Una reverencia para Anastasia Luettecke, una perfeccionista que me aportó todo el latín de Octavia. Y gracias a Murv Sellars por actuar de intermediaría. Como siempre, tengo una gran deuda y quiero mostrar todo mi agradecimiento hacia Toni L. P. Kelner y Dana Cameron por sus valiosos comentarios y por su precioso tiempo. Mi única e incomparable acolita, Debi Murray, me ayudó con sus conocimientos enciclopédicos del universo de Sookie. El grupo de entusiastas lectores conocido con el nombre de «Charlaine's Charlatans» me dio moral y apoyo (moral), y espero que este libro les sirva a modo de recompensa.