NOTA PRELIMINAR

Éste es el segundo combate de Jesuitas, Iglesia y marxismo (la teología de la liberación desenmascarada), un libro sobre la crisis profunda de la Iglesia posconciliar y especialmente la Compañía de Jesús sobre todo en España y en América, escrito en clave estratégica y sin ocultar ni disimular la verdad con un solo tapujo.

La historia continúa porque continúa el combate. Éste es un libro que puede leerse independientemente del primero, en obsequio al lector que trate de iniciarse en el gravísimo problema por este segundo libro; pero que, para los lectores que han convertido la primera parte, gracias a Dios, en un best seller atlántico, arranca del mismo día y el mismo momento en que terminaba el primer relato.

Y trata, además de aportar una nueva masa —enorme— de documentos, testimonios y datos, de profundizar en los orígenes, el desarrollo y el misterio de la más grave cuestión que divide a la Iglesia católica en el siglo XX, muy especialmente a la Iglesia de España y a la de América.

Del primer capítulo saltarán, entre nuevos hechos, los motivos para este segundo combate. «El autor, y el libro —prometíamos en la primavera de 1986, al cerrar Jesuitas, Iglesia y marxismo— seguirán en la brecha». Ésta es, otra vez, la brecha.

Este libro profundiza mucho más que el anterior, Jesuitas, Iglesia y marxismo, sobre problemas teológicos, y trata, sin que por ello pretenda perder amenidad, actualidad y garra, sobre temas doctrinales que anidan en el corazón del cristianismo. El autor es un escritor libre, y por eso no ha sometido su manuscrito a ninguna autoridad civil, política o eclesiástica, por lo que asume plenamente toda su responsabilidad ante el lector.

Pero el autor es también un escritor católico y declara desde ahora que para todos sus escritos, y en particular para todo el contenido de este libro, se somete de forma expresa e incondicional al Magisterio de la Iglesia católica.

Cree el autor que cuanto aquí se escribe está de acuerdo con la doctrina y la tradición de la Iglesia, y que el Magisterio no encontrará objeciones en ello. El autor no quiere ya escudarse en ignorancias teológicas: lleva las noches de casi cuatro años estudiando humildemente, pero seriamente, teología desviada y sana; y de algo se va enterando. Pero si desde las instancias competentes se le hiciera alguna observación concreta, el autor declara que la considerará para próximas ediciones y obras. Sobre el primer libro, Jesuitas, Iglesia y marxismo, no ha recibido observación alguna negativa de carácter doctrinal, sino por el contrario varios estímulos positivos, a veces desde las alturas de la Iglesia, que sin embargo no quiere esgrimir en su favor, para asumir personalmente toda la responsabilidad; pero tampoco puede rechazar, naturalmente, el estímulo, al que corresponde con este segundo libro.

Harto, y a veces casi desesperado por la cobardía de algunos católicos, la inhibición, sobre todo en España, de algunos pastores, la estupidez de tantos tontos útiles, la rutina de tantos intelectuales dedicados a dejarse llevar por las corrientes facilonas y la verborrea autocomplaciente y sustanciosa; amén de la complicidad abierta de bastantes clérigos, el autor utiliza muchas veces el sarcasmo y el desenmascaramiento personal en términos sumamente duros. No pretende con ello directamente herir a las personas, pero este libro se inscribe en un contexto de guerra ideológica, donde el frente adversario tampoco suele emplear con el autor paños calientes, diálogos amables, ni férvidas expresiones de caridad. A veces algunos personajes de la política y la Iglesia han tratado al autor con guante blanco en una mano, y una daga florentina oculta en la otra. El autor procura entonces imitar al famoso cura agredido en el puente de Bilbao: primero puso la otra mejilla y al recibir la segunda bofetada tiró al agresor al río. Dicho sea con todo respeto a las ideas de todos; y con toda decisión de defender las que creemos seguras y esenciales. Muy especialmente trato, con este libro, de defender, en familia, la fe y la esperanza de mis propios hijos.

Este libro no se ha escrito solamente en el cómodo estudio de un historiador. Muchas veces sus materiales, sus documentos y sus testimonios han nacido sobre el terreno, en las tierras lejanas donde se está planteando la disyuntiva estratégica de nuestro tiempo. El autor ha recorrido las interminables barriadas extremas que oprimen, por el histórico camino de Teotihuacán, a la ciudad de México; ha conversado en sus diócesis con los obispos de Colombia, y ha tratado de comprender los problemas de Brasil desde los arrabales de Río y Sao Paulo, por ejemplo. Se ha reunido algunas veces —en España y América— con teólogos de la liberación y algunas otras con testigos relevantes del antimarxismo iberoamericano. Lleva ya años en este combate, y conoce a muchos protagonistas, destacados o anónimos, no solamente por sus referencias sino por sus caras y sus palabras.

A lo largo de su vida ha tenido también ocasión de conocer profundamente a ciertos personajes que después han ocupado situaciones de importancia en la vida política, en la dirección de la Iglesia y en la articulación del liberacionismo dentro de la Compañía de Jesús y otras instituciones.

Tal vez esta serie de encuentros personales a lo largo de toda una vida impulse al autor a entreverar —sobre todo en legítima defensa— algunas experiencias personales en su relato, que de esta forma quedará, además, fijado con mayor viveza. A veces la fuerza del periodismo informativo, al borde de la Historia, parece exigirlo así.

En fin, como ya, con decenas de miles de ejemplares de Jesuitas, Iglesia y marxismo y de este segundo libro en la calle, las conspiraciones de silencio no sirven para nada, el autor espera, a la puerta de su tienda, una contraofensiva de descrédito y maledicencia, que será contrarrestada adecuadamente. Sólo quiere anticipar que este libro, como el primero, se escribe desde una perspectiva democrática, que el autor tiene bien probada desde su elección popular como senador y diputado de la democracia española en 1977 y 1979. Lo que está proponiendo en estos libros es una denuncia y un combate cristiano y democrático (¡jamás demócrata-cristiano, por Dios!) contra el liberacionismo, que es una forma de totalitarismo.