Queridos lectores:
Escribir En la isla ha sido uno de los logros más gratificantes de mi vida. No ha sido fácil, y en más de una ocasión me he preguntado si alcanzaría la meta que me había propuesto. Esta novela se escribió en su mayor parte entre las 5.30 y las 7 de la mañana, cuando me veía obligada a apagar el portátil y emprender una nueva jornada de trabajo. Pero escribirla me hacía tan feliz que durante los ocho meses de redacción no tuve que apagar el despertador una sola vez. Me siento como pez en el agua cuando las palabras fluyen y mis dedos las atrapan al vuelo sobre las teclas.
No obstante, la escritura de mi primera novela resultó una experiencia agridulce. El mero hecho de haberla concluido fue todo un hito para mí, pero no conseguí llevar la historia de Anna y T.J. a los lectores por los cauces convencionales. Desencantada pero no vencida, aposté por la autoedición, y hoy doy gracias por vivir en una era en que los escritores poseen otros modos de poner en circulación su obra. De no ser por esos cauces alternativos, tal vez esta novela siguiera languideciendo en el disco duro de mi ordenador.
En la isla es un verdadero exponente del fenómeno boca a boca, y nunca estaré bastante agradecida a los lectores de todo el mundo por haberla hecho suya. Ninguna campaña de promoción comercial puede medirse con el poder de un gran número de personas que conectan con una historia y la recomiendan. El resultado de mi empeño en publicar este libro es un sueño hecho realidad: la productora Metro Goldwyin Mayer ha comprado los derechos de adaptación para convertirla en una película y Plume, uno de los sellos de la editorial Penguin, hizo posible que estuviera disponible en todas las librerías.
Quiero dar las gracias a los lectores que me han escrito para decirme que En la isla los hizo reír y llorar. Vuestros maravillosos comentarios también me han hecho reír y llorar, y nada de todo esto hubiese sido posible sin vuestro apoyo entusiasta. Tenéis mi gratitud eterna.
Me encanta saber de vosotros, y podéis encontrarme en Twitter @tgarvisgraves y en Facebook.
Con cariño,
Tracey