22. La voz interior

Mi pretensión de oír la Voz de Dios no es nueva. Desafortunadamente no hay ningún medio —que yo sepa— de probar dicha pretensión, excepto a través de los resultados.

Harijan, 6-5-’33, p.4

Lo que ante todo me dejó perplejo fue la cuestión de la-Voz de Dios. ¿Qué era? ¿Qué oía? ¿Era la de una persona que podía ver? Si no lo era, ¿cómo me llegaba esa Voz? Estas preguntas son muy pertinentes.

La Voz de Dios, de la Conciencia, de la Verdad, la Voz Interior —o la «suave y pequeña Voz»— son para mí una sola y la misma cosa. No veo ninguna forma ni tampoco he tratado de verla pues siempre he creído que Dios no tiene forma. Sin embargo, sí he oído como una Voz distante y, a la vez, muy cercana. Era tan inequívoca como una voz humana, irresistible, que indudablemente se dirigiera a mí.

En el momento en que oí la Voz por primera vez yo no estaba soñando sino que antes de oírla se produjo en mi interior una tremenda lucha. De repente, la Voz cayó sobre mí, yo escuché, me cercioré de que era la Voz y la lucha cesó. Quedé en calina. Tomé una determinación acorde y fijé el día y la hora del ayuno. Sentí alegría. Esto ocurrió entre las 11 y las 12 de la noche. Me sentí renovado y comencé a escribir los apuntes que el lector quizá haya visto.

¿Acaso puedo ofrecer mayor evidencia de que realmente oí la Voz y no un eco de mi propia imaginación ardiente? No poseo otra prueba para convencer al escéptico. Este queda en libertad de decir que todo no fue más que un autoengaño o una alucinación. Bien podría haberlo sido. No puedo ofrecer una prueba en sentido contrario. Sin embargo, he de decir lo siguiente: ni siquiera el veredicto unánime del mundo entero en mi contra podría apartarme de creer que eso que he oído es la verdadera Voz de Dios.

No obstante, algunos piensan que Dios mismo es una creación de nuestra imaginación. Si esa opinión es cierta, entonces nada es real, todo es producto de nuestra imaginación. Suponiendo que así fuese, mientras mi imaginación me domine yo sólo podré obrar bajo su hechizo. Las cosas más reales lo son sólo relativamente; sin embargo, la Voz fue para mí algo más real que mi propia existencia. Nunca me ha fallado y tampoco lo ha hecho con ningún otro.

Todo aquel que lo desee puede oír la Voz. Está dentro de cada uno, aunque —como todo— requiere una preparación previa y definida.

Harijan, 8-7-’33, p. 4

Voy a dejar de ser útil el día que se silencie en mí «la suave y pequeña Voz Interior».

Young India, 3-12-’25, p 422

Que yo sepa, nadie ha cuestionado la posibilidad de que la Voz Interior le hable a alguien; incluso, es de provecho para el mundo que la persona que habla bajo la autoridad de la Voz Interior, fundamente realmente esa pretensión. Mucha gente puede jactarse de eso, pero no todos pueden fundamentar su aserto. No obstante, no puede ni debe ser suprimida envistas a evitar que haya falsos demandantes. No existe el menor peligro en que mucha gente represente con sinceridad la Voz Interior. Pero, desgraciadamente, no hay remedio contra la hipocresía. La virtud no debe ser suprimida porque muchos simulen poseerla. En todo el mundo siempre ha habido hombres que pretenden hablar en nombre de la Verdad Interior. Sin embargo, por ahora, sus efímeras actividades no han hecho daño al mundo. Es preciso atravesar un largo y muy severo entrenamiento antes de estar capacitado para escuchar esa Voz. Si verdaderamente es la Voz Interior la que habla, no puede confundirse. No se puede engañar al mundo con buenos resultados durante largo tiempo. Por lo tanto, no hay peligro de que sobrevenga la anarquía porque no se suprima a un hombre como yo, que se atreve a defender la autoridad de la Voz Interior cuando cree haberla oído.

Harijan, 18-3-’33, p. 8

El hombre es un ser falible, que nunca puede estar seguro del camino que sigue. Quizá lo que considera una respuesta a sus plegarias sea únicamente un eco de su orgullo. Tener una conducta infalible supone gozar de un corazón perfectamente inocente, incapaz de hacer mal. En mi caso, no cabe sostener esa pretensión. La mía es un alma imperfecta que erra, lucha y se esfuerza.

Young India, 25-9-’24, p.313

Dado que he realizado un esfuerzo incesante para alcanzar la autopurificación, he logrado desarrollar cierta capacidad para oír en forma clara y correcta la «suave y pequeña Voz Interior».

The Epic Fast, por Pyarelal, 1933, p. 34

Creo firmemente que Dios se revela diariamente a todos los seres humanos, pero que nosotros cerramos nuestros oídos a la «dulce y pequeña Voz».

Young India, 25-5-’21, p. 162