Hoy en día es típico que las estrellas cinematográficas estampen sus huellas en la acera de las calles de Hollywood. Incluso, actualmente, ya lo hacen hasta algunas figuras del deporte.
Esta costumbre se inició en 1927 de una manera casual, ya que fue debido a un accidente de la actriz de cine mudo Norma Talmadge, quien, tras tropezarse, cayó sobre el cemento fresco que había frente al Teatro Chino Grauman, de la ciudad de Los Ángeles.
Algún avispado productor vio la rentabilidad a ese tropiezo y lo convirtió en todo un símbolo de la ciudad.