XCVII

¡Si supieras cuan poco me interesan los cuatro elementos de la naturaleza y las cinco facultades del hombre! ¿Dices que algunos filósofos griegos podían proponer cien enigmas a sus oyentes? Mi indiferencia al respecto es total. ¡Trae vino, toca el laúd, y que sus modulaciones me recuerden las de la brisa, que pasa como nosotros!

XCVIII

Cuando la sombra de la Muerte se alargará hacia mí, cuando la gavilla de mis días estará atada, os llamaré, y vosotros me llevaréis, ¡oh amigos míos! Cuando me haya convertido en polvo, formaréis, con mis cenizas, un jarro y lo llenaréis de vino. Tal vez, entonces, me veáis resucitar.

XCIX

Me pregunto qué poseo realmente. Me pregunto qué subsistirá de mí después de mi muerte. Nuestra vida es breve como un incendio. Llamas que el viandante olvida, cenizas que el viento dispersa: un hombre ha vivido.