CXI

¡Señor, oh Señor, contéstanos! Tú nos has dado ojos y has permitido que la belleza de tus criaturas nos deslumbre. Tú nos has otorgado la facultad de ser dichosos, ¿y quisieras que renunciáramos a gozar de los bienes de este mundo? ¡Pero si es tan imposible como invertir una copa sin derramar el vino que contiene!

CXII

Bebo vino como la raíz del sauce bebe la onda clara del torrente. Sólo Alá es Alá. ¿Dices que sólo Alá lo sabe todo? Cuando me creó, sabía que yo bebería vino. Si dejara de beber, la ciencia de Alá quedaría en falta.

CXIII

Ábrete, hermano mío, a todos los perfumes, a todos los colores, a todas las músicas. Acaricia a todas las mujeres. Piensa una vez más que la vida es breve y que pronto volverás a la tierra, seas el agua de Zemzen o de Selsebil.