XXXVIII

¡El Creador del universo y de las estrellas se superó, realmente, cuando creó el dolor! Labios parecidos a los rubíes, cabelleras perfumadas, ¿cuántos sois en la tierra?

XXXIX

Viejo mundo que el caballo blanco y negro del Día y de la Noche atraviesa al galope, eres el triste palacio donde cien Djemchids han soñado en la gloria, donde cien Bahrams han soñado en el amor, y se han despertado llorando.

XL

El viento del sur ha marchitado la rosa cuyas alabanzas cantaba el ruiseñor. ¿Debemos llorar por ella o por nosotros? Cuando la Muerte haya marchitado nuestras mejillas, otras rosas se abrirán.

XLI

Olvida que ayer debían recompensarte y no lo hicieron. Sé dichoso. No eches de menos nada. No esperes nada. Lo que deba ocurrirte está en el Libro que hojea, al azar, el viento de la Eternidad.