilmente, si es que quería.
Porque es que la ha violado un joven de una familia de muchas campanillas. Él [30] sabe quién es ella, pero ella no sabe quién es él y el padre no sabe nada de nada. Por obra mía va a pedirla hoy en matrimonio el viejo ese que vive ahí al lado, pero eso lo hago sólo con el fin de que se case más fácilmente con ella el joven que la violó. Y es que el viejo que la va a pedir en matrimonio es tío del joven que la violó de noche, en la [35] vigilia de Ceres. Pero ya está nuestro viejo gritando ahí dentro como de costumbre. Está echando a la vieja fuera, para que no se entere de nada. Seguro que es que quiere darle una vuelta al tesoro, no sea que se lo hayan robado.