XXVII

Admitamos que hayas resuelto el enigma de la creación. ¿Cuál es tu destino? Admitamos que hayas podido despojar de todos sus vestidos a la Verdad. ¿Cuál es tu destino? Admitamos que hayas vivido cien años, dichoso, y que vivas otros cien más. ¿Cuál es tu destino?

XXVIII

Embébete bien de esto: un día tu alma caerá de tu cuerpo, y serás empujado tras el velo que flota entre el universo y lo incognoscible. Entretanto, ¡sé dichoso! No sabes de dónde vienes. No sabes a dónde vas.

XXIX

Los sabios y los filósofos más ilustres han caminado entre las tinieblas de la ignorancia. Sin embargo, eran los luminares de su época. ¿Qué hicieron? Pronunciaron algunas frases confusas y luego se durmieron.

XXX

Nadie puede comprender lo que es misterioso. Nadie es capaz de ver lo que se oculta bajo las apariencias. Todas nuestras moradas son provisionales, salvo la última: ¡La tierra! ¡Bebe vino! ¡Basta de discursos superfluos!