Irremediablemente, todas las personas tenemos que envejecer… Nacemos, crecemos, vamos adquiriendo experiencia y conocimientos y, a la misma vez, cumplimos años, mientras nuestro cuerpo va sufriendo una serie de modificaciones morfológicas y fisiológicas que nos lleva hasta el periodo de la vejez.
Afortunadamente, la esperanza de vida en los países más desarrollados, los últimos siglos ha aumentado casi tres décadas, pudiéndonos encontrar una tasa de mortalidad a principios del XIX que rondaba los 45-50 años de edad.
Todo esto forma parte del proceso natural de la vida, pero hay un colectivo de personas que llevan todo este proceso bastante mal y padecen una extraña fobia que les hace tener un miedo irracional a envejecer, estos son conocidos como gerascofóbicos.
Los afectados de gerascofobia suelen encontrarse entre las personas que ven pasar los años sin haber cumplido los objetivos que se habían marcado. Aquellos que no han alcanzado la meta marcada, que no han podido desarrollar su vocación. Normalmente, suele ir asociado con conductas narcisistas, lo que provoca un continuo intento de detener el envejecimiento a base de operaciones de estética, tintes en el cabello, ropas juveniles y actitudes en desacorde con su edad y estatus.
La gerascofobia suele ir acompañada de procesos de ansiedad, miedo y continuos pensamientos negativos que llevan al individuo a sentir auténtico pavor cuando piensan en la vejez.
A menudo los gerascofóbicos padecen otras fobias y manías asociadas a su patología, entre ellas la gerontofobia, que es el miedo a las personas ancianas y, en múltiples ocasiones, viene acompañado por un sentimiento de desprecio y rechazo hacia la Tercera Edad.