XCIV

Yo no he pedido vivir. Me esfuerzo en acoger sin asombro y sin cólera todo lo que la vida me trae. Y me iré sin haber interrogado a nadie acerca de mi extraña estancia en esta tierra.

XCV

No dejes de coger todos los frutos de la vida. Corre hacia todos los festines y elige las copas más grandes. No creas que Alá tenga en cuenta nuestros vicios o nuestras virtudes. Guárdate de despreciar lo que puede hacerte feliz.

XCVI

Noche. Silencio. Inmovilidad de una rama y de mi mente. Una rosa, imagen de tu esplendor efímero, acaba de soltar uno de sus pétalos. ¿Dónde estas en este momento, tú que me has ofrecido la copa y a la que llamo todavía? Sin duda, ninguna rosa se deshoja junto a aquel cuya sed apagas, allá abajo, y te ves privada del placer amargo con que yo sé embriagarte.