25. El amor opuesto a lo falso

A. La ley del amor contra el odio

He dejado de lado la espada, de modo que a quienes me combaten no tengo nada que ofrecerles, excepto la copa del amor. Al ofrecerles esa copa espero atraerlos junto a mí.

Young India, 2-4-’31, p. 54

Es bastante fácil ser servicial con los amigos. Pero favorecer a quien se considera nuestro enemigo es la quintaesencia de la religión.

Harijan, 11-5-’47, p. 146

No es verdadera la no-violencia si amamos meramente a quienes nos aman. Es realmente no-violencia cuando amamos a quienes nos odian.

(De una carta personal, fechada el 31-2’34)

En su forma positiva, ahimsa es el amor más grande, la más amplia caridad. Si tengo al ahimsa por gavia, mi obligación es amar a mis enemigos. Mi deber es aplicarle al extraño o al enemigo que hace una maldad la misma regla que le aplicaría a la maldad que hace mi padre o mi hijo.

Discursos y escritos del Mahatma Gandhi, G. A. Natesan, Madras 1933, p. 346

La exhortación que os hago es que purifiquéis vuestros corazones y que tengáis caridad. Haced que vuestros corazones sean tan amplios como el océano… No juzguéis para no ser juzgados. Existe un Juez supremo que os podría ahorcar pero que os deja con vida. Hay muchos enemigos dentro de vosotros y a vuestro alrededor, pero Él nos protege y vigila con mirada bondadosa.

Young India, 1-1-’25, p. 8

Se dice «después de todo los medios son medios». Yo diría «los medios lo son todo». Tal como es el medio así es el fin. No hay un muro divisorio entre el medio y el fin. Es cierto que el Creador nos ha dado control (por lo demás muy limitado) sobre los medios, pero carecemos de control sobre el fin. La realización de la meta está en relación exacta con los medios. Y esta propuesta no admite ninguna excepción.

Young India, 17-7-’24, p. 236

Por lo tanto, me he preocupado principalmente de los medios y de su uso progresivo. Sé que si cuidamos de ellos queda asegurado el logro de la meta. Pienso también que nuestro avance hacia la meta ha de estar en relación exacta con la pureza de los medios que empleemos.

Puede parecer qué este método es largo, quizá demasiado largo, pero estoy convencido que es el más corto.

The Amrit Bazar Patrika, 17-9-’33

No hay que temer que el método de la no-violencia sea un proceso lento y prolongado. Es el más rápido del mundo porque es el más seguro.

Young India, 30-4-’25, p. 153

(La resistencia con amor) es una fuerza que pueden usarla los individuos tanto como las comunidades. Se puede utilizar tanto, en los asuntos políticos como en los domésticos: su aplicación universal es la demostración de su permanencia e invencibilidad. Pueden usarla tanto los hombres como las mujeres y los niños. Es completamente falso asegurar que es una fuerza apta para que la utilicen sólo los débiles puesto que son incapaces de oponer la violencia a la violencia… Esta fuerza representa frente a la violencia —y, por consiguiente, frente a toda tiranía, a, toda injusticia— lo que la luz es respecto de las tinieblas.

Young India, 3-11-’27, p. 369

Al aplicar el método de la no-violencia hay que estar convencido de la posibilidad de que cualquier persona, por degradada que esté, es susceptible de enmienda mediante un tratamiento práctico y humano.

Harijan, 22-2-’42, p. 49

Va contra mis convicciones castigar, incluso a un asesino, un ladrón o un estafador.

Young India, 2-4-’31, p. 55

Si se dice que una persona es no-violenta, se espera que no se enoje con quien la ha injuriado: no ha de desearle ningún daño; ha de querer su bien; no ha de insultarla ni le causará ningún mal físico. Debe soportar las injurias a que lo somete el perverso. De este modo, la no-violencia es la inocencia completa. La no-violencia completa es la completa ausencia de mala voluntad contra cualquier cosa viva. Por lo tanto, abarca también la vida subhumana, sin excluir los insectos y las bestias nocivas, que no han sido creadas para alimentar nuestras propensiones destructivas. Si conociéramos los pensamientos del Creador, sabríamos el lugar que aquéllas ocupan en Su creación. Por consiguiente, la no-violencia en su forma activa es buena voluntad hacia todo lo vivo. Es puro amor. Lo he leído en las escrituras hindúes, en la Biblia y el Corán.

La no-violencia es un estado perfecto. Es una meta hacia la que se dirige la humanidad de manera natural pero inconsciente. El hombre no se vuelve divino por personificar la inocencia: solo entonces se convierte realmente en hombre. En nuestro estado presente somos en parte hombres y en parte bestias; en nuestra ignorancia, que llega incluso a la soberbia, afirmamos que cumplimos acabadamente el fin de nuestra especie cuando devolvemos golpe por golpe y desarrollamos la ira que ese propósito requiere. Pretendemos que la represalia es la ley de nuestro ser, siendo que en ninguna escritura encontramos que la venganza es obligatoria sino que solo es permisible. Lo obligatorio es la restricción. La represalia es una lenidad que requiere una regulación elaborada. La sujeción es la ley de nuestro ser, dado que la perfección más elevada es inalcanzable sin el más grande freno. El sufrimiento es, entonces, lo distintivo del grupo humano. La meta se aleja siempre de nosotros. Cuanto más se avanza, más reconocemos nuestra indignidad. La satisfacción reside en el esfuerzo, no en el logro. El esfuerzo acabado es la victoria completa.

Young India, 9-3-’22, p. 141

Si paseamos la mirada por la historia —desde que comenzó a documentarse hasta nuestros días— veremos que los hombres tienden progresivamente al ahimsa. Nuestros antepasados remotos eran caníbales. Luego llegó un tiempo en que se hartaron del canibalismo y comenzaron a vivir de la caza. Posteriormente, sobrevino el estadio en que el hombre se avergonzó de llevar una vida de cazador errante.

Más tarde se dedicó a la agricultura, dependiendo principalmente de la madre tierra para su subsistencia. Así, de nómade pasó a asentarse en una vida civilizada y estable; fundó pueblos y ciudades y de miembro de una familia se transformó en miembro de una comunidad y una nación. Todos éstos son signos de aumento del ahimsa y de disminución del himsa. Si las cosas hubieran ocurrido de otro modo, hoy en día la especie humana estaría extinguida, del mismo modo que desaparecieron muchas especies inferiores.

Los profetas y los avatares también enseñaron de alguna manera la lección del ahimsa. Ninguno ha declarado que enseñaba el himsa.

¿Cómo podría haber sido de otro modo? El himsa no necesita que se lo enseñe. El hombre, en tanto animal, es violento pero en tanto Espíritu es, no-violento. En el momento de despertar al Espíritu que lleva dentro, cesa de ser violento. El hombre evoluciona hacia el ahimsa o se precipita hacia su ruina. Tal es la razón de que los profetas y los avatares hayan enseñado la lección de la verdad, la armonía, la hermandad, la justicia, etc., todos atributos del ahimsa.

Sin embargo, pareciera que la violencia persiste, al extremo que gente pensante como nuestro corresponsal la considera la última arma.

Pero, como lo he demostrado, la historia y la experiencia están contra esa convicción.

Si creemos realmente que la humanidad progresa firmemente hacia el ahimsa, se deduce que aún tiene que progresar mucho más. Nada en este mundo es estático: todo es cinético. Si no hay progreso, entonces inevitablemente se produce el retroceso. Nadie puede escapar del ciclo eterno, a menos que sea Dios mismo.

Harijan, 11-8-’40, p. 245

He descubierto que la vida perdura aún en medio de la destrucción; en consecuencia, debe haber una ley más elevada que la ley de la destrucción. Solamente bajo esa ley resulta inteligible una sociedad bien ordenada y la vida digna de ser vivida. Por lo tanto, si ésa es la ley de la vida, por ella tenemos que trabajar en lo cotidiano. Allí donde haya peleas, allí donde nos enfrentemos con un contrincante, hemos de conquistarlos mediante el amor. De esta simple manera he actuado a lo largo de mi vida. Eso no quiere decir que se hayan resuelto todas mis dificultades, sino solo que he descubierto que esta ley del amor respondía como nunca lo ha hecho la ley de la destrucción… Cuanto más me ocupo de esa ley, más siento el deleite de la vida, el deleite del plan de este universo. Esto me da paz y también un sentido de los misterios de la naturaleza que me es imposible describir.

Young India, 1-10-’31, pp. 288-87

Sé lo difícil que es seguir esta gran ley de la vida. ¿Pero acaso las cosas grandes y buenas no son difíciles de hacer? La más difícil es sentir amor por el que odia. Sin embargo, con la gracia de Dios, aun esto tan difícil se vuelve fácil de realizar si queremos hacerlo.

(De una carta personal, fechada el 31-12-’34)

En esta edad de maravillas nadie puede decir que una cosa o una idea no tiene valor porque es nueva. Afirmar algo semejante es imposible por la dificultad que entraña y porque además no está en consonancia con el espíritu de la época. Cosas en las que no se soñaba se ven cotidianamente: lo imposible es cada vez más posible. Estos días vamos de asombro en asombro ante los pasmosos descubrimientos que se realizan en el campo de la violencia. No obstante afirmo que en el campo de la no–violencia habrán de hacerse descubrimientos en los que tanto menos se pensó y que en la actualidad parecen imposibles.

Harijan, 25-9-’40, p. 260

Soy un optimista incorregible. Mi optimismo se basa en que creo en las infinitas posibilidades del individuo para desarrollar la no–violencia. Cuanto más se la desarrolle en el propio ser, más contagiosa se volverá llegando incluso a cubrir el entorno. Pronto, si se la deja, sobrevolará el mundo entero.

Harijan, 25-8-’40, p. 260

B. La acción directa

La no pasividad

Nunca se ha hecho nada en la tierra sin la acción directa. Rechazo la denominación de «resistencia pasiva» debido a que es insuficiente y porque puede interpretársela como un arma de los débiles.

Young India, 12-5-’20, p. 3

Mi meta es la amistad con el mundo entero pero puedo combinar el amor más grande con la mayor oposición a lo falso.

Young India, 10-3-’20, p. 5

La no-violencia no es «la renuncia a toda lucha real contra la maldad». Por el contrario, la no-violencia que concibo es una lucha más real y activa contra la maldad que la represalia, que por naturaleza incrementa el mal. Lo que pretendo es una oposición mental, y por la tanto moral, a las inmoralidades. Lo que procuro con todo afán es mellar el filo de la espada del tirano, no levantando contra ella un arma más afilada, sino defraudando su expectativa de que voy a ofrecerle resistencia física. La resistencia del alma que voy a ofrecerle ha de esquivar la espada del tirano. Al principio eso lo ofuscará pero en definitiva lo ha de constreñir al reconocimiento, reconocimiento que no lo humillará sino que ha de elevarlo.

Young India, 8-10-’25, p. 348

La condición dinámica de la no-violencia implica sufrimiento consciente: No significa la dócil sumisión a la voluntad del perverso sino el sublevarse del alma entera contra la voluntad del tirano. Si un individuo sirve a esta ley de nuestro ser, le será posible enfrentarse solo con el poder total de un imperio injusto para salvar su honor, su religión, su alma, y echar los cimientos que llevarán a ese imperio a su caída o regeneración.

No hay lugar para la cobardía, mi credo de la no-violencia es una fuerza extremadamente activa. En él no hay lugar para la cobardía ni tampoco para la debilidad. Hay esperanzas de que el hombre violento sea algún día no-violento, pero no hay ninguna esperanza para el cobarde. Por ello, más de una vez he dicho en estas páginas que si no sabemos cómo defender a nuestra propia persona, a nuestras mujeres y nuestros lugares de trabajo por la fuerza del sufrimiento, esto es, la no–violencia, debemos estar dispuestos a defenderlos, si somos hombres, mediante la lucha.

Young India, 18-8-’27, p. 196

La no-violencia y la cobardía marchan mal juntas. En cambio, sí puedo imaginarme a un hombre completamente armado que en el fondo sea un cobarde. El poseer armas implica un elemento de temor, si no de cobardía. Pero la verdadera no-violencia es imposible si no se posee una intrepidez inalterable.

Harijan, 15-7-’39, p. 201

La fuerza no proviene de la capacidad física; proviene de una voluntad indomable.

Young India, 11-8-’20, p. 3

Un pequeño cuerpo de espíritus decidido animados por una fe inextinguible en su misión puede alterar el curso de la historia.

Harijan, 19-11-’38, p. 343

El devoto de la no-violencia tiene que cultivar en el más alto grado la capacidad de sacrificio para poder liberarse del miedo. No debe intimarse ante la idea de perder su tierra, su riqueza, su vida. Quien no haya superado el miedo no puede practicar el ahimsa a la perfección. El devoto del ahimsa alimenta solo un miedo: el temor a Dios.

Harijan, 1-9-’40, p. 268

Donde existe el miedo no hay religión.

Young India, 2-9-’28, p. 308

Nada en este mundo es nuestro: incluso nosotros Le pertenecemos a Dios. ¿Por qué, entonces, hemos de abrigar ningún miedo?

Young India, 11-9-’20, p. 2

Temamos a Dios y dejaremos de temer a los hombres.

Discursos y escritos del Mahatma Gandhi, G. A. Natesan, Madras, p. 330

La espiritualidad no es conocer las escrituras y trabarse en discusiones filosóficas, es cultivar el corazón, es tener una fuerza inconmensurable. La intrepidez es el primer requisito de la espiritualidad. Los cobardes no son nunca morales.

Young India, 13-10-’21, p. 323

El satyagrahi le dice adiós al miedo. Por lo tanto, no teme confiar en el oponente. Aun cuando el oponente haya demostrado veinte veces su falsedad, el satyagrahi estará pronto a confiar en él por vigésima primera vez, porque una confianza ciega en la naturaleza humana es la esencia misma de su credo.

Satyagraha in South Africa, 1950, p. 246

Hagamos que nuestro primer acto matinal sea repetir este propósito para el resto del día: «No temeré a nadie en la tierra, solo he de temer a Dios. No alimentaré mala voluntad para con nadie; no me someteré a las injusticias de persona alguna. Dominaré lo falso con la verdad y para oponerme a lo falso aguantaré cualquier sufrimiento».

Satyagraha Leaflet, 4-5-’19, P. 14

Atreverse a estar solo

Algo en mí que nunca me engaña me dice ahora: «Tienes que resistir contra el mundo entero aunque tengas que quedarte solo. Has de mirar al mundo a la cara aunque el mundo te mire con ojos inyectados en sangre. No temas. Confía en ese algo que mora en tu corazón y dice: Abandona amigos, esposa, todo, pero da testimonio de aquello por lo que has vivido y por lo que has de morir».

The Bombay Chronicle, 9-8-’42

La fuerza del número place a los tímidos. El valiente de espíritu se jacta de luchar solo.

Young India, 17-8-’26, p. 217

Los hombres más grandes del mundo siempre han estado solos. Tenemos el caso de los grandes profetas, Zoroastro, Buda, Jesús, Mahoma: estuvieron solos como muchos otros que podría nombrar. Pero sentían una fe viva en sí mismos y en su Dios y al creer, como creían, que Dios estaba a su lado nunca se sentían en soledad.

Young India, 10-10-’29, p. 330

La confianza en Dios

La no-violencia tiene éxito solo cuando tenemos una fe viva en Dios.

Harijan, 28-1-’39, p. 443

En una lucha justa, Dios mismo planea campañas y conduce batallas. Una darmayuddha se puede emprender sólo en nombre de Dios.

No obstante, Dios acudirá en rescate del satyagrahi recién cuando éste se vea completamente desvalido y esté en apariencia acabado en medio de la oscuridad que lo rodea.

Satyagraha in South Africa, 1950, p. 5

He aprendido esta lección: lo que es imposible para el hombre es juego de niños para Dios. No me caben dudas que todas las cosas son posibles si tenemos fe en la Divinidad que rige el destino de hasta lo más humilde de Su creación. Con esa esperanza última, paso el tiempo y me esfuerzo por obedecer Su voluntad.

Young India, 19-11-’31, p. 361

Conozco el sendero. Es estrecho y oscuro. Es como el filo de una espada. Me regocijo de caminar por él. Me lamento cuando erro su senda. La palabra de Dios dice: «El que lucha nunca perece». Tengo fe ciega en esa promesa. Por ello, aunque a causa de mi debilidad he fallado cientos de veces, no pierdo la fe.

Young India, 17-6-’26, p. 215

(El satyagrahi) sabe que la ayuda llega cuando casi no hay esperanzas. Tal es el camino de esa Deidad cruel que insiste en poner a prueba a Sus devotos en un horno ardiente y se deleita en hacerles bajar la cerviz hasta morder el polvo.

Young India, 4-8-’25, p. 189

El amor nunca reclama sufrimiento

El amor nunca reclama, siempre da. El amor siempre sufre; nunca se venga.

Young India, 9-7-’17, p. 240

He llegado a la conclusión fundamental de que sí uno quiere que se realice algo realmente importante hay que conmover al corazón y no satisfacer meramente a la razón. El estímulo de la razón se relaciona más con la cabeza, pero el penetrar el corazón proviene del sufrimiento. Éste abre la comprensión interior del hombre.

Young India, 5-11-’31, p. 341

Se ha ido desarrollando en mí la convicción de que las cosas de importancia fundamental para la gente no se consiguen únicamente mediante la razón sino que hay que adquirirlas con el sufrimiento. El sufrimiento es la ley de los seres humanos, la guerra es la ley de la selva. Pero el sufrimiento es infinitamente más poderoso que la ley de la selva para convertir al oponente y abrirle los oídos —de otra manera cerrados— a la voz de la razón.

Young India, 5-11- 31, p. 341

La religión del ahimsa consiste en brindarles a los demás el máximo de comodidad con el máximo de incomodidad para nosotros, aún a riesgo de nuestra vida.

Young India, 2-12-’28, p. 422

El corazón más duro y la ignorancia más densa desaparecen sin ira y sin malicia ante el sol naciente del sufrimiento.

Young India, 19-2-’25, p. 81

El objetivo es convertir al oponente

A menudo se olvida que la intención del satyagrahi no es nunca la de poner en aprietos al malvado. Jamás apela a su miedo, por el contrario, su exhortación siempre está dirigida al corazón —y así debe ser—. La meta del satyagrahi es convertir, no coercionar a quien obra mal.

Harijan, 18-3-’39, p. 53

El satyagrahi trata de convertir a su oponente por la pura fuerza del carácter y el sufrimiento. Cuanto más puro sea y más sufra, tanto más rápido evolucionará.

Young India, 18-9-’24, p. 306

El objetivo del servidor no-violento ha de ser siempre el convertir a los otros. Sin embargo, no puede esperar infinitamente. Al llegar al limite debe arriesgarse y concebir planes de un satyagraha activo, lo cual puede implicar la desobediencia civil y cosas por el estilo.

Young India, 8-2-’30, p. 44

El satyagraha[9]

Dado que el satyagraha es uno de los métodos más poderosos de acción directa, el satyagrahi debe agotar los demás medios antes de recurrir al satyagraha. Por ello, constante y continuamente ha de hacer propuestas a la autoridad constituida: asimismo, interesará a la opinión pública suministrándole las informaciones necesarias y también expondrá su caso calma y fríamente ante quien quiera escucharlo. Recién después de haber agotado estas vías recurrirá al satyagraha. Una vez que haya oído dentro de sí el imperioso llamado de la Voz Interior y se haya lanzado al satyagraha, no habrá retroceso posible porque sus naves estarán quemadas.

Young India, 20-10-’37, p. 353

La alegría reside en la lucha y el esfuerzo y en el sufrimiento que entrañan, no en la victoria misma.

Harijan, 23-12-’39, p. 386

No es porque aprecio poco la existencia que apruebo con alegría a los miles de personas que pierden voluntariamente la vida en el satyagraha, sino porque sé que, a la larga, redunda en una pérdida menor de vida. Otra cosa muy importante es que este sacrificio ennoblece a quienes pierden la vida, a la par que enriquece moralmente al mundo.

Young India, 8-10-’25, p. 385

Mis ayunos

Debo decir que fue en 1913 que comencé con mis experiencias de ayuno en gran escala coma instrumento de reforma. Anteriormente había hecho ayunos bastante a menudo pero no de la manera que los realicé en 1913. Mi opinión última al respecto es que el resultado general de mis numerosos ayunos fue sin duda provechoso. Los ayunos invariablemente agudizaron la conciencia de la gente predeterminada sobre la que se empeñaba a influir. No estoy enterado de que esos ayunos hayan dado lugar a que se sufriera ninguna injusticia. De todas maneras, nunca se tuvo la idea de ser coercitivo con nadie mediante ese método. En realidad, creo que la palabra coerción es una mala manera de llamar a la influencia ejercida por los ayunos efectuados con sentido crítico. La coerción supone una fuerza dañina usada contra una persona de quien se espera que haga algo que desea el que detenta la fuerza. En los ayunos en cuestión, la fuerza fue usada contra mi mismo. Por cierto que la fuerza del autosufrimiento no puede ponerse en la misma categoría que la fuerza del sufrimiento causado a otro sobre quien se aspira a influir. Si ayuno para despertar la conciencia de un amigo equivocado, cuyo error es indiscutible, no estoy coercionándolo en el sentido común del término.

El hecho es que los ayunos espirituales siempre influyen sobre aquellos a los que alcanza su zona de influencia. Tal es la razón de que se describa como tapas al ayuno espiritual. Y todo tapas ejerce invariablemente una influencia purificadora sobre aquellos en pro de los cuales se aborda.

Por supuesto que no es posible negar que los ayunos pueden ser realmente coercitivos. De esa clase son los ayunos emprendidos para lograr un objetivo egoísta. El ayuno realizada para sacarle dinero a una persona —o para lograr un fin personal similar— conducirá al ejercicio de la coerción o influencia indebida. Sin vacilar propugnaría que se resistiera a esa influencia indebida. Yo mismo me he resistido con éxito a los ayunos con los que se me amenazaba o que efectivamente se realizaron contra mí. A quien arguyera que la línea divisoria entre un fin egoísta y otro que no lo es, es a menudo muy delgada, le respondería que la persona que considera que el propósito de un ayuno es egoísta o que tiene una base espuria, debiera decididamente rehusarse a consentir en sus demandas, aun cuando la negativa produjera la muerte de la persona que ayuna. Si la gente cultivara el hábito de hacer caso omiso de los ayunos que, en su opinión tienen fines egoístas, se les quitaría a los ayunos la mácula de coerción e influencia indebida que ostentan. Al igual que todas las instituciones humanas, el ayuno puede ser usado tanto legítima como ilegítimamente. En consecuencia, dado que es un arma importante en el arsenal del satyagraha, no conviene dejársela de lado por el abuso probable que de ella se haga. Se ha concebido al satyagraha como un substituto efectivo de la violencia. Este método está en sus albores y, por lo tanto, todavía no ha sido perfeccionado. Sin embargo, como autor del satyagraha moderno, no puedo desahuciar ninguno de sus múltiples métodos sin perder mi derecho a usarlo en el espíritu de un humilde buscador de la verdad.

Harijan, 9-9-’33, p. 5

La no-cooperación

Mi no-cooperación, aunque parte de mi credo, es un preludio a la cooperación. Mi no-cooperación está relacionada con los métodos y los sistemas, nunca con los hombres.

Young India, 12-9-’29, p. 300

Tras mi no-cooperación yace siempre el agudísimo deseo de cooperar, al menor pretexto, hasta con el peor de los oponentes.

Young India, 4-8-’25, p. 193

Mi no-cooperación hunde sus raíces en el amor, no en el odio. Mi religión personal me prohíbe perentoriamente odiar a nadie. Aprendí esta doctrina simple y grande cuando tenía doce años, en un libro escolar, y esa convicción persistió hasta ahora. Ha crecido en mí diariamente, convirtiéndose en una pasión ardiente.

Young India, 8-6-’25, p. 272

La desobediencia civil contra el estado corrupto

La desobediencia civil es el derecho inherente a los ciudadanos. El individuo no puede renunciar a ese derecho, a menos que cese de ser hombre. La desobediencia civil nunca es seguida de la anarquía; lo que sí puede conducir a ésta es la desobediencia criminal. Todos los estados reprimen por la fuerza la desobediencia criminal, dado que perecerían de no hacerlo. Pero reprimir la desobediencia civil es intentar aprisionar la conciencia.

Young India, 5-1-’22, p. 5

Un resistente civil completo ignora simplemente la autoridad del Estado. De hecho, queda fuera de la ley al desconocer las leyes inmorales del Estado. En consecuencia, puede, por ejemplo, dejar de pagar los impuestos, puede negarse a reconocer la autoridad del Estado en sus interrelaciones cotidianas, etc. Puede rehusarse a obedecer la ley de límites y pretender entrar en los cuarteles militares para hablarle a los soldados, puede rehusarse a someterse a las restricciones respecto de la manera de hacer las huelgas o puede hacerlas dentro del área prescripta. Al hacer cualquiera de estas cosas nunca usará la fuerza y nunca se resistirá a la fuerza que se use contra él.

Young India, 10-11-’21, p. 362

Sostengo firmemente que la desobediencia civil es el tipo más puro de agitación constitucional. Por supuesto que se torna despreciable y degradante si su carácter civil y no-violento es una mera apariencia.

Young India, 15-12-’21, p. 419

La desobediencia que ha de llamarse civil debe ser sincera, respetuosa, moderada y nunca desafiante: tiene que basarse en un principio que se haya comprendido bien, no tiene que ser caprichosa y, sobre todo, no debe respaldarse en la mala voluntad o el odio.

Young India, 24-3-’20, p. 4

Requiere un número mínimo de soldados. En realidad, un sólo resistente civil perfecto es suficiente para ganar la batalla del Derecho contra lo Falso.

Young India, 10-11-’21, p. 362

C. En lugar de la guerra

No usar la espada para defenderse

No soy un visionario: pretendo ser un idealista práctico. La religión de la no-violencia no está destinada meramente a los rishis y los santos, también se adecua a la gente común. La no-violencia es la ley de nuestra especie, como la violencia es la ley de las bestias. En el bruto, el espíritu yace dormido, de modo que aquél no conoce otra ley que la del poder físico. La dignidad del hombre requiere la obediencia a una ley más elevada: a la fuerza del espíritu.

Por ello, me aventuré a proponerle a la India la antigua ley del autosacrificio. Porque el satyagraha y sus derivados, la no-cooperación y la resistencia civil no son otra cosa que nombres nuevos para la ley del sufrimiento. Los rishis que descubrieron la ley de la no-violencia en medio de la violencia fueron genios más grandes que Newton y guerreros más grandes que Wellington. Sabiendo el valor de las armas, se dieron cuenta de su inutilidad y le enseñaron a un mundo cansado que su salvación se ocultaba en la no-violencia, no en la violencia.

En consecuencia, no abogo porque la India practique la no–violencia porque es un país débil. Quiero que practique la no-violencia teniendo conciencia de que es fuerte poderoso. No se requiere que domine las armas para que se dé cuenta de su fuerza. Pareciera que necesitamos eso porque parece que pensamos que somos un montón de carne. Quiero que la India reconozca que tiene un alma que no puede perecer y que es capaz de elevarse triunfalmente por sobre toda debilidad física, desafiando la unión física del mundo entero. ¿Cuál es el significado de Rama, un mero ser humano, que con su corte de monos se debatió contra la insolente fuerza de Ravana el de las diez cabezas, al que circundaba la supuesta seguridad de las airadas aguas del Lanka? ¿No significa acaso el sometimiento del poder físico por la fuerza espiritual? Si la India adopta la doctrina de la espada, puede obtener una victoria momentánea. Pero entonces cesará de ser el orgullo de mi corazón. Estoy aferrado a la India porque le debo todo. Creo sin ninguna duda que tiene una misión en el mundo, que no es la de imitar a Europa ciegamente. El momento en que la India acepte la espada será mi hora de prueba. Espero no fallar. Mi religión no tiene límites geográficos. Si alimento una fe viva, ésta tiene que trascender incluso mi amor por la India. Mi vida está dedicada a servir a la India mediante la religión de la no-violencia, que creo constituye la raíz del hinduismo.

Young India, 11-8-’20, pp. 3, 4

La participación en la guerra

Dado que mi resistencia a la guerra es confesa, nunca me he dedicado a entrenarme en el uso de las armas destructivas, a pesar de haber tenido muchas oportunidades. Quizá fue por eso que me escapé a la destrucción directa de la vida humana. Sin embargo, puesto que vivo bajo un sistema de gobierno basado en la fuerza y que participo voluntariamente de las muchas facilidades y privilegios que eso me reporta, estoy obligado a ayudar al gobierno con el máximo de mis capacidades si aquél se halla en guerra —a menos que no coopere con el gobierno y que renuncie en todo lo posible a los privilegios que me ofrece.

Voy a dar un ejemplo. Soy miembro de una institución que posee unos pocos acres de tierra. La producción que se obtiene de esa tierra corre inminente peligro a causa de los monos. Creo que toda vida es sagrada y, por ende, considero que cualquier daño que se le haga a los monos es una violación del ahimsa. No obstante, no vacilaría en provocar y dirigir un ataque a los monos para salvar la cosecha. Quisiera evitar ese mal. Puedo evitarlo dejando o disolviendo la institución. No actuaré así porque no creo que sea posible encontrar una sociedad donde no exista la agricultura y, por lo tanto, no haya que destruir alguna forma de vida. Con temor y temblor, con humildad y contrición, participaré entonces en el daño que se les inflija, a los monos, esperando encontrar una salida en algún momento.

Por esas mismas razones, participé en tres actos de guerra. No podía cortar la conexión con la sociedad a la que pertenezco porque hubiera sido una locura. En esas tres ocasiones no se me ocurrió no cooperar con el gobierno británico. Hoy en día mi posición respecto del gobierno es totalmente distinta, por lo cual no deseo participar voluntariamente en sus guerras: no me importaría correr el riesgo de prisión e incluso de muerte si se me obligara a empuñar las armas o a tomar parte en sus operaciones militares.

Sin embargo, eso no soluciona el rompecabezas. En el caso de que hubiera un gobierno nacional, yo no tomaría una parte directa en la guerra, pero se me ocurre que podrían presentarse ocasiones en que tendría la obligación de votar por el entrenamiento militar de aquellos que quisieran tomar las armas, pues bien sé que no todos los miembros de la sociedad creen en la no-violencia al extremo que me sucede a mí. Está claro que no es posible que una persona o una sociedad sean transformadas en no-violentas por compulsión.

La no-violencia obra de una manera muy misteriosa. A menudo las acciones de los hombres desafían el análisis en términos de no-violencia; también con frecuencia las acciones de una persona pueden adoptar una apariencia violenta, aun cuando el individuo esté regido por la más absoluta no-violencia, en el sentido más elevado del término y, subsiguientemente, se sepa que lo es. Por lo tanto, todo lo que puedo decir en favor de mi conducta es, que en el caso citado, tuvo por fin los intereses de la no-violencia: no me movieron sórdidos intereses nacionales ni de otro orden.

Young India, 13-9-’28, p. 308

El desarme

Al comenzar el desarme general en Europa —como algún día tendrá que ocurrir, a menos que Europa quiera suicidarse— algunas naciones tendrán que atreverse a deponer las armas antes que otras con peligro de correr grandes riesgos. Si afortunadamente eso ocurre, el nivel de no-violencia de la nación que se decida a hacerlo primero se habrá elevado naturalmente tan alto como para imponer un respeto universal. Sus juicios tendrán que ser certeros, sus decisiones firmes; su capacidad para el heroico autosacrificio ha de ser grande como su deseo de vivir para las demás naciones igual que para si misma.

Young India, 8-10-’25, p. 345

Tal como sucede con la producción de opio, es necesario restringir la fabricación mundial de armas. Es probable que las armas sean más responsables que el opio de la miseria que hay en el mundo.

Young India, 19-11-’25, p. 397

No habría ocasión para el armamentismo si en el mundo no se alimentara la codicia.

Harijan, 12-11-’38, p. 328161

La paz mundial

Se podría lograr una paz permanente si los conductores reconocidos de la humanidad, que controlan las maquinarias de destrucción, renunciaran por completo a utilizarlas, sabiendo plenamente lo que eso implica. Estoy convencido que la raíz del mal reside en la carencia de una fe viva en un Dios viviente. Es una tragedia humana de primer orden el que los pueblos de la tierra que afirman creer en el mensaje de Jesucristo —a quien pintan como el príncipe de la paz— demuestren muy poco esa creencia en la práctica real. Es penoso ver que sacerdotes cristianos sinceros limitan el alcance del mensaje de Jesús a individuos selectos.

En la infancia me enseñaron una verdad que después comprobé por experiencia: las virtudes primarias de la humanidad son susceptibles de ser cultivadas hasta por el más humilde componente de la especie humana. Es precisamente esta indubitable posibilidad universal lo que distingue a los humanos del resto de la creación de Dios. Si aunque más no fuera una nación realizara incondicionalmente el supremo acto de la renuncia, muchos de nosotros veríamos en vida que una paz manifiesta se establece sobre la tierra.

Harijan, 18-8-’38, p. 153

Reitero mi convicción de que no habrá paz para los aliados ni para el mundo a menos que dejen de lado su certidumbre sobre la eficacia de la guerra y su terrible correlato de impostura y fraude y se decidan a trabajar por una paz real basada en la libertad y la igualdad de todas las razas y naciones.

The Bombay Chronicle, 18-4-’45