El hecho de que un perro levante la pata para orinar es un comportamiento que le viene asignado como herencia genética de sus ancestros y como modo de marcaje territorial.
A través de la orina, los cánidos marcaban su terreno de dominio, por lo que, para tapar olores de otros animales situados en matorrales más altos, aprendieron a hacerlo levantado una de sus extremidades y dirigiendo el chorro de la orina hacia allí.
Aunque estemos acostumbrados a ver tan sólo a los perros realizando este acto, es un reflejo común a todos los cánidos: lobos, coyotes, zorros…