Ayer vi a un alfarero sentado delante de su torno. Modelaba las asas y los flancos de sus jarros. Amasaba cráneos de sultanes y manos de mendigo.
El bien y el mal se disputan la victoria en la tierra. El Cielo no es responsable de la dicha o la desdicha que nos trae el Destino. No des las gracias al Cielo ni lo acuses… Es tan indiferente a tus alegrías como a tus pesares.
Las raíces de este narciso que tiembla a la orilla del arroyo, brotan tal vez de los labios descompuestos de una mujer. ¡Que tus pasos rocen aladamente el césped! Reflexión que ha germinado en las cenizas de bellos rostros que tuvieron el esplendor de los tulipanes rojos.