LXXV

¡Oh gladiador de los corazones! ¡Toma un jarro y una copa! Vamos a sentarnos a la orilla del arroyo. Esbelto adolescente de pálido rostro, yo te contemplo, y pienso en el jarro y la copa que serás algún día.

LXXVI

Se habla del Creador… ¿Es posible que sólo formara los seres para destruirlos? ¿Porque son feos? ¿Quién es responsable de ello? ¿Porque son bellos? No lo comprendo…

LXXVII

Todos los hombres quisieran caminar por la senda del Conocimiento. Unos buscan esta senda, otros afirman que ya la han encontrado. Pero, un día, una voz gritará: «¡No hay senda ni sendero!».

LXXVIII

¡Dedica a las llamas de la aurora el vino de tu copa parecida al tulipán primaveral! ¡Dedica a la sonrisa de un adolescente el vino de tu copa parecida a su boca! Bebe, y olvida que el puño del Dolor no tardará en derribarte.