La Rueda gira, indiferente a los cálculos de los sabios. Renuncia a esforzarte vanamente en enumerar los astros. Más vale que medites sobre esta certidumbre: debes morir, no soñarás más, y los gusanos de la tumba o los perros vagabundos devorarán tu cadáver.
Sueño sobre la tierra. Sueño bajo la tierra. Sobre la tierra y debajo de la tierra, cuerpos tendidos. La nada por todas, partes. Desierto de la nada. Llegan hombres. Otros se van.
No puedo distinguir el Cielo. ¡Tengo demasiadas lágrimas en los ojos! Las hogueras del Infierno no son más que una chispa ínfima, en comparación con las llamas que me devoran. El Paraíso, para mí, es un instante de paz.