11. La curiosa historia de las polillas grises

En la Inglaterra preindustrial del siglo XIX había dos tipos diferentes de polillas moteadas: las de color gris claro y las de color gris oscuro. Las primeras predominaban en cantidad sobre las oscuras, pero, en cuestión de unos pocos años, estas últimas se impusieron en número.

A mediados del siglo XX este hecho llamó la atención de H. B. D. Kettlewell, un genetista británico que se puso a estudiar sobre el caso. Sus investigaciones lo llevaron a intentar averiguar la razón del cambio estadístico que se había producido entre la comunidad de polillas. Descubrió que en las poblaciones en las que la industrialización había desplazado otro tipo de actividades, la polilla moteada de color más claro había desaparecido casi por completo.

Sus estudios determinaron que esa evolución económica había influido de manera directa, ya que la polución, debida a las chimeneas y al carbón de las fabricas, había hecho que todo aquel paisaje se hubiese teñido de color gris y lo cual impedía camuflarse adecuadamente a las polillas claras, convirtiéndose en fácil presa de los predadores. Sin embargo, las polillas grises se habían podido mimetizar y camuflar en ese nuevo hábitat, habían encontrado un aliado para su subsistencia que les permitía reproducirse sin problemas.