Sin las aportaciones, la ayuda y el apoyo de las siguientes personas, En la isla no habría pasado de ser un archivo más de los que ocupan espacio en mi disco duro. No tengo palabras para expresar lo afortunada que me considero por tener en mi vida a personas tan maravillosas y entusiastas.
Tengo una enorme deuda de gratitud con la escritora Meira Pentermann. Meira creyó en mí mucho antes de que lo hiciera yo, y sus valiosos consejos contribuyeron a hacer de En la isla la novela que es hoy. No existe mejor crítica, lectora de borradores y compañera de fatigas cibernéticas.
Mi hermana gemela, Trish, que siempre será la primera persona a la que enseño cuanto escribo.
Mi marido, David, porque sus palabras de ánimo significan para mí mucho más de lo que pueda imaginar.
Mis hijos, Matthew y Lauren. Gracias por tener paciencia cuando mamá pasaba tanto tiempo delante del ordenador. Os quiero.
Elisa Abner-Taschwer, por ser la mejor publicista accidental que podría desear cualquier escritor y por haberme animado de principio a fin.
Me gustaría dar las gracias en especial a quienes leyeron los sucesivos borradores de la novela y a quienes la recibieron en su versión final. Me hicisteis sonreír con vuestras amables palabras, y me infundisteis más confianza de la que podáis imaginar: Penne Heede Pojar, Beth Knipper, Elisa Abner-Taschwer, Lisa Green, Brooke Achenbach, Julie Gieseman, Trish Garvis, Trish Kallemeier, Noelle Zmolek, Stacy Alvarez, Stefani Blubaugh, Mindy Farrington, Taylor Kalander, David Green, Tami Cavanaugh, Amy Gulbranson, Stefanie Martin, Shellie Mollenhauer, Christy Cornwell, Missy Pomerantz y Jill LaBarre.
También tuve la inmensa suerte de contar con el gran talento de las personas que siguen, sin las que no habría podido convertir esta novela en el libro que yo esperaba que fuera. Nada me gustaría más que volver a trabajar con ellas: Alison Dasho (editora) y Anne Victory, de Victory Editing (corrección).