8. Todas las religiones condenan a Dios

Mi instinto hinduista me dice que todas las religiones son más o menos verdaderas. Todas proceden del mismo Dios pero todas son imperfectas porque han descendido hasta nosotros a través de la imperfecta mediación humana.

Young India, 29-5-’24, p. 180

Las religiones son caminos diferentes que convergen al mismo punto. ¿Qué importa que tomemos vías diversas en tanto lleguemos a la misma meta? En realidad, hay tantas religiones como individuos.

Hind Swaraj o Indian Home Rule, 1939, pp. 38 & 35

En teoría, puesto que hay un Dios sólo puede haber una religión. No obstante, en la práctica no he conocido dos personas que tuvieran una concepción idéntica de Dios. Por ello, quizá siempre haya diversas religiones para responder a los diferentes temperamentos y condiciones climáticas.

Harijan, 2-2-’34, p. 8

No comparto la idea de que hay o habrá una sola religión en la tierra. Por ello, lucho por encontrar un factor común y también para inducir a la tolerancia mutua.

Young India, 31-7-’24, p. 254

No me gusta la palabra tolerancia pero no puedo pensar una mejor. La tolerancia podría implicar la pretensión gratuita de que las otras creencias son inferiores a la propia, al paso que el ahimsa nos enseña a tener por la fe religiosa de los demás el mismo respeto que le acordamos a la nuestra, admitiendo así la imperfección de esta última. El buscador de la Verdad, que sigue la ley del Amor, admitirá eso prontamente. Si logramos la visión total de la Verdad, ya no seremos meros buscadores de la Verdad sino que nos uniremos a Dios porque la Verdad es Dios. Pero como aún solo somos gente que ansía la Verdad debemos proseguir nuestra búsqueda, conscientes de nuestra imperfección. No hemos aprehendido la religión en su máxima perfección así como no hemos aprehendido a Dios. La religión que concebimos, al ser imperfecta, estará siempre sujeta a un proceso de evolución y reinterpretación. El progreso hacia la Verdad, hacia Dios, se hace posible sólo a través de esa evolución. Y si todas las creencias que los hombres delinean son imperfectas, no cabe el problema de los méritos comparativos. Todas las creencias constituyen una revelación de la Verdad, pero todas son imperfectas y están sujetas a error. La reverencia que nos merecen las religiones no debe cegarnos a sus defectos. Asimismo, debemos ser agudamente sensibles a los errores de nuestra fe, no para dejarlos tal como están sino para tratar de superarlos. Observando las religiones con ojo imparcial no sólo no debemos vacilar en incorporar a nuestra fe los rasgos aceptables de las otras creencias sino, por el contrario, pensar que ése es nuestro deber.

Tal como un árbol tiene un sólo tronco y muchas ramas y hojas, existe una sola religión perfecta y verdadera que se multiplica en una diversidad al pasar a través de la mediación humana. Esa Religión única está más allá de las palabras. Hombres imperfectos la pusieron en el lenguaje que manejaban y sus palabras son interpretadas por otros hombres igualmente imperfectos. ¿Cuál de las interpretaciones habremos de sostener que es la correcta? Cada uno está en lo cierto desde su punto de vista pero no es imposible que todos estén equivocados. Tal es la razón de que sea necesaria la tolerancia, que no significa indiferencia por la propia religión sino un amor más puro e inteligente por ella. La tolerancia nos brinda la percepción espiritual que está tan lejos del fanatismo coma el polo norte lo está del sur. El conocimiento verdadero de la religión quiebra las barreras que se alzan entre las creencias.

From Yeravda Mandir, 1945, pp. 38-40

Me he dado cuenta que siempre estoy en lo cierto desde mi punto de vista y que a menudo estoy equivocado desde el punto de vista de mis críticos honestos. Sé que unos y otro estamos en lo cierto desde nuestros respectivos puntos de vista. Saber esto me salva de atribuirle razones a mis críticos u oponentes. Los siete ciegos que dieron siete descripciones diferentes del elefante, estaban en lo cierto desde sus puntos de vista respectivos, equivocados desde el punto de vista de los otros y en lo cierto y equivocados desde el punto de vista del hombre que sabía que era un elefante. Me gusta mucho esta doctrina de las múltiples normas de la realidad. Esta doctrina fue la que me enseñó a juzgar al musulmán desde su propio punto de vista y al cristiano desde el suyo. Antes, la ignorancia de mis oponentes me ofendía. En la actualidad, puedo amarlos porque estoy dotado con la mirada que me permite verme como veo a los demás y viceversa. Quisiera estrechar al mundo, entero en el abrazo de mi amor.

Young India, 21-1-’26, p. 30